Cuatro razones por las que la estrategia arancelaria de Trump NO tiene sentido
- Porque el costo lo paga el consumidor local
Cuando suben los aranceles, suben los precios. No para China, sino para el ciudadano estadounidense que compra alimentos, medicinas, ropa o insumos. - Porque las cadenas de producción NO se relocalizan de un día para otro
Traer fábricas a EE.UU. toma años, requiere infraestructura, trabajadores calificados, capital y tiempo. Mientras tanto, las empresas sufren, y muchas quiebran. - Porque genera incertidumbre, no inversión
Las empresas necesitan reglas claras, no conflictos. El caos arancelario aleja inversores, retrasa decisiones y hace más lento el crecimiento. - Porque el resto del mundo no se detiene
Mientras EE.UU. se aísla, China firma acuerdos con Europa, Asia y América Latina. El liderazgo comercial no se impone con amenazas: se gana con confianza.
¿Y si Trump tiene razón y solo hay que esperar?
Es posible que algunas empresas quieran regresar a EE.UU., sí.
Pero reubicar fábricas toma años, cuesta miles de millones y encarece la producción.
Mientras tanto, los precios ya subieron, los empleos se tambalean y los exportadores enfrentan represalias.
La apuesta puede salir… pero si no, el daño ya estará hecho.