Dos poemas de Nicasio Urbina
Nicasio Urbina, quien honra a Revista Abril como miembro de nuestro Consejo Editorial, es un reconocido escritor, académico y crítico nicaragüense; catedrático de literatura hispanoamericana en la Universidad de Cincinnati, Estados Unidos. Es autor de El libro de las palabras enajenadas (Cuentos, 1991), al que siguió el libro de crítica literaria La significación del género: estudio semiótico de las novelas y ensayos de Ernesto Sábato (1992). Ganó el Premio Nacional Rubén Darío 1995 con La estructura de la novela nicaragüense: análisis narratológico (1996). Como poeta se dio a conocer con Sintaxis de un signo (1995, 2000). Su segundo libro de cuentos se titula El ojo del cielo perdido (1999). Como editor publicó en el 2000 una edición crítica de la novela de Hernán Robleto, Sangre en el trópico; en el 2005 Miradas críticas sobre Rubén Darío, y en el 2007 La voz sostenida. Antología del pensamiento nicaragüense. Su segundo libro de poesía fue Viajemas (2009). En el 2011 publicó el libro de cuentos Caminar es malo para la salud, y en 2012 la antología de cuentos nicaragüenses Narradores: Siglo XX. Su poesía reunida ha sido publicada en México (2014) y en España (2015). Publicamos aquí dos poemas suyos traducidos por él mismo a la lengua inglesa.
Hemos visto
Hemos visto tanta muerte,
tanta represión,
tanta vida segada por la voluntad de un tirano.
Hemos visto las palmeras doblarse en dos
Hemos visto los cuatro puntos cardinales
teñirse de sangre,
hemos visto siete plagas cubrir
el territorio nacional.
Hemos visto tantas cosas
que hemos de sacarnos los ojos
para que no mires cada periodo de la historia,
cada lustro cargado de sangre,
el asesinato de los campesinos en las montañas
la muerte de los estudiantes en las calles
de las madres humilladas,
de las muchachas violadas.
Hemos visto tantas cosas que
la ceguera sería una bendición.
Cincinnati, enero 2020
We have seen
We have seen so much death,
so much repression,
so much life reaped by the will of the tyrant.
We have seen the palm trees bend in half.
We have seen the four corners of our earth
tinged with blood.
we have seen seven plagues cover
the land of our nation.
We have seen so many things
that we should pluck out our eyes
so we do not look at our history,
every period laden with blood,
the murder of peasants in the mountains,
the death of students in the streets.
mothers humiliated,
girls raped.
We have seen so many things that
blindness would be a blessing.
Cincinnati, January 2020
Pido que mi cuerpo
A Darwin Urbina
Pido que mi cuerpo
lo envuelvan en celofán,
que lo pongan a airear
en la ladera del volcán,
que dejen que los pájaros, las ardillas
y los venados lo huelan y lo mordisqueen.
Pido que mi cuerpo lo paseen por las avenidas,
que lo exhiban en las rotondas,
que lo hagan público en los mercados y en el malecón,
para que la gente pueda ver los límites del sufrimiento,
para que la luna se refleje en mis llagas,
en los orificios profundos de las balas,
en las heridas que me dejaron las noches de tortura.
Pido que mi cuerpo no lo entierren en el cementerio
para que no quede olvidado entre lápidas y epitafios.
Pido que siga siendo testimonio de esta horrible pesadilla
que la dictadura ha impuesto a Nicaragua.
Cincinnati, enero 2020
I ask that my body
To Darwin Urbina
I ask that my body
Be wrapped in cellophane.
Let it air
on the slope of the volcano.
Let the birds, the squirrels,
and the deer smell it and nibble on it.
I ask that my body be paraded down the avenues,
put on display in roundabouts,
made public in the markets and on the boardwalk,
so that people can see the extremes of my suffering,
so that the moon is reflected in my sores,
in the deep pits left by bullets,
in al my wounds from the nights of torture.
I ask that my body not be buried in the cemetery
to be forgotten among tombstones and epitaphs.
I ask that my body continue to bare witness to this horrible nightmare
that the dictatorship has imposed upon Nicaragua.
Cincinnati, January 2020