Usted está aquí para aprender cosas [¿Cuál es propósito del debate?]
Armando Añel
El autor es escritor.
Hay un seña de identidad tal vez inconsciente en el cubano —podría decir en el humano en general, lo que pasa que en esto el cubano resulta particularmente estridente y obsesivo—: su afán de discutir por discutir incansablemente, esto es, no porque intente llegar a una conclusión o despejar una incógnita sino porque lo empuja el irresistible instinto de primar, de imponerse, de ganar a toda costa el debate (incluso en algunos casos patológicos el discutidor se impone a su “rival” —según sus estrechos códigos, claro— y aun así sigue discutiendo), cuando en realidad ganar o perder una discusión solo es cuestión de perspectiva.
Nunca se pierde “perdiendo” un debate, como nunca se gana “ganando” (diciendo la última palabra). Solo se gana aprendiendo. La única ganancia que acumulamos en esta vida se llama Aprendizaje.
Ni siquiera el placer, sea de la naturaleza que sea, resulta acumulativo. Usted está aquí para aprender cosas.
En ese sentido, usted es una máquina de aprendizaje. Todo aquello que se repite interminablemente, que redunda y se atraviesa, no está aquí para obstaculizarlo a usted —usted y solo usted es su obstáculo cuando obstaculiza—, sino como elemento de combustión para la máquina de aprendizaje, que debe ajustar sus recreaciones progresivamente (las de la máquina) si pretende saber algo.
Repetir las mismas reacciones ante los mismos estímulos no constituye más que un automatismo estéril de la máquina de aprendizaje, cuyo principal objetivo en esta «vida» en realidad no pasa por reaccionar automáticamente, como suele suceder, sino por acumular conocimiento, o información, a través de la recreación en la experiencia.
El poder de la recreación, ese sí que es experiencia.