¿Y la voz profética del Papa, del Cardenal, de la Conferencia Episcopal? ¿No les parece urgente la situación?
<<Yo estaba allí, en la diócesis de Matagalpa, como parte del equipo de vicarios de Catedral, y fue muy desagradable ver a algún representante de nuestra amada Iglesia banqueteando con aquellos que oprimen y hunden a los hijos de Dios>>
“Fray Miguel”. Así me llama este ejemplar obispo nicaragüense, pastor de la diócesis de Matagalpa, al que ahora quieren manosear con la cárcel untándolo con el lodo con que manchan cualquier cosa que tocan las fieras del mal que están gobernando en estos momentos a Nicaragua.
Sé que no hay pastores perfectos, esto, avalado con el conocimiento que tengo de mí mismo. Sin embargo, este hombre, Monseñor Rolando Álvarez, es un digno representante del grupo de apóstoles del Señor.
En mi historia como miembro de la Iglesia, en el encuentro con algunos prelados he quedado con una sensación de frustración, de malestar y hasta de rabia por la manera «diplomática» con que he sido tratado, algo más parecido a lo falso que a la verdad. Sin embargo, con este ejemplar obispo logré reeditar la experiencia del pastor según el corazón de Dios; un servidor del pueblo de Dios, un ser espiritual, un hombre atento a las necesidades de su grey, un líder positivo, un pastor todo terreno, una persona inteligente, dinámica, con mucha libertad de pensamiento y con la vivencia de emociones sanas.
Gracias a Dios, eso es parte de lo que le ha sostenido en todo este tiempo de persecución, de desgaste emocional, de lucha contra el mal.
¿Será que alguien dará la cara en su país, en su diócesis, en la Iglesia, en el continente, por él? ¿Bastará sólo con encomendarlo en la oración? ¿Tendrá que pasar por el itinerario diplomático, mientras le cercenan la libertad? ¿Y la voz profética del Papá, del cardenal, de la conferencia episcopal? ¿No les parece urgente la situación?
También me cuestiono, porque es posible que mi ignorancia o mi impulsividad no me dejen ver el trato adecuado que nuestras autoridades le están dando a la situación, sólo que en los momentos más duros del pueblo de Nicaragua en estos últimos años, desde el 2018, yo estaba allí, en la diócesis de Matagalpa, como parte del equipo de vicarios de catedral y fue muy desagradable ver a algún representante de nuestra amada Iglesia banqueteando con aquellos que oprimen y hunden a los hijos de Dios en la miseria, en la desesperación y hasta en la muerte. He dicho.
Es un momento tan obscuro para nuestra Iglesia nicaraguense, no solo jerárquica, sino también como pueblo de Dios y debemos tener un solo corazón y una sola alma. La cizaña crece junto con la buena hierba y unidos recogeremos los buenos frutos con la ayuda de Dios. ♥