El asalto al Congreso de Estados Unidos: ¿salto hacia atrás en la civilización occidental?
Guillermo Cortés Domínguez
El autor es escritor.
Lo ocurrido este miércoles 6 de enero en Washington “fue un salto hacia atrás en el avance de la civilización occidental”, afirmó el ex embajador en la ONU, Julio Icaza, para quien la imagen de uno de los invasores del Capitolio, descamisado, cubierto con una piel y unos cuernos de búfalo, “es una representación de la barbarie”.
Para el profesor universitario Freddy Quezada, con la invasión de manifestantes trumpistas al Capitolio, se puso de manifiesto que en EE. UU. hay una crisis de la democracia representacional; los «correctness» se vieron desbordados por sus arrogancias; y está la pandemia y la presión de China como potencia rival. Agrega que “estos factores han tensionado el «establishment» gringo y lo amenazan saltar por los aires”.
Por otro lado, “Se puso en evidencia la fragilidad de la democracia de EE. UU reflejada particularmente en la transparencia de su sistema electoral o en su funcionamiento. Sería muy simple atribuir los hechos violentos a la exhortación de un frenético perdedor”, considera la analista Mayra Rosses, para quien las bases trumpistas que consideran que hubo fraude en las elecciones, “emprendieron una lucha violenta para hacer valer sus derechos”.
Lo sucedido ayer “es el recuerdo lamentable que dejará la era Trump”, dijo el sociólogo Federico Coppens, para quien “ningún sistema democrático, por muy viejo e institucionalizado que sea, está blindado para siempre contra los riesgos del populismo. Preservar la democracia es tarea permanente”.
Sistema democrático debe ser renovado
El profesor Quezada señala que el presidente Trump ha puesto a prueba la solidez del sistema político de EEUU, en particular la separación e independencia de poderes, por arriba, (el mejor invento para impedir que el poder se concentre en uno solo) y un conjunto de organizaciones autónomas de la sociedad civil, por abajo, que redondea un sistema sólido. Aunque cree que “es muy difícil que alguien lo rompa”, advierte que “si no se renueva, pueden hacerlo entrar en crisis actores nuevos y agresivos como los que apoyan a Trump”.
“Ha sido una dura prueba para la democracia norteamericana, en la que las instituciones han salido victoriosas, el sistema democrático ha funcionado, las elecciones tuvieron lugar con una participación nunca vista en la historia, las falsas alegaciones de fraude han sido dilucidadas en los tribunales, el colegio electoral ha votado y finalmente el Congreso ha certificado el triunfo de Biden”, señala el jurista Julio Icaza, quien advierte que “las consecuencias tendrán que ver más con el futuro del partido republicano”.
Mayra Rosses no ve el asalto de ayer al Capitolio como resultado de la actividad de promotores, sino que se origina en asuntos más de fondo. Además, le parece inaudito y hasta sospechoso, “la ineficiencia de la policía que resguardaba el Capitolio”.
A los culpables del caos en el Capitolio “se les debería de privar de sus derechos políticos”, estima Federico Coppens, y el profesor Quezada coincide con él: “Deberían juzgarlos por romper las leyes”. Para el analista político Julio Icaza, “Trump es el responsable de lo sucedido, que causó cuatro personas muertas, pero las batallas legales en su contra vendrán una vez que se haya instalado el nuevo gobierno. No obstante, advierte que el ex Presidente y el trumpismo “seguirán siendo una seria amenaza a la democracia y gran parte de la solución estará también en manos de los republicanos”.