Urge una estrategia de triunfo frente a la dictadura Ortega-Murillo

Horacio Ruíz
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“Las negociaciones de la Alianza Cívica con los asesinos no van a ningún lado y solo sirven al juego de los Ortega-Murillo”

Nicaragua necesita con urgencia que se organice un partido de oposición a la dictadura, preferiblemente una coalición pluralista, que establezca estructuras departamentales y municipales y que, sobre todo, permanezca sin involucrarse en cualquier tipo de diálogo con el orteguismo.

No importa que no se le reconozca oficialmente, debe organizarse con trabajo y paciencia y contra viento y marea. Puede comenzar como un movimiento cívico con estructuras de partido listas a proyectarse en el momento indicado.

Las negociaciones de la Alianza Cívica con los asesinos no van a ningún lado y solo sirven al juego de los Ortega-Murillo. No hay que oponerse a ellas, pero tampoco son dignas de mucha confianza.

Una reciente encuesta Cid-Gallup nos ofreció dos parámetros contradictorios. Un 62% de la población está a favor del adelanto de las elecciones pero un abrumador 72% no se identifica con un partido político. Solo un 18% se declaró como seguidor del FSLN.

La ecuación es simple. Nicaragua clama por un partido político mayoritario que cristalice la democratización del país. No se puede perder ni un minuto en organizarlo. 

La liberación de los reos políticos fue un gran triunfo pero, de vuelta a la realidad, los Ortega-Murillo están saliéndose con la suya porque, transcurrido más de un año y, aunque despreciados por la gran mayoría el pueblo y fuertemente sancionados a nivel mundial, siguen en el poder.

Su meta es llegar al 2021, sin reforma electoral, para repetir la historia, amañar las elecciones y acaparar todos los poderes del Estado. El orteguismo CUENTA con la división y la insipiencia de sus adversarios políticos.

Por eso, mientras la Alianza negocia como tal, debe formarse un partido con gente joven, probada, capaz de enfrentar y superar los intentos de división. Dirigentes actualmente en la Alianza pueden integrar la nueva organización que, por principio, no NEGOCIA sino que se FORTALECE. Su agenda no debe ser electoral sino que organizativa y cívica, a nivel de barrios, utilizando los medios de comunicación, las redes sociales y multiplicando los contactos dentro y fuera del país. 

A partir de ahora, los verdaderos opositores a la dictadura deben distinguirse por lo siguiente: no fomentan divisiones. Hay que cerrar filas. Avanzar con fuerza y prudencia, descartando a aquellos que se descarrilen o que pretendan avanzar agendas personales.

En otras palabras, no hay que poner todos los huevos en la canasta de la Alianza Cívica. Hay que prepararse políticamente y tratar de crear una maquinaria política que conduzca a Nicaragua hacia el futuro, de la mano de líderes nuevos, jóvenes y fuertes.

Si no, no habrá un nuevo país y Nicaragua seguirá bajo el yugo de los asesinos, los ladrones, los miserables y los oportunistas. Todo el sistema político anterior debe ir a la basura.