Nómina del desamor con un final de estrella
Este poema, sin que tuviera estructura de poema, me lo contó el padre Ernesto Cardenal. Días después le di forma de poema y se lo mostré. Sonrió pero me prohibió publicarlo porque muchas damas aun vivían y no quería molestarlas. Ahora, muerto Cardenal y muertas muchas de sus novias, me permito desobedecer sus órdenes.
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