Edwin Carcache, representante estudiantil en la Alianza Cívica: “Si los empresarios se desvían de la lucha, los vamos a denunciar»

Niega que los grandes empresarios hayan cabildeado en Washington para detener las sanciones contra la dictadura, y afirma no defender «por defender» al sector empresarial, del cual considera que hasta ahora han estado «hombro con hombro» con los demás sectores en la lucha por la democracia.

La mayoría de nicaragüenses sin duda reconoce a primera vista al joven del sombrerito que destacó en las protestas de abril 2018 y en las jornadas posteriores. Se trata del estudiante de Comunicación Edwin Carcache, quien por su participación en esa lucha fue acusado de terrorismo y encarcelado durante casi un año por el régimen de los Ortega Murillo.

Ya en libertad relativa Carcache se ha reincorporado a las acciones de lucha contra el régimen. Actualmente es miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, en representación de algunos sectores estudiantiles organizados a raíz de las protestas.

Su posición en la Alianza es hoy objeto de algunas controversias debido a la influencia de los intereses empresariales que muchos ciudadanos perciben y resienten en el seno de la Alianza. Especialmente respecto a lo que se percibe como un desplazamiento del sector estudiantil en las posiciones políticas de dicha organización durante las negociaciones con el régimen y también por la forma en que desde distintos ángulos se asumen las expectativas de salida o derrocamiento del régimen dictatorial.

En esta entrevista exclusiva para Revista Abril, el joven Carcache reconoce la importancia del papel de la diáspora nicaragüense en la búsqueda de libertad, justicia y democracia para Nicaragua, y dice que actualmente la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco, UNAB, han asumido una estrategia en conjunto para reactivar y dar un giro más proactivo a las acciones de presión internacional y lograr una mejor comunicación con los actores más importantes en ese ámbito.

«Esto va paso a paso -afirma-, debido a que previamente hay que crear consensos y escuchar todas las opiniones y considerar las distintas posiciones sobre diversos aspectos de la lucha; todo lo cual hace que esto parezca un proceso lento».

Sobre la desconfianza o la duda planteada en diversos foros respecto a la sinceridad del involucramiento del gran capital nicaragüense en los esfuerzos actuales por la búsqueda de libertad, justicia y democracia en Nicaragua, Carcache recuerda que desde el momento en que como individuo se incorporó a la lucha hasta cuando fue apresado, pudo reconocer un sentimiento de unidad y de «respaldo entre todos» que había en el movimiento de lucha.

«Nos respaldábamos y nos cuidábamos entre todos -afirma-, y por eso la diáspora apoyó decididamente esta lucha. Pero mejor que hablar de unidad en estas circunstancias hay que hablar más bien de unión. Hay mucha diferencia entre ambos términos. La unión nos permite crear espacios de comunicación y de común acuerdo entre los distintos sectores. Respecto al sector empresarial, desde el movimiento estudiantil integrado a la Alianza nosotros hemos sido claros desde un comienzo respecto a llamar a un Paro Nacional. Nosotros hicimos ese llamado desde el comienzo de las protestas. Pero sí creo que debemos pensar en la responsabilidad que tenemos para no pasar por encima de los demás y tratar de lograr un consenso. Lo que queremos es hacer un trabajo contundente y en conjunto. El término unión abarca todo eso: trabajar en conjunto, ponernos de acuerdo y lograr estrategias que debiliten al régimen».

Acerca de la percepción de que los grandes empresarios de Nicaragua no están contribuyendo de manera efectiva a los esfuerzos por la búsqueda de verdadera democracia en el país, Carcache opina que esa es una percepción «bastante subjetiva».

«Mi percepción sobre esta situación, en esta etapa, es que se está tratando de de edificar, de solidificar el movimiento, pero en el momento en que algunas piezas que componen esa edificación se tambaleen, nosotros vamos a ser los primeros en señalarlo».
Aunque no lo afirma categóricamente, Carcache parece no considerar que hasta ahora la participación del sector privado en la lucha por la democracia se esté «tambaleando».

«En este momento -dice- siento que vamos en la línea que debe ser, tomando en cuenta los riesgos, la represión y todos los obstáculos que a veces impiden que las estrategias se concreten».

Respecto a su apreciación de cuál ha sido el verdadero papel del sector empresarial en la búsqueda de democracia dice preferir que opinen quienes «estén más allá de la Alianza». Sin embargo afirma que hasta el momento los empresarios han estado «hombro con hombro» con el resto de sectores.

«No lo digo por defender al empresariado -agrega-, ni por defender a los sectores académicos o a la representación de la costa Caribe o a los mismos estudiantes. Creo que debemos pensar bien en qué es lo que queremos, pensar en el objetivo común, que es derrocar a la dictadura. Obviamente, si vemos que algún sector se tambalea o se desvía de los objetivos, nosotros lo vamos a denunciar».

Carcache reconoce que algunos empresarios, antes de abril 2018, «anduvieron cabildeando sobre el tema de la Nica-Act», pero dice estar consciente, después de haber abordado el tema a lo interno de la Alianza, que «en este momento el empresariado no ha tratado de detener ninguna sanción».

«Ese señalamiento no es cierto -riposta-, porque nosotros mismos hemos venido a Washington, yo mismo he venido a Washington y nadie me puede decir qué pasó o qué no pasó. Nosotros hemos estado pendientes de la situación y podemos afirmar que eso no ha sucedido. La confianza es algo que se gana, y si nosotros vemos que esta gente se está saliendo de los consensos y están actuando en contra del pueblo, entonces lo vamos a denunciar».