Comentario sobre una interpretación errada de la historia del tirano actual (el artículo de Carlos Dada en El Faro)

<<La narrativa de un Ortega heroico liderando una revolución y un FSLN que lo seguía como su caudillo, es totalmente falsa. Hay que resaltar que El FSLN no era monolítico, ni seguía a Daniel Ortega como caudillo.>>

Es entendible que fuera de Nicaragua aún resuenen algunos ecos de la narrativa difundida a favor del FSLN en los años ochenta. Sin embargo, debemos reconocer que, por muy buenas intenciones que se tengan, es muy difícil, mejor dicho, imposible, poder articular una visión coherente de lo que ocurre cuando la historia ha sido falsificada. 

El Dictador actualmente de turno no era ningún Simón Bolívar, ni héroe mediático en 1979, ni siquiera la figura más reconocida del FSLN, ni durante la insurrección, la cual pasó en Tres Ríos, en las afueras de San José, Costa Rica, con su actual esposa. En aquel entonces el FSLN tenía una dirección compartida de nueve comandantes. 

La caída de Somoza fue liderada bajo una propuesta que representaba el Grupo de los Doce y después la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que fue acordada por diferentes sectores, y que el pueblo apoyó. Somoza aceptó renunciar en virtud de los acuerdos con Carter, y fue la desbandada de la Guardia Nacional la que le permitió al FSLN quedarse con el monopolio de las fuerzas armadas que aún conserva. La desbandada también revirtió la correlación de fuerzas dentro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional -formada con representación de diversos sectores: desde el empresarial y el Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN) representados por Alfonso Róbelo, el Frente Patriótico Nacional (FPN) representado por Moisés Hassan Morales, Doña Violeta viuda de Chamorro, etc.  Todo esto, sumado al intervencionismo cubano, que fue determinante en el resultado, permitió que figuras como Tomás Borge y los hermanos Ortega adquirieran más y más poder, hasta quedarse con el control absoluto del gobierno.

Por tanto, la narrativa de un Ortega heroico liderando una revolución y un FSLN que lo seguía como su caudillo, es totalmente falsa. Hay que resaltar que El FSLN no era monolítico, ni seguía a Daniel Ortega como caudillo. El FSLN era, de hecho, una organización variopinta.

Por tanto, hablar de una supuesta transformación personal del Dictador de hoy a partir de un heroísmo que no corresponde a los hechos, aporta muy poco a nuestro entendimiento, nos aleja de tocar el fondo del problema, que es que tenemos un sistema de poder que propicia dictaduras. 

Si insistimos en concentrarnos más en los actores que las causas sistémicas, no saldremos de repetir los ciclos de dictaduras y partidocracias que las blanqueen. Como fue el apellido Ortega, pudo ser Cerna, Borge o Arce, devolviendo o quitando derechos, concentrando el poder alrededor de su figura en el modelo de poder que se lo permite…

El Dictador de turno es una consecuencia, más que una causa, de ese modelo, que lo propicia, como bien ya señalaba don Emilio Álvarez Montalván cuando hablaba del refinamiento de la dictadura en Nicaragua, que involucró constitucionalizar la codependencia oligopolios-caudillos en el 2013-14 bajo el eufemismo de Modelo de diálogo y consenso, que tanto atraso y sangre ha cobrado. 

Ni el Dictador de turno fue en algún momento un héroe mesiánico, ni hemos logrado nunca construir una democracia en Nicaragua.

Koldo
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