Caos en Nicaragua
Pío Martínez
Eso es lo que viene. Me gustaría decirles “prepárense para enfrentarlo”, pero no lo digo pues no sé cómo se prepara uno para eso. Estén conscientes de que eso es lo que viene, un tiempo oscuro como no han vivido nunca. Uno que no podemos imaginar en toda su dimensión y que solo podemos vislumbrar. Estén alerta, mantengan los ojos abiertos, el ánimo en alto y la mente despierta.
Lo que se viene no es solo el horror del coronavirus extendiéndose sin control sobre una población desprotegida que no tiene adónde acudir porque no habrá médicos ni hospitales. A la par de ese horror viene también el terror que la dictadura ha estado preparando de manera consciente para este momento.
No me pregunte para qué quiere la dictadura que haya caos en el país. Yo no sé cómo piensa la pareja criminal, lo que sí sé, y sabe usted, es que lo que los mueve es mantener y extender su poder, eliminando a quien sea que a sus ojos aparezca como amenaza a su dominación.
Quizás quieran imponer un caos tan profundo, unos días tan negros y dolorosos, que nos haga verlos como los únicos que pueden poner orden, los únicos que pueden sacarnos del averno al que ellos mismos quieren llevar al país todo. Yo no sé si es eso lo que quieren pero es claro desde que apareció el coronavirus que ellos querían llevarnos a la posición en la que ahora nos encontramos y al abismo al que ahora nos encaminamos.
La dictadura ha estado ejecutando un genocidio desde el 2018, con las armas primero y ahora utilizando el coronavirus. Pero quizás no quiere dejar en las manos del virus nada más la eliminación de sus enemigos y de los obstáculos a su poder. Quizás el “vamos con todo” del 2018 sigue siendo aún la orden del día.
Un poco de paranoia es siempre saludable así que piense en esto que le diré en las líneas siguientes. Ayer el régimen puso en libertad a 2,800 presos comunes que vinieron a sumarse a los 1,700 liberados el 13 de abril y a los 1,000 liberados el 14 de febrero. Son 5,500 convictos, muchos de ellos peligrosos criminales, los que ahora andan sueltos en las calles de nuestro país.
No sabemos qué instrucciones recibieron al ser enviados fuera de sus celdas “gracias al favor del comandante y la compañera”. Ningún favor del “comandante” y de la “compañera” es gratuito, siempre se espera algo a cambio y se exige si es necesario. No sabemos cómo se espera que los ex-convictos paguen el “favor”. Son gente que no tiene ni oficio ni beneficio, ni empleos con los que procurarse el sustento.
En un país donde no hay policía, donde no hay ley y no hay orden, ¿qué les impide poner en práctica sus habilidades para el crimen?, ¿qué o quién los frenará? ¿Qué les impedirá robar y matar y hacer lo que se les venga en gana a una población que no tiene quien la proteja?
¿No será eso precisamente lo que la pareja criminal espera de ellos?
Enójese conmigo si usted quiere por decirle esto, dígame que estoy loco, que soy un alarmista, pero es así como yo veo las cosas y siento que debo decirlo. No es mi intención sembrar pánico solo quiero que la gente se mantenga alerta y piense en maneras de protegerse y las ponga en práctica.
Recuerden que la mejor arma con la que contamos es la solidaridad, que la organización no es un concepto abstracto y se hace con un fin específico. Habrá que pensar y encontrar formas de organización para hacer frente a la dictadura y al coronavirus. Resistencia organizada es la clave.