2021 la economía nicaragüense y el efecto rebote
Oscar René Vargas
Entre el 2018 y 2020, la economía nicaragüense terminó hundiéndose en un acumulado de 9.1%, cayendo al fondo del barril. Como contrapartida se prevé que, en el 2021, el PIB sea positivo. Incluso puede darse que dicha tasa sea mayor a las tasas que hemos observado entre el 2007 al 2017.
En el 2021, es seguro que la actividad económica deje ver un “rebote económico”. Existen diferentes proyecciones del PIB que van desde un 2.5% según CEPAL hasta llegar a un 7.0% según la dictadura. Para entender este fenómeno basta poner un ejemplo. Al iniciar enero de 2021, la economía nicaragüense estaba en menos 9.1%, es decir estaba en negativo. Naturalmente, cualquier actividad económica que sea mayor a cero produce un aumento en términos porcentuales del PIB nominal. Ahora bien, no se puede decir que esa situación suponga un crecimiento del PIB potencial, se trataría de un “rebote económico”.
En economía cuando hablamos de crecimiento económico nos referimos a la expansión del PIB potencial de manera sostenida, es decir que la capacidad productiva de la economía pueda sostenerse en el tiempo y no sea de manera transitoria.
El crecimiento económico verdadero es producto de un aumento de la capacidad productiva del país en bienes y servicios. Por esa razón no podemos llamar crecimiento económico cuando el país experimenta un incremento del PIB a un nivel inferior al alcanzado en años anteriores, eso nos indica que el PIB potencial se encuentra estancado, a pesar del aumento obtenido en el 2021. Eso significa que entre el 2018 y 2020, el PIB potencial se achicó y que en el 2021 no alcanzará a cubrir la caída. Por eso no va a haber crecimiento del PIB potencial, solamente un “rebote” de la actividad económica.
Normalmente en un “rebote económico” no se alcanza a recuperar todo lo perdido. Entre 2018 y 2020, se perdieron empresas, puestos de trabajos y posiblemente la productividad se haya reducido. El “rebote económico” del 2021 se verá socorrido por las estadísticas, pero no será suficiente para recuperar lo perdido. Hay varias razones que nos permiten asegurar que la economía nicaragüense está experimentando solamente un efecto de “rebote económico” y no un crecimiento del PIB potencial.
En primer lugar, los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), nos indican que los trabajadores formales afiliados al Seguro Social del INSS hasta el mes de agosto de 2021 eran 758,837, mientras que al cierre de 2017 se contabilizaban 914,196 cotizantes. Es decir, la actividad económica del 2021 no logra recuperar los 155,359 empleos formales que se perdieron durante los tres años de recesión.
La recuperación de plazas formales en el 2021 se sitúa en 35,631 empleos; lo que ha crecido es la informalidad como producto de la necesidad que tienen muchos sectores para tratar de sobrevivir. Para hablar de un crecimiento económico real los empleos formales sean tendrían que ser mayores al nivel alcanzado en el 2017.
Un segundo factor para tomar en consideración es que la mayoría de las personas siguen en pobreza, aún existe la desigualdad y el costo de la canasta básica se incrementa y los salarios no mejoran. Según datos del Instituto Nacional de Información y Desarrollo (INIDE) nos señala que hasta el mes de agosto de 2021 el costo de la canasta básica familiar era de C$ 15,270.59 córdobas, una cifra superior al salario de más del 50% de los trabajadores del Estado y de los cotizantes del INSS.
Un tercer factor es el estancamiento de la inversión privada nacional, la caída del sector turismo y la contracción de la Inversión Extranjera Directa, por lo tanto, no se prevé ningún incremento sustancial en los niveles de la producción potencial del país. Todos los elementos anteriores nos indican el efecto negativo que tiene la situación de incertidumbre política del país antes y después de la farsa electoral de noviembre de 2021.
Un cuarto factor es el comportamiento del Sistema Financiero Nacional (SFN. Los datos oficiales nos indican que, en junio de 2021, la cartera de crédito bruta alcanzó los C$ 126,626 millones de córdobas. En diciembre de 2017, el crédito era de C$ 164,740 millones de córdobas. Es decir, hasta junio 2021, en relación con 2017, todavía C$ 38,114 millones de córdobas seguían sin llegar a la actividad económica. Esto refleja la falta de financiamiento a los agentes económicos para dinamizar el PIB potencial y la incertidumbre que los agentes financieros tienen sobre el futuro, al incrementarse el riesgo político.
A pesar de que la deuda interna es más costosa que la externa, la dictadura decidió emitir C$ 700 millones de córdobas en bonos de la República y por lo tanto el déficit global del gasto público se elevará de igual monto. Esa decisión es una golosina que la dictadura ofrece al capital financiero. ¿De qué manera es un caramelo? Los bancos al tener restringido los préstamos y al no incrementar sus inversiones productivas, ambos elementos han tenido como resultado una caída de la tasa de ganancia, al emitir los bonos de deuda el régimen está ofreciendo al capital financiero un nicho para que puedan la liquidez de los bancos y puedan colocarlo en los bonos e incrementar sus ganancias.
Un quinto factor sería el incremento de la cartera de riesgo del SFN. A julio de 2021, el riesgo era el 15.5% del total del portafolio crediticio del sistema financiero nacional. Al cierre de 2017, la cartera de riesgo se situó en 2.8%. Lo que nos explicaría la contracción del crédito de parte del sistema bancario nacional al sistema productivo.
Un sexto factor que nos indica que es un “rebote económico” y un crecimiento del PIB potencial del país son los cobros de préstamos en los juzgados, los cuales siguen siendo elevados. Por ejemplo, en el 2017, la banca nacional tenía en reclamo vía judicial la cantidad de C$ 408 millones de córdobas, pero en julio de 2021 ese monto ascendió a C$ 2,350 millones de córdobas, equivalente a un 476% mayor. Lo que nos señala que las dificultades de la actividad económica seguirán presentes en el 2021.
Por todos los factores anteriores, no es correcto hablar de crecimiento económico en el PIB potencial, a pesar de que el régimen y los medios de comunicación oficialistas lo llamen así en forma coloquial. Más bien se trata de un “rebote económico”, ese rebote no afectará positivamente a la totalidad de los sectores económicos, lo más probable es que sea parcial. Eso significa que al finalizar el año 2021 no se alcanzarán los niveles del PIB potencial previo al año 2018.