Las “reformas” muestran a una tiranía acorralada [cómo acabar con ella].
Hay demandas más urgentes por las cuáles luchar, para derrotar a Ortega, que unas reformas electorales que Ortega, sin volverlas a ver, va a destinar al cesto de la basura. Si el sandinismo hubiese sabido en 1989 que perdería las elecciones, no habría accedido a rifar el poder en unas elecciones. Ahora Ortega sabe de sobra que las perdería, y recurre a un Estado policíaco y al fraude. La lucha ahora es otra, más compleja.
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