Un consejo sano y desinteresado (sobre las tesis autoconvocadas)
Fidel Ernesto
«Cada día que creemos que sacando las voces críticas de espacios; que tachamos de ‘infiltrados’, de ‘divisionistas’, de ‘rojos’, ‘verdes’ o ‘amarillos’; cada día que señalamos de izquierda o de derecha; cada día que no aprendamos de las tesis de abril es un día que utiliza la dictadura para consolidarse, para vencer al único que ha logrado arrodillar a la dictadura cívicamente: el pueblo autoconvocado».
En primer lugar, quisiera rendir homenaje al periodismo nicaragüense, a esas mujeres y hombres con nombres, con familias, con responsabilidades, con penurias, que se ha dejado tantas veces la piel para informarnos, aun a pesar del exilio, de la violencia y la persecución que hay contra ellos.
En segundo lugar, quisiera hacer una reflexión sobre lo ocurrido en Catedral de Managua. Y es la siguiente:
Tarde o temprano todos terminaremos sufriendo el hecho de haber abandonado las tesis autoconvocadas de abril. Incluso los partidos políticos y organizaciones que piensan que la autoconvocatoria es sinónimo de división o de falta de organización. Incluso ellos, los partidos y organizaciones que creen que desplazando a personas y organizaciones críticas con la jerarquía y la disciplina de sus espacios hacen lo mejor para salir de la dictadura.
La tesis autoconvocadas son tesis estratégicas de lucha contra la dictadura. Son tesis de una lucha no violenta, que tienen innumerables factores a su favor por encima de los esquemas de partido con los que se quiere enfrentar a la dictadura. Tienen un poder de convocatoria mayor, porque nadie convoca, nadie dirige, nadie dicta, todos se convocan de la forma que pueden, quieren y en la que mejor creen hacerlo, desde el pequeño y gran espacio, a la vez que cada quien lo ocupa en Nicaragua y en el resto del mundo.
Las tesis autoconvocadas tienen el efecto sorpresa, cualquier persona es útil y fuerte allá donde se encuentre, allá en el exterior, en el campo, en las universidades e incluso dentro de la estructura misma de la dictadura.
Tienen el efecto moralizador, porque nadie se siente ni representado ni como ganado de ovejas debajo de las órdenes de un grupo de personas, de las cuales puede decirse mucho de su pasado, sus actos y sus conductas. Cada quien es responsable de sus actos y nadie se desmoraliza por tener de representante a una persona que como todas puede fallar, personas que más bien pueden ser ejemplo de antidemocracia, de populismo y de dictadura en vez de ser ejemplo de futuro. Cada quien es su futuro y su responsable en las tesis autoconvocadas.
Las tesis autoconvocadas no dividen la lucha en las siglas de un partido, en colores, en los apellidos de las familias de siempre, en la izquierda y la derecha que ambas por igual son responsables de llevarnos a la situación en que estamos; no dividen la lucha en si sos del «grupo de Medardo» o del «grupo de doña Chica», en si sos de la gente de la UNAB o la de la Alianza, en si la del PLC o la del MRS. Las tesis autoconvocadas superan esas dicotomías y divisiones pueriles de la politiquería y el caudillismo histórico presentes en todos los espacios, no solo en la dictadura.
¿Por qué digo esto? Porque aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, estamos a tiempo de darle a cada quien el espacio, la voz, la cuota de responsabilidad, el apoyo y el acompañamiento que todos los que luchan por la democratización y el cambio de sistema se merecen.
Cada día que creemos que sacando las voces críticas de espacios; que tachamos de «infiltrados», de «divisionistas», de «rojos», «verdes» o «amarillos»; cada día que señalamos de izquierda o de derecha; cada día que no aprendamos de las tesis de abril es un día que utiliza la dictadura para consolidarse, para vencer al único que ha logrado arrodillar a la dictadura cívicamente: el pueblo autoconvocado.
Por eso, en la medida en que seamos pueblo autoconvocado y no seamos la agenda de una élite de políticos y empresarios; en la medida en que todos tengan el derecho a ser oposición por encima de siglas, por encima de grupos o clubes de partidos u organizaciones; en esa medida la lucha de abril se mantendrá viva; de lo contrario solo tendremos más apatía, indiferencia, desmovilización y más dictadura.