Padre Edwin Román, párroco de Masaya: No se puede ir a elecciones contra un poder ilegítimo

«Los grandes empresarios tienen gran culpa de lo que estamos viviendo… Ellos también deben acompañar al pueblo pobre y no velar sólo por sus intereses o por estar bien con un régimen dictatorial», afirma el sacerdote en entrevista exclusiva con Revista Abril.

Si alguien representa a los numerosos sacerdotes que han salido a las calles y se han situado al lado del pueblo en su justa protesta, y que además han abierto las puertas de los templos a la población herida y perseguida durante estos meses de crisis y represión; sin duda es el padre Edwin Román, párroco de la Iglesia San Miguel de Masaya, quien junto a figuras de la Iglesia Católica como Rolando Álvarez y Silvio Báez han demostrado con hechos su compromiso con el clamor de justicia de la gran mayoría de nicaragüenses.

Revista Abril lo ha entrevistado y entre otras cosas ha dicho, recordando el decir popular, que no es «monedita de oro» para ser bien visto por todo el mundo, en alusión a los insultos, amenazas y el acoso de que ha sido objeto por parte del régimen de los Ortega Murillo.

También ha recordado la famosa sentencia de que «nadie es profeta en su tierra», y que sin embargo su deber es siempre estar al lado de los fieles, al lado del pueblo que sufre. 

«No a todo el mundo le agrada la posición que tomamos muchos sacerdotes nicaragüenses en este contexto sociopolítico -afirma-, que en mi caso no se trata de algo meramente político, sino de algo humanitario, un apostolado como parte de mi sacerdocio como párroco en San Miguel, en Masaya; algo que no solo yo represento sino que también muchos sacerdotes y obispos de Nicaragua que están al lado del pueblo».

Para el padre Román los momentos que vive Nicaragua deben llamarnos a una reflexión a todos los ciudadanos. «Es necesario -dice- acabar con el caudillismo y con las dictaduras que hemos venido arrastrando y padeciendo a lo largo de la historia, y que han ocasionado todas estas tragedias que hemos vivido y estamos viviendo. Son tiempos muy duros para la patria, pero son tiempos que deben ser de mucha reflexión para tratar de crear una nación nueva, una sociedad nueva».

Respecto a la explosión de protestas suscitada en abril del año pasado dice que ya se venían viendo o percibiendo signos de que la situación social estaba bullendo como en una olla de presión. 

«La situación en Nicaragua -agrega-sigue siendo como una olla de presión. Esos signos nos llevaron a la explosión de abril. Los obispos ya lo venían diciendo. Era un sentimiento que venía sintiéndose en el pueblo de Nicaragua y que terminó en un estallido social».

Después de todo, reconoce que personalmente le sorprendió la acción de los jóvenes. «Uno piensa que el joven anda ahí en su mundo, como dicen: en su vida loca; como si no le interesara o no reflexionara acerca de la situación del país. En ese aspecto sí me sorprendió la reacción de la juventud, no solo del sector estudiantil, sino la de otros sectores de jóvenes, así como también no fue tan sorprendente la acción del sector campesino que desde hace tiempo venían protestando por la situación de sus tierras debido a los anuncios y decretos sobre la construcción del canal interoceánico».

Para el padre Román, eso le enseñó mucho al resto de ciudadanos nicaragüenses, y una de las enseñanzas es que «debemos estar unidos en esta lucha». «Todos los sectores del pueblo nicaragüenses debemos estar estamos unidos ante la dictadura».

«Yo crucé barricadas -recuerda-, en los esfuerzos por rescatar a personas que estaban heridas o capturadas, y en mi paso por esas barricadas me encontraba a hombres muy jóvenes, entre 20 o 25 años de edad, con tiradoras o morteros caseros en las manos; algunos se me acercaban y me decían llorando que hacían lo que estaban haciendo por sus hijos, para que sus hijos no vivieran lo que ellos estaban viviendo».

Afirma haber sido testigo de esa unidad del pueblo durante las protestas en Masaya. «Masaya no es una ciudad en la que haya demasiadas diferencias de escala social, sin embargo durante las protestas yo vi a muchos ciudadanos de diferentes familias, desde los más humildes hasta los que tienen alguna comodidad, unidos en la protesta y en la lucha; familias enteras, jóvenes, adultos y hasta niños y ancianos unidos en la protesta. No es que fueran, como ha dicho la dictadura, unos puchitos, era la población unida por una causa. Es la población entera la que está unida contra la dictadura».

«Ahora -se lamenta- el paisaje y el ambiente no solo de Masaya sino de muchas ciudades y poblaciones es lóbrego, se siente el vacío y la soledad que ha dejado el hecho de que miles de jóvenes han tenido que huir a Costa Rica, a Panamá y a otros países por la persecución. Hay angustia en la población, por la fragmentación familiar, por la falta de trabajo, por la crisis económica que ya se hace sentir».

«Es dramático -afirma- lo que se está viviendo en Nicaragua. En los parques, cerca de las Iglesias, lo que uno ve es a personas vigilando, asediando… Pero no ha faltado el coraje, el valor de la población. Aún con el acoso y la represión la gente se les enfrenta, les grita y les reclama. Yo mismo lo hago cuando asedian la iglesia, no porque me guste si no para demostrar que no hay que tenerles miedo. No tienen por qué tener secuestrado al país. Lo que demuestran es lo contrario, que son ellos los que tienen miedo a la reacción de la gente. Por eso se valen de las armas para reprimir».

Como ciudadano nicaragüense, Román opina que todo el sistema autoritario que rige actualmente tiene que acabarse primero para poder ir a unas elecciones que de verdad sean libres.

«No se puede ir a elecciones con el sistema en que estamos. No sé puede ir a elecciones con el mismo Consejo Electoral o con los candidatos que la misma dictadura disponga. ¿Cómo se puede ir a elecciones con alguien que está ilegítimamente en el poder?».

Afirma además que los grandes empresarios de Nicaragua tienen una gran culpa respecto a lo que se está viviendo actualmente. 

«Han velado por sus intereses y han dejado al pueblo a un lado. La gente se estuvo preparando para un Paro Nacional y al final no hubo ningún paro, y ahora parece imposible… Entre tanta gente que llega a la iglesia yo he percibido un gran descontento de la población con el gran capital. El gran capital también debe acompañar al pueblo pobre, y no velar sólo por sus intereses económicos, o sólo por estar bien con un régimen dictatorial».Esta y más declaraciones del padre Román en esta entrevista exclusiva con Revista Abril.