10 pasos para construir la democracia
[cómo evitar que el fracaso de la actual oposición nos condene a más dictadura]
Augusto Centeno Garmendia
Estudiante de la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, expulsado por razones política de la UNAN-Managua. Miembro de la Coordinadora Universitaria y Propuesta Ciudadana.
Según datos de la consultora costarricense CID-GALLUP en un informe publicado en el mes de junio del presente año, casi el 70% de los nicaragüenses no tienen una preferencia partidaria. La oposición nicaragüense aparece aplazada, incapaz de siquiera obtener la mitad del 25% que tiene el FSLN como opción política partidaria. Ante la falta de liderazgo de la oposición y la falta de claridad para encontrar una solución a la crisis sociopolítica que atraviesa el país -una salida que convenza a los nicaragüenses sobre la ruta correcta para vencer a Ortega- me decidí a redactar una propuesta que podría ser considerada como la génesis necesaria a cualquier a cualquier proceso de resistencia política e intelectual nicaragüense contra la dictadura. El presente decálogo, con pequeñas acciones generales para organizarnos entre jóvenes y adultos, expone una metodología que podrá permitir restaurar la confianza y el tejido social, un fundamental proceso para alcanzar la cohesión que tanto se necesita para liberar y reconstruir al país.
1. Organícense con su grupo de amigos más cercanos o de confianza y debatan sobre el contexto político, económico, social y cultural del país.
2. Construyan su propia visión de la realidad desde sus experiencias y perspectivas para comprender el panorama político. ¿Quién o quiénes son los responsables de la crisis? ¿Cómo y por qué se desató esta crisis? ¿Influye la cultura en nuestro accionar político? ¿Las elecciones pueden resolver la crisis?, etc.
3. Desarrollen su sentido de análisis elaborando diversos escenarios de esas posibles salidas o soluciones a la crisis.
4. Formen grupos disciplinarios según sus carreras o profesiones para construir propuestas y planes que resuelvan los problemas estructurales del país.
5. Construyan su propia identidad política común estudiando las diversas tendencias ideológicas que consideren compatibles con su cosmovisión política y la idea que se hacen de la Nueva Nicaragua.
6. Conviértanse en su propio líder de opinión. No esperen que los políticos resuelvan sus problemas. Ejerzan sus derechos políticos y conviértanse en actores capaz de influir en el futuro de Nicaragua.
7. Pregúntese qué está dispuesto a ofrecer para cambiar la realidad del país, cómo quiere que sea la Nicaragua del futuro y cuales son las etapas a seguir para reconstruir Nicaragua.
8. Súmense como grupo a otros grupos que, al igual que el suyo, aspiran a crear una alternativa política. Compartan y debatan con esos grupos sus propias ideas y propuestas. Si consideran que la oposición en Nicaragua no es una opción política, puede ser que sus ideas, sus capacidades, sus redes y su influencia los conviertan en actores de cambio.
9. Valoren una nueva concepción de la política y de hacer política que no se limite a votar el día de las elecciones. ¿Cómo podemos construir una nueva forma de hacer política ejerciendo nuestra ciudadanía? ¿Qué rol emprende el ciudadano en la política? ¿Cómo afecta la política en nuestra vida cotidiana?, etc.
10. Sigan sumando grupos, únanse con otros grupos más pequeños o de igual tamaño, con los que concuerden en ciertos principios básicos y fundamentales. Sigan haciéndolo, sumando y debatiendo, organizándose y elaborando soluciones, haganlo hasta lograr crear una red suficientemente amplia y fuerte para impulsar sus ideas y propuestas desde una plataforma, un colectivo o un movimiento suficientemente estructurado, fuerte y organizado.
El vacío de legitimidad en Nicaragua puede ser resuelto con la auto organización de la población, articulada en intereses comunes que solo pueden ser identificados a través del intercambio y debate de ideas y un compromiso de todos que solo puede nacer de la consciencia de que somos responsables de nuestros derechos y deberes políticos. El futuro de Nicaragua siempre ha estado en manos de los nicaragüenses pero no hemos sabido empoderarnos políticamente ni organizarnos efectivamente. Entendamos de una vez que el cambio comienza ahora, no después de la salida de Ortega.