Entrevista con el Dr. Álvaro Leiva Sánchez: “En Nicaragua hay un vacío de poder”
Como director de la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos (ANPDH), el Dr. Álvaro Leiva Sánchez ha sido actor central desde que la insurrección cívica de Abril estremeció a la dictadura de Ortega y Murillo. En imágenes de gran dramatismo se le vio involucrado, junto con miembros de la Conferencia Episcopal, en esfuerzos de alto riesgo para detener el asalto de paramilitares contra los ciudadanos, negociando salvoconductos y procurando liberar a secuestrados. Ante las amenazas del régimen tuvo que salir al exilio, donde continúa su labor, que ahora incluye monitorear la situación de los refugiados nicaragüenses en Costa Rica.
Sobre la situación en Nicaragua considera que “el Ejército está altamente contaminado”, y asegura que se ha compilado abundante documentación de la participación del cuerpo armado y de su alto mando en crímenes de lesa humanidad. “Hay deserciones diarias en el Ejército y la Policía”, agrega. Sobre el diálogo opina que “es una camisa hecha a la medida del régimen… Ortega escoge la hora, define los temas, escoge los actores, el cuándo, el cómo y el dónde… No puede haber diálogo con asesinos, porque lo que buscan es impunidad”. Leiva no cree en lo que algunos llaman una “salida constitucional” a la crisis, pues afirma que no hay orden constitucional en Nicaragua.
“Hay una ruptura constitucional”, dice, por lo que jurídicamente lo que existe es un “vacío de poder”, y corresponde al “soberano” (el pueblo) ejercer su derecho e iniciar una transición. Tampoco está de acuerdo con la práctica de “borrón y cuenta nueva” de los políticos nicaragüenses. Esta opción, dice, “solo interesa a quienes han sido parte de grandes violaciones a los derechos humanos, a los corruptos, a los que no quieren que la verdad salga, a los sectores que se han enriquecido a través de componendas con actores políticos”. “Desde el punto de vista de los derechos humanos objetamos a la Alianza Cívica porque carece de una legitimidad soberana popular… Hay exclusión… No puede excluirse a los miles de jóvenes exilados en Costa Rica, Estados Unidos y resto del mundo… El gran capital es parte en las violaciones de los derechos humanos, al igual que el Ejército de Nicaragua”, afirmó.
Asegura no tener aspiraciones políticas o de un cargo, y dice que solo quiere que se alcance la paz social y se responda al deseo de justicia del pueblo nicaragüense. Aquí la entrevista:
–Estamos con el doctor Álvaro Leiva Sánchez, presidente de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, de quien recordamos imágenes dramáticas en las que recorre las calles nicaragüenses en medio de la agresión de la dictadura de Ortega. Exponiendo su vida a la par de Monseñor Báez, padre Edwin Román y otros. Para empezar háblenos de su preparación académica y su especialidad…
Quiero agradecer al equipo periodístico de esta Revista Abril, muy simbólico por cierto el nombre, porque rápidamente te conectas con los acontecimientos de esa gran revolución cívica que despertó aquella media noche del 18 de abril del 2018 en Nicaragua. Yo soy abogado de profesión, abogado y notario público, con especialidad en Derecho Laboral, Constitucional y Derechos Humanos. Actualmente, presido la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos y soy delegado en misión internacional para Nicaragua, Centroamérica, y recientemente Estados Unidos, de Human Rights International Organitation, organismo de promoción mundial en defensa de los derechos humanos. Esa es en esencia mi profesión, vinculada también al trabajo social de promoción y defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses y de muchas personas del mundo porque me ha tocado también llevar casos muy altos de connotación en Derechos Humanos…
–Abogado de profesión…
Sí, abogado de profesión y de sangre.
–Entiendo que muchos estudios sobre derecho constitucional…
Cantidad de estudios, es decir, la Constitución Política es la inspiración mía para haber tomado estudios de especialidad en el derecho constitucional, porque yo siempre he dicho y he sostenido aquel principio que me inspiró hace mucho tiempo, siendo estudiante de Derecho, cuando te presentabas frente a un Juez y decías: nadie está por encima de la Constitución y la Ley; eso me marcó mucho y me fui enamorando de la carta magna, de los preceptos de nuestra Constitución, de los atropellos también que ha tenido por muchos actores políticos, por muchos gobiernos, que la han diseñado de acuerdo a su medida, violentando derechos políticos, derechos civiles y derechos humanos.
–Pero un abogado constitucionalista no se dedica a tiempo completo, así, al tema de derechos humanos, ¿qué es lo que te llevó a involucrarte de la manera que lo has hecho?, ¿desde cuándo estás en el campo?
El tema del derecho constitucional está íntimamente ligado a los derechos humanos, fíjate que el artículo 46 de nuestra Constitución Política hasta el día de hoy establece el reconocimiento de parte del Estado de Nicaragua de la promoción y defensa de los derechos humanos, claramente. Todo instrumento jurídico, internacional, tratados, convenios, declaraciones, los reconoce, el artículo 46 lo recoge en un espíritu de cumplimiento para que el Estado garantice la tutela efectiva de los derechos humanos. El tema del derecho constitucional, que lo he venido estudiando, está muy en sintonía con los derechos humanos, es decir derechos humanos y derechos constitucionales están íntimamente ligados muy vinculados porque recogen el espíritu de los derechos civiles, los derechos políticos, que los subsume a la misma declaración universal de los derechos humanos. Así te vas dando cuenta que una disciplina con la otra están muy vinculadas, como por ejemplo el derecho al trabajo que es un derecho fundamental. Yo tengo la certeza sin temor a confundirme que el derecho constitucional está entrelazado profundamente con el derecho humano. No hay forma de separarlo, y por eso quizá está muy vinculado a las especialidades que adquirí como abogado y es lo que he estado desarrollando en mi trabajo social-humanitario en estos años.
–Quiero regresar después a esta relación derechos humanos / derecho constitucional y su aplicación a la situación actual de Nicaragua, pero antes nos gustaría que nos dieras un resumen de cuál es la situación, en términos de cifras, que ustedes manejan no solamente dentro de Nicaragua, sino también de lo que ustedes manejan en Costa Rica…
Como Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos no solo hemos trabajado desde abril hasta la fecha, eso quiero dejarlo claro. Nosotros venimos haciendo trabajo de promoción y defensa de derechos humanos desde hace muchos años. Nosotros, digo mi equipo y mi persona ha venido señalando el tema de las violaciones de derechos humanos desde hace muchos años, inclusive desde antes que asumiera Ortega el poder en el 2007, porque Ortega nunca ha sido amigo de los derechos humanos, ni le interesa, ni tiene voluntad política de cumplir con los derechos humanos de los nicaragüenses. Siempre ha sido un lobo vestido de oveja. A través de su actuación como funcionario y como persona ha promovido el dolor, el luto y el derramamiento de sangre, convirtiéndose en el dictador más cruel y sangriento de estos tiempos.
Nosotros como organismo adquirimos el compromiso (mi equipo, mi persona) de estar como los centinelas de los derechos humanos en la sociedad nicaragüense, en función de estar permanentemente denunciando, señalando todas las atrocidades y violaciones a los derechos humanos que se vienen dando. Voy a hacer referencia rápidamente del caso de la familia de Las Jagüítas que quedó impune, la Navidad Roja en el año 81-82, en el que murieron más de 5 mil miskitos; el caso de Jean Paul Genie, que quedó en la impunidad totalmente; el caso de Jorge Salazar y Enrique Bermúdez son asesinatos que quedaron en la impunidad; el caso de Carlos Guadamuz y el caso de muchos dirigentes campesinos que acusaron de terroristas como Yabú, Pablo Negro y tantos casos que te puedo mencionar de asesinatos atroces que han quedado en la impunidad y solo quedan como referencias históricas. Nosotros todo eso lo venimos documentando de manera paulatina, como venimos documentando todos los asesinatos y las ejecuciones extrajudiciales que se han dado en Nicaragua hasta el día de hoy, los de mayor incidencia a partir del 18 de abril a la media noche que empezamos a monitorear muerte por muerte; ya llevamos más de 700 muertos, debidamente documentados.
–¿A qué se debe la divergencia entre el número oficial de las organizaciones internacionales y el número de ustedes?
Nosotros tenemos programado para los próximos días una reunión con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Hoy más que nunca tenemos una relación altamente positiva con la Comisión a través de la gestión del doctor Paulo Abrau y Antonia Urrejola, relatora país, persona altamente comprometida con los derechos humanos, además muy accesible para escuchar los puntos de vista. En algunas sesiones de trabajo, las estadísticas no están siendo armónicas en este momento con la CIDH porque existen metodologías de procedimientos totalmente diferentes. Por ejemplo, para que la Comisión Interamericana documente un asesinato, es a través de la denuncia directa o a través del monitoreo que ellos realizan. Nosotros efectuamos a través de la denuncia la documentación, el monitoreo y el seguimiento. Hay un procedimiento metodológico estricto, para que cuando nosotros damos a conocer una cantidad estadística tengamos un fundamento y los elementos necesarios para debatir nuestras estadísticas.
Por ejemplo, hoy por hoy se habla que son 89 o 90, no llegan a 90 los prisioneros políticos hoy en Nicaragua, después de la última excarcelación, que no es liberación es excarcelación, no es liberación total. Hablamos de excarcelación porque hay un condicionamiento, son reos cuya cárcel es Nicaragua, bajo unas condiciones de una Ley de Amnistía vergonzosa y violadora de derechos humanos, porque condiciona derechos humanos y derechos fundamentales como el derecho de manifestarse. Tenemos un informe preliminar que dimos a conocer el 16 de junio, con 423 días calendario, monitoreado desde el 16 de abril del 2018 hasta 16 de junio 2019. Nosotros los tenemos divididos en cuatro categorías: primero 92 ciudadanos sentenciados ilegalmente, significa que ya tienen una sentencia judicial, de un tribunal de justicia; detenidos ilegalmente significa que ni siquiera han pasado un proceso judicial, ni una audiencia, ni siquiera una orden de captura, nada, ningún procedimiento judicial. Están allí en las cárceles preventivas: 165, 203 que han sido procesados ilegalmente. Quiere decir que a más de alguno ya se les aplicó algún procedimiento, una audiencia inicial, con carácter preliminar o están pendientes de ser sentenciados, a eso nos referimos. Hay 855 ciudadanos que están en condición de desaparecidos, todo esto suma: 1,315 ciudadanos.
–¿Por qué no se ha incluido a los desparecidos en todas estas conversaciones?
Precisamente es lo que dice el pueblo: ¿dónde están los desaparecidos? Nosotros ya encontramos una lógica de por qué el régimen Ortega-Murillo no quiere liberar este complemento, ¿sabes por qué? Porque sabe muy bien que tiene que dar explicación al momento que libere a los que faltan. ¿Qué va a suceder con el resto de los nombres que nosotros tenemos registrados como desaparecidos? Es seguirse metiendo a un pantano de violaciones de derechos humanos, donde van a quedar evidenciados y van a subir las estadísticas de los muertos porque tenemos más de 600 muertos registrados.
–Sin embargo el problema es que los negociadores que se han sentado con el régimen en el INCAE han ignorado totalmente la existencia de desaparecidos en las condiciones que han puesto…
Te voy a decir algo bien importante. Nosotros estamos en contra, como organismo de derechos humanos, en un diálogo con Ortega o con los que han violado derechos humanos. No puede haber diálogo con aquellos sectores políticos o actores políticos que tienen las manos manchadas de sangre. Es como que te sentés a dialogar o conversar con el mismo que ha asesinado y ha cometido delito, eso es imposible,
–Excepto que las personas que están a favor de estas negociaciones te responden que es eso o la guerra…
Nosotros hemos propuesto alternativas y soluciones para este tema y la forma en la que lo hemos hecho es a través de una transición, por eso es que tenemos un tratado que hemos venido trabajando y que se llama: “La transición hacia la democracia desde la perspectiva de Derechos Humanos”. Nosotros tenemos planteamientos claros para evitar lo bélico, porque nosotros nos exponemos a la violencia, pero ¿qué es lo que hoy por hoy necesitamos los nicaragüenses?, ¿qué necesitamos de la dictadura que ha violentado, que ha cometido genocidio, crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos?… ¿Seguirle dando oxígeno en mesas que no están teniendo ningún resultado de lo que demanda el soberano, que es justicia?
–Esto nos lleva al tema con el cual había arrancado, que es el asunto de la conexión con lo constitucional… Yo tenía ayer una conversación con un joven líder autoconvocado y me decía él que a ellos no les parece correcto la meta de plantear derrocar a la dictadura, porque eso dice que le suena como a golpe de estado… Yo le decía a él que para mí derrocar a un gobierno ilegitimo no es un objetivo que haya que perseguirse, el asunto es que este gobierno es ilegitimo desde el momento que cometió genocidio, ¿cómo le explicarías la diferencia a este joven?
Muy fácil, mira, aquí nadie está hablando de derrocar a nadie, aquí lo que estamos hablando es que ya hubo una ruptura al orden democrático y una ruptura al orden constitucional, por ende, hay un vacío de poder. Ortega es ilegítimo, totalmente, no es legal. Desde hace mucho tiempo. Ahorita la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dio a lugar el tema de la petición del señor Fabio Gadea Mantilla y eso está pendiente.
–¿Podrías explicarnos la petición?
Bueno, la petición está articulada al ejercicio electoral, donde don Fabio como ciudadano y como miembro de un partido reclama que el ejercicio electoral en el periodo en que él fue candidato presidencial careció de los principios fundamentales: el principio de equidad, el principio de objetividad, de imparcialidad, de legalidad; por ende fue un ejercicio electoral viciado, corrupto, que generó una elección corrupta, es decir bajo el principio del derecho que dice que lo que es negativo desde el inicio termina siendo negativo hasta el final. Es decir, no puede generar nada positivo porque lo que se construyó sobre un proceso de ilegalidad tiene que volver al estado inicial de las cosas. Entonces, nadie está hablando de derrocar a nadie. Simplemente hoy, Ortega, su postura, debe ser entregar el poder político a una transición, hasta allí. Eso es. Yo admiro la valentía del joven Lester Alemán, con una claridad habló Lester cuando le dijo: señor Daniel Ortega, venimos simplemente a negociar cuándo se va y cómo se va. Simplemente. No había que darle más oportunidad a ese tema.
–Le recordaba a este joven de la última vez que en la Alianza se habló de la palabra renuncia, ya no digamos derrocamiento. La palabra renuncia desapareció del léxico del liderazgo negociador, ¿a qué se debe eso?
El tema de la Alianza Cívica nosotros lo hemos objetado como organismo de derechos humanos, porque carece de una legitimidad soberana, popular. Me refiero a que la Alianza no está representada por los sectores sociales de manera que se mire inclusión, no exclusión. Allí no tenés representada a la mediana empresa, allí no tenés una representación de los organismos de derechos humanos, allí no tenés representación de las figuras que deben conformar una mesa de trabajo que permita ser incluyente. En este sentido nosotros hemos propuesto que una vez que Ortega entregue el poder político, se active el gran diálogo de todos los nicaragüenses, de todos los sectores limpios y transparentes, los sectores que no han cometido delitos. ¿Cómo te vas a sentar con un asesino que encima de haber asesinado, haber violado derechos humanos pone condiciones como gran administrador para que se lleve a cabo un ejercicio, una camisa hecha a la medida del régimen? El define la hora, los actores, el define los temas, el cuándo, el cómo y el dónde. Él los define.
–Lo interesante de todo esto es que la defensa a este procedimiento ha sido, desde la Alianza: nosotros somos la alternativa, miren, tenemos a los estudiantes, a un ex rector, personas, académicos, y vamos a incluir de nuevo al movimiento campesino…
¿Dónde están los exiliados? Los miles de exiliados. Nosotros proponíamos como condición primaria la restitución de los derechos humanos de los nicaragüenses, tanto dentro como fuera del país. Aquí no hay equidad entre el régimen y los actores que dicen representar a los nicaragüenses. Cuando a Ortega se le ocurra, va a mandar a echar presos a todos los actores de la sociedad civil. ¿Acaso ha cumplido todos los acuerdos?
–Los acuerdos en sí, los textos, yo los he leído y tienen algunas partes que para mí son muy problemáticas. No soy abogado, pero sí recuerdo que no se liberarían a las personas que tuvieran sentencias firmes, que no caían bajo esos acuerdos, yo pregunté a Mario Arana que fue uno de los negociadores y la respuesta fue: yo no entiendo eso, no lo entendí así, hay que consultar por otro lado…
Te voy a hablar como abogado. ¿A qué sentencias se refieren? ¿A las de procesos ilegales donde no hubo orden de captura, no hubo investigación, donde no hay institucionalidad? En Nicaragua no hay institucionalidad, en Nicaragua no hay un poder judicial imparcial, una fiscalía imparcial, objetiva, de acuerdo a los parámetros y a las normas. El poder judicial está a merced del poder absoluto, del régimen de Ortega. ¿Vos creés que esas sentencias tienen el principio de legalidad y de objetividad y de transparencia?
–Entonces la insistencia que viene de la Alianza, incluso de estos jóvenes; la insistencia de hacer todo dentro de un orden constitucional no tiene sentido, porque ya hubo ruptura del orden constitucional…
Ya hubo ruptura del orden constitucional y existe un vacío de poder, y al haber un vacío de poder, le corresponde al soberano ejercer su acción constitucional de acuerdo a los instrumentos jurídicos internacionales en materia de derechos humanos. Nosotros tenemos un tratado, mi persona ha estado estudiando de fondo posibles alternativas. Cuando hablo de posibles alternativas no solo es ver el problema sino qué soluciones planteas al problema. Nosotros lo tenemos y lo vamos a dar a conocer en los próximos días en algunos foros, donde desde ya te invito, para que mires la transición hacia la democracia de Nicaragua desde la perspectiva de los derechos humanos. Aquí quiero dejar claro una cosa, a través de los derechos humanos no se llega al poder. Nosotros recomendamos, sugerimos, señalamos conductas que hagan entender que deben de cumplirse las tutelas de los derechos humanos y en ese sentido es que nosotros estamos trabajando.
–¿Podría pensarse que una postura como la que estás proponiendo logre tener más fuerza internacional en la resistencia contra Ortega, o será que son indiferentes las instituciones internacionales a esto?
Yo soy de esta opinión: si tenés un producto y verdaderamente lo querés llevar a actores políticos importantes, que puedan tomar grandes decisiones trascendentales para Nicaragua, hay que darle la oportunidad de conocerlo. Puede ser que sea un producto que sea la solución, o pueda ser que simplemente no presenta condiciones desde algunas perspectivas, pero yo creo que vale la pena darle la oportunidad a los derechos humanos de dar a conocer su propuesta, para que nosotros sintamos que verdaderamente estamos en equidad de condiciones y con el principio de oportunidad. Sino no podríamos decir si verdaderamente va a tener un efecto, no podes juzgar si no lo das a conocer, ese es el reto que nosotros tenemos como derechos humanos. Tenemos como 10 años de trabajar con el tema de los derechos humanos. Cuántas veces nos ha tocado a nosotros andar por Washington, señalando, presentado informes de violaciones de derechos humanos, dando alternativas, soluciones. Hace 10 años nosotros estábamos diciendo: se va a perder la paz social en Nicaragua, nadie nos creía. Nos sucedió lo de la fábula del niño del bosque y el oso. En el 2009 yo dije que Daniel era un dictador. Cuando yo lo dije, todo el mundo vio esa palabra como una baldada de agua caliente. ¿Por qué? Porque toda la sociedad estaba acomodada, tristemente es una realidad. Nosotros teníamos una visión de que se venía levantando un tsunami de destrucción a la institucionalidad, a la democracia y a los derechos humanos de los nicaragüenses. Como decía un escritor alemán: miré que se llevaban a los judíos y yo no digo nada, y así hace la descripción de diferentes sectores sociales y dice: ahora voy yo, pero es muy tarde. Eso le sucedió a la sociedad nicaragüense, después que socavaron a los estudiantes, socavaron a los ancianos de la tercera edad, socavaron a los sindicalistas, socavaron a los derechos humanos, ¿a quién no ha socavado el régimen Ortega-Murillo? A todos los sectores sociales. ¿A qué llegó? El 18 de abril, una gota más, produjo una explosión social. Lo que nosotros dijimos. Eso iba a suceder en abril, en mayo, junio en cualquier año, pero iba a suceder. ¿Producto de qué? De la indolencia, la intolerancia, la impunidad y la injusticia. Eso iba a suceder en Nicaragua tarde o temprano: una gran explosión social. Pero eso sí, es lo que decíamos nosotros: Nicaragua se está enrumbando a un despeñadero. Lo vamos a lamentar y vamos a perder lo más preciado que habíamos recuperado: la paz social que tanta sangre costó al pueblo de Nicaragua.
–En Nicaragua la vida nuestra ha sido de guerra a guerra, de dictadura a dictadura, de conmoción social y entre un episodio u otro pareciera que se nos olvida lo que pasó. No ha habido ningún esfuerzo para crear una memoria histórica para que otras generaciones sepan de la historia. Por ejemplo, todo lo que sucedió en los 80 fue borrado sistemáticamente, luego se pasó a los 90 y hubo un cambio, un relevo total en el aparato administrativo, digamos en la gente que mandaba en la economía etc., y fue como si empezaron a vivir una vida sin que hubiera habido una vida anterior y sin que hubiera pasado antes la otra vida anterior… ¿Es un problema de memoria histórica?
Borrón y cuenta nueva, como se dice en el buen nicaragüense, eso es lo que nos gusta.
–¿A quién le gusta eso?
Bueno, a los que han sido y fueron parte de las grandes violaciones de derechos humanos, a los corruptos, a los que no quieren que la verdad salga, a los que tienen cola, como dicen los nicaragüenses; a los sectores que se han enriquecido producto de corrupción y componendas con actores políticos, a esos son los que no les interesa que nunca salga la verdad. Te voy a decir una cosa: Nicaragua, para que sane necesita justicia, y la justicia, la forma en que nosotros podemos ejercitar la justicia, es con la verdad. Necesitamos una comisión de la verdad. Necesitamos revisar el tema de la navidad roja, por esos más de 5 mil, mísquitos, sumos y ramas asesinados; necesitamos saber de los asesinatos. Necesitamos saber muchas cosas que en el tiempo han quedado en la impunidad. Por respeto a la sociedad nicaragüense, y ese es el reto que tienen los nuevos actores políticos. Pero si vienen componendas, vienen amarres, como se dice en buen nicaragüense, no vamos a recuperar la paz social. Fíjate que yo he llegado a una conclusión: Ortega se quiere ir del poder. Sí, se quiere ir del poder bajo cuatro condiciones. Primero, quedarse en Nicaragua. Segundo, quedarse con todo el dinero que se ha robado producto de la corrupción, las componendas políticas, el crimen organizado y el narcotráfico. Tercero, impunidad frente a los delitos que ha cometido de lesa humanidad, genocidios y violación a los derechos humanos. Cuarta y última, para rematar, quedarse con poder político como en los años 90, desde abajo. Eso quiere él. Si le garantizan esas cuatro cosas rapidito te entrega el poder, a cualquier sector.
–Pero eso no es verdaderamente entregar el poder…
Eso no es posible, pero es lo que él desea. Por eso está todavía esperando quién es el que le garantiza esas cuatro condiciones. Por eso mucho ojo con sectores y actores políticos que se sienten para dar oxígeno al régimen…
–Hablando de esa visión que tenés sobre la continuidad de Ortega en el poder, hemos hablando con una serie de personas acerca de un probable escenario muy macabro, que te describo: Ortega llega a un acuerdo con gente poderosa en Nicaragua, que influye sobre la Alianza, y el acuerdo consiste en que hay elecciones pero que se le va a permitir a Ortega y sus secuaces a que participen en elecciones, que no se les van a tocar las propiedades y que por consiguiente una vez que terminen las elecciones, gane o pierda (asumamos que pierde) él queda con control de sus redes de espionaje, control sobre la policía, el ejército y todos los métodos de represión; pueden incluso quedar con diputados, alcaldes etc. Con inmunidad legal inclusive, pero quedan en control de un poder de terror, que puede ser en la Nicaragua supuestamente democrática que nos quieren vender en esa supuesta transición. Se crea un ambiente en el que, quien levante la voz aparece muerto, y así aparezca no solo un Guadamuz, sino cientos. ¿Qué te parece la probabilidad de ese escenario?
Terriblemente triste. No lo considero irreal, lo considero posible porque todo es posible en la politiquería sucia y traicionera. Traicionera al pueblo de Nicaragua, a los mártires. Con ese escenario cualquiera se pone a llorar. Crees que va a haber una investigación, una continuidad y castigo, que es lo que hoy demanda el pueblo de Nicaragua para aquellos que han cometido delitos de lesa humanidad, genocidio y violaciones a derechos humanos. ¿Qué le vas a contestar a las madres?, ¿qué le vas a contestar a los padres de todos los mártires que han muerto de abril hasta el día de hoy?, ¿qué le vas a contestar a las víctimas de violaciones de derechos humanos que sufrieron atrozmente todos los vejámenes de un régimen sangriento? Los testimonios que han dado los encarcelados son impresionantes. Ayer escuché el testimonio de Santiago Fajardo, un joven valiente, comprometido cívicamente con Nicaragua. Cuando escuchas su testimonio de 7, 8 meses de cárcel terminas destrozado y decís ¿cómo aguantó tanto?, ¿de dónde sacó tanta fortaleza? Terminas impactado, terminas conmocionado frente a tanto odio, tanta saña contra un ciudadano que simplemente protesta, cívicamente, pacíficamente para reclamar sus derechos políticos, civiles y derechos humanos. Eso no es posible en sociedades del siglo XXI, pero sí es posible en la mente retorcida del dictador Ortega, y de su régimen y de todos sus secuaces que le siguen…
–No es ningún secreto que hay gente dentro del campo negociador, dentro de la Alianza, que están dispuestos a ir a un proceso electoral así, aceptando la presencia de Ortega y el FSLN en esa elección, que llevaría muy fácilmente al escenario macabro…
Por eso es que Ortega y el gran capital escogieron a estos actores. ¿Por qué no mandaron en esa mesa a Lester Alemán?, ¿por qué no pusieron en esa mesa a Santiago Fajardo?, ¿por qué no miramos en esa mesa a Pedro Mena, a Irlanda Jerez?, ¿por qué no miramos en esa mesa a actores que tuvieron una incidencia trascendental de esta gran revolución cívica? Porque no son del agrado ni del dictador, ni del gran capital. Te voy a decir una cosa, el gran capital también tiene una gran responsabilidad que tienen que asumir, ellos son parte de la violación de derechos humanos, hay varias formas de cometer delitos, por acción y por omisión, igual que el Ejército de Nicaragua, el ejército de Nicaragua tiene una gran responsabilidad y tiene que entregar cuentas con la historia, con el mundo y con los nicaragüenses.
–Después de escuchar y leer estas palabras te van a decir que estás dividiendo, que estás atentando contra la unidad, que tenemos que estar todos unidos contra la dictadura…
Yo defiendo y promuevo derechos humanos y desde esta posición tengo la solvencia moral, tengo la suficiente base para señalar de manera constructiva lo que está correcto y lo que está incorrecto. Es más, yo no tengo aspiraciones políticas de un cargo, lo que quiero hoy por hoy es que se recupere la paz social del país y que se mande a responder ante un tribunal de justicia a los que han cometido delitos de lesa humanidad, genocidio y violación a los derechos humanos, lo que hoy está demandando el soberano, que es el pueblo de Nicaragua. Primero tenemos que poner en armonía los derechos humanos de los nicaragüenses, tanto los de adentro como los que están fuera. Tenemos que primero poner en armonía la sociedad, por eso nosotros lo dijimos en una comunicación: los puntos que eran necesarios cumplir por parte del régimen de previo a cualquier situación de un diálogo. Pero un diálogo que sea coherente entre lo que se dice y lo que se practica. Un diálogo que sea coherente con los derechos humanos, un diálogo que sea coherente con la justicia de lo que demanda el pueblo de Nicaragua, un diálogo que demande institucionalidad y que sea coherente en ese sentido. Pero no puede haber diálogo con los que están destilando las manos de sangre, con los asesinos. Eso no es posible, porque lo que van a pretender siendo parte de un diálogo ¿qué es? Impunidad. Protegerse de los delitos que han cometido, por eso quieren estar presentes allí…
–Me queda la preocupación de que el problema no se reduce a que hay un gobierno indudablemente perverso, ni que está encabezado por personas que más bien parecieran sicópatas, sino que del lado que representa supuestamente a la sociedad democrática no hay mucha convicción de eso. No hay esa convicción en muchos de los que están allí y que tienen mucho poder para enmendar errores, sino que están buscando cómo salir del hoyo al menor costo posible, sin realmente ir a la raíz del problema: a todas esas prácticas corruptas, a la búsqueda de la verdad, y están acudiendo a todas las mañas y a todos los poderes fácticos que tienen. ¿Cómo resolvemos eso?, ¿cómo hacemos para que el espíritu de la insurrección cívica, el sacrificio de todos estos muchachos que han pasado por la cárcel no se desperdicie?
La única forma de poder mantener la coherencia, el espíritu, la esencia del soberano, del pueblo es a través de la unión, dejar intereses personales y anteponer los intereses nacionales de Nicaragua, y esa unión se debe lograr a través de todos los sectores sociales. Ese es el primer paso para que tengan representatividad de inclusión, no de exclusión. Nosotros, todos los sectores están en una sola armonía y están mirando en una sola dirección, entonces es el momento de sentarse, plantear… Pero que toda la sociedad y los sectores estén en armonía. ¿A qué me refiero? No pueden quedar excluidos los miles de jóvenes que están en el exilio en Costa Rica, en Estados Unidos y en todo el mundo, sin que tengan una representatividad.
–¿Hay evidencia de que dentro de la Policía y dentro del Ejército, ciudadanos nicaragüenses quieran ser parte de esa unión? ¿Hay deserciones de policías, de soldados que nos den alguna pista de si en realidad hay algo rescatable en esas dos instituciones?
Te voy a decir una cosa muy dura y con conocimiento de causa: el Ejército de Nicaragua, y ya no me refiero a la policía del régimen porque eso ya está totalmente perdido, ha perdido la institucionalidad, está altamente contaminada, ha violado los derechos humanos, no ha respondido al mandato del supremo, de lo que mandata la Constitución y la misma norma del cuerpo. Tenemos suficiente respaldo y documentación de su implicancia en el genocidio, delitos de lesa humanidad y violación de derechos humanos. Pero te voy a decir una cosa que quizá va a sonar muy dura, y es que el Ejército de Nicaragua tiene que ser removido, debe ser reestructurado, revisado, a fondo. No sé qué va a responderle a la justicia todo el alto mando, porque han cometido delitos, y no solo delitos; con su actuar por omisión han permitido el derramamiento de sangre. Y esto te lo digo en base a declaraciones testificales, documentales que venimos recabando nosotros como organismo de derechos humanos. No hay forma de que hoy el Ejército de Nicaragua y la policía justifiquen que no han sido parte de la omisión de delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y violaciones a derechos humanos. El ejército, al operar con ese cuerpo armado de paramilitares cometió delito. Ellos tenían que garantizarle a su pueblo protección en el ejercicio y en la esencia de su función y neutralizar todos esos grupos y poner el orden y resguardar la seguridad de su pueblo, ponerse al frente, que no se dieran este tipo de delitos. Sin embargo, todos esos generalotes, todos esos militares del Estado Mayor, todos esos guardias del Ejército no tomaron conciencia, ni con su mandato, ni con la Constitución, ni protegieron a su pueblo. Y se siguen cometiendo delitos, hasta el día de hoy.
–¿Hay deserciones?
Sí, hay deserciones a diario, del Ejército y de la Policía.
–¿Algo que agregar para finalizar esta entrevista?
Lo mismo que siempre he dicho al final de toda entrevista: hay que tener mucha fe, mucha esperanza, y como decía Monseñor Silvio Báez Ortega, en medio de la oscuridad siempre hay al final del túnel una luz, que es la que ilumina y es la que va a iluminar al pueblo, a nuestro pueblo de Nicaragua que hoy sufre. Hay que tener fe, como un pueblo Mariano, de que vendrán días de justicia universal, la justicia de los derechos humanos hasta llegar hasta el último rincón de Nicaragua. Que Dios bendiga a Nicaragua.