El Incae y la articulación mafiosa de Estado, empresa y familias oligárquicas en Nicaragua

Fidel Ernesto Narváez
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¿Qué sucede cuando gobierno, empresas, Estado, instituciones, familias, bancos, embajadores y capitales responden a una cadena y a una dinámica de mando mafiosas?

‘‘Todo millonario necesita su intelectual’’
Lidia a Pontano en La notte de Antonioni.

‘‘Interviewer: And there’s you.
D. Caruana Galizia: One woman with a blog.’’

Incae: el arte de crear un espejismo conveniente

Desde su fundación, el INCAE tuvo la misión de ser el lugar de encuentro y el centro de pensamiento de la clase dominante. Quizás el término clase dominante sea un concepto que calzaría mejor en el esquema de Ricardo Morales Avilés, cuando este analizaba la posición del INCAE en la estructura de poder del somocismo. Hoy en día la característica más adecuada para definir la posición del INCAE en Nicaragua es la de la plasticidad.

Cuando hablo de plasticidad lo digo en dos sentidos: el sentido artístico y el político. El artístico, porque el INCAE y todo su aparataje de intelectuales, empresarios y patronos busca como darle un sentido estético a toda la situación generalizada de injusticia, de historia fratricida, de historia dictatorial y de explotación endogámica que ha sido Nicaragua durante gran parte de su historia.

En otras palabras, este centro busca dibujar, pintar o retratar una escena de una Nicaragua empobrecida, desigual y vilipendiada, como una Nicaragua, país de oportunidades, el país del ron y las aguas apacibles de un Cocibolca que baña desnudos y cuyos vientos empujan hacia la costa y a buen puerto las pequeñas embarcaciones como si se tratase de un cuadro de Armando Morales.

La exhortación de Coronel Urtecho

Esta perspectiva artística queda muy bien retratada en las ‘‘3 Conferencias a la Empresa Privada’’ de José Coronel Urtecho, quien, a mi juicio, y aprovechando todas sus dotes intelectuales, que no eran pocas, pretende poner a los ojos de la empresa privada nicaragüense la oportunidad de capitalizar el arte y la cultura; más que de capitalizar, de vanguardizar el arte y la cultura bajo la visión del hombre de empresa. O, mejor dicho, observarlo como un mercado más en el cual imprimir el sello propio de los escudos familiares de Granada o León.

<< [José Coronel Urtecho], mejor que nadie, sabía que en Nicaragua [la acumulación de capital] se trató un proceso colonial, hacendista, rudimentario, recaudatorio, peonista, encomendero y de acumulación por desposesión…>>

Empresa privada, hombres de empresa

Obviamente cuando se dice empresa privada y hombres de empresa en la Nicaragua de entonces y en la de hoy, lo que está claro es que son las familias de poder tradicionales dirigidas cada una por sus capos o caudillos de turno, reunidas todas ellas en múltiples foros, como FUNIDES, AMCHAM, COSEP y hasta hace poco también en EL CARMEN, que era o sigue siendo otro foro de reuniones de los apellidos en el poder.

Coronel Urtecho era suficientemente inteligente como para reconocer que el proceso de acumulación y de colonización en Nicaragua no fue el mismo que en países industrializados. Su prólogo a mano al Estrecho Dudoso de Ernesto Cardenal es prueba suficiente para reconocerlo. Por lo tanto, ese proceso de hegemonía que permitiría un dominio de clase en los términos en los que el concepto de clase dominante fue utilizado para explicar la acumulación de capital por las burguesías europeas, no era del todo aplicable a Nicaragua, pues él, mejor que nadie, sabía que en Nicaragua se trató un proceso colonial, hacendista, rudimentario, recaudatorio, peonista, encomendero y de acumulación por desposesión para usar este concepto de David Harvey.

Arte, ciencia y cultura como feudos del poder

De tal modo que las conferencias de Coronel Urtecho, más allá de las buenas intenciones con que se expresara el autor acerca de un arte financiando por los Morales Carazo para decorar las instalaciones de sus empresas, al modo que los Rockefeller lo hicieron con la colección más grande de arte naïf, o la Ford Motors con los murales de Diego Rivera, son el inicio y el testimonio con que las familias patronas del INCAE pusieron a la plástica y a la estética al servicio de sus intereses. 

<<Ambos hicieron del arte, la ciencia y la cultura un derecho de pernada, el FSLN por lo político y la gente del Cosep por lo económico.>>

Esa estupenda idea de Coronel Urtecho obviamente no cayó en oídos sordos para ninguno de los dos bandos de la mafia. Para el lado autócrata estatista que incorporó al partido toda expresión artística o cultural, o para el empresarial conservador que no dudo en aplicar el viejo principio del derecho que lo accesorio corresponde a lo principal, y si la hacienda era de ellos también lo debía ser el arte y la cultura. Ambos hicieron del arte, la ciencia y la cultura un derecho de pernada, el FSLN en lo político y la gente del Cosep en lo económico.

Fundaciones de las familias patronales compran las colecciones de arte, como los Ortiz Gurdián en León; la Licorera regala poemas en botellas de ron; los bancos exhiben el materismo abstracto de Rodrigo Peñalba en sus recepciones y sucursales, a la vista de clientes que observan en medio de los nervios de las deudas y de las onerosas comisiones por desembolso. Ya ni siquiera cabe hablar mucho sobre las expresiones artísticas que tienen como fin último la apología y el culto de la personalidad de los eternos comandantes del FSLN.

Un espacio “soberano” de Estado, secretismo, mafia y oligarquía en Carretera Sur

Y el otro sentido al que me quería referir es el sentido de la plasticidad política, con la que el INCAE se presta para favorecer y hacer de colchón auxiliar y ortopédico al sistema de mafia. Se convierte así en un lugar en la Carretera Sur de Managua, con un clima y una altitud idónea para ser el lugar amoral donde nada importa los asesinados por las balas o por las Infecciones Renales Crónicas, o las colas en Migración de miles de nicaragüenses a los que no se les ofrece más oportunidad que salir y alimentar con remesas el presupuesto que a punta de exenciones fiscales unas pocas familias apuñalan diariamente, el presupuesto de una república que nunca alcanza para la salud o la educación de calidad.

Con este sentido plástico y político del INCAE lo que quiero decir es que ha demostrado ser un espacio soberano donde la amoralidad y la frialdad se juntan para mantener siempre en pie, a pesar casi de cualquier cosa, un sistema de dominio de mafia, o de familias dominantes. 

<< De uno y otro lado de la mafia siempre la libertad de prensa y comunicación es un estorbo>>

Secretismo, conspiración, censura y crimen

El hecho que no puedan entrar medios de comunicación dice mucho del secretismo antidemocrático con el que operan, como si se tratara de una reunión de gansgsters dentro de un recinto académico. Hasta ese punto llegan, a prostituir lo académico para favorecer lo político. Nada distinto de El Carmen o un recinto de la UNAN, donde no entran medios de comunicación independientes sino apologetas del discurso oficial. De uno y otro lado de la mafia siempre la libertad de prensa y comunicación es un estorbo, un elemento definidor de las organizaciones criminales cuyo silencio que imponen lo repite hasta el Lago, haciendo literal aquel verso de Edgar Allan Poe: ‘‘Hay un doble silencio -mar y costa-’’.

Por eso al principio dije que el concepto de clase dominante es un término que quizás le correspondería más a la época histórica y concreta de Ricardo Morales Avilés, los años sesenta. Sin embargo, a estas alturas, y una vez demostrada la plasticidad del INCAE para procurar un modelo auspiciado por antiguos revolucionarios y al mismo tiempo con las históricas familias de abolengo, no cabe duda de que el concepto de clase dominante acaba donde empiezan las pláticas de revolucionarios ortodoxos para mantener el estatus quo con las familias conservadoras o liberales que encabezan la lista de los millonarios.

Una hacienda llamada Nicaragua

Una corta lista de familias dominantes están convencidas, como si se tratase de un renovado y criollo destino manifiesto, que Nicaragua es su hacienda, su cañaveral, su cafetal, palmeral, algodonal. Da igual el monocultivo, siempre estará detrás uno de ellos. Ese es el carácter omnipresente de la mafia. No hay negocio que se les pueda escapar. De los monocultivos de antaño a los monopolios presentes. Sobran los estudios de quienes vincularon y probaron que los ciclos y patrones productivos agroexportadores y extractivistas de los gobiernos del pasado terminaron favoreciendo las mafias del presente.

Sobre la mafia y el tema ideológico cabe mencionar que la ideología no acaba donde empieza la mafia, porque la praxis del modelo mafioso no hace que las ideologías desaparezcan. Al contrario, las aumenta para que el pueblo siga entretenido en un escenario de guerra fría cultural (piénsese en la disputa entre Leoncio Sáenz y Rodrigo Peñalba sobre el arte comprometido) que tanto sirvió a las potencias para deshacerse de los obstáculos en nombre del comunismo o del capitalismo. 

<<…las negociaciones y las reparticiones se hacen en función de relaciones endogámicas o de apellidos antes que en función de la evolución o del proceso de acumulación económica…>>

Un corazón dentro de un cofre para monedas de oro

No obstante, la praxis y el empirismo del crimen tiene su dinámica propia, y aunque algunos de sus integrantes se golpeen el corazón izquierdo o derecho, el único lugar que importa para ellos es aquel donde esté seguro el dinero, y ese será el lugar donde palpitan sus corazones: las islas del Caribe y los paraísos fiscales. Creo que fue en Piratas del Caribe donde miré latir un corazón dentro de un cofre para monedas de oro.

Por eso prefiero utilizar el término mafia dominante en vez de clase, porque los arreglos, las negociaciones y las reparticiones se hacen en función de relaciones endogámicas o de apellidos antes que en función de la evolución o del proceso de acumulación económica que una parte minoritaria de la sociedad tuvo sobre el resto.

Con ello no quiero decir que ese proceso de acumulación no exista; sin duda que existe ese proceso de acumulación y de explotación, pero el goce y disfrute del poder se reparte en términos familiares y atendiendo a las cuotas de corrupción que cada familia está dispuesta a ofrecer en la cooperativa del crimen. Porque crimen es la única palabra que puede resumir los actos en que, por acción u omisión, y por plasticidad acomodaticia, participan aquellos que quieren mantener imperturbable el poder, concentrado en el menor número de manos posibles, y a cualquier costo.

La mafia dentro del Estado, de la ley y el orden; escribiendo la ley, imponiendo el orden

La mafia es el estadio superior de un sistema donde se conjuga el imperialismo, el colonialismo, la dictadura y las familias históricas que concentran el poder. Por eso, con el término mafia no me refiero solamente a las bandas de crimen organizado que trafican drogas, extorsionan o hacen negocio fuera de la ley, sino también a aquellas que hacen la ley, representan a un gobierno, un banco y muchas veces hasta instituciones internacionales que sirven de auxilio económico a las élites locales cuando sus extravagantes actos de corrupción llevan al Estado al borde de lo fallido. Piénsese en el BCIE financiando megaproyectos de las familias de la mafia. Y aclaro que digo “al borde de lo fallido” en términos contables, porque en términos políticos o democráticos el Estado de Nicaragua es fallido desde hace tiempo. Y no solo el de Nicaragua, sino también los de otros países de la región.

Por eso es que es un estadio superior, porque aunque hemos estado acostumbrados por el cine, las series y la literatura periodística a ver la mafia fuera del Estado, fuera de la Ley y el Orden, (uno que otro juez o policía corrupto quizás), debemos preguntarnos: ¿qué sucede cuando gobierno, empresa, Estado, instituciones, familias, bancos, embajadores y capitales responden a una cadena y a una dinámica de mando mafiosas?

Pues, sucede que el sistema va ganando perfección, anticuerpos y cortafuegos, se vuelve un modelo de Estado, de crimen institucionalizado, gubernamentalizado y sin el temor a ningún poder porque también son fuente de poder, son gobierno, partidos, poderes del Estado, financieras que lavan dinero, empresas que pagan comisiones, jueces que no ven, comisionados que no oyen, periodistas que callan, intelectuales que venden lenguado de mentiras, plato de babas -diría Manolo Cuadra-.

Cuando se llega a ese grado de descomposición es entonces cuando ‘‘todo millonario, -como diría la frase de la película de Antonioni-, necesita un intelectual’’. Aquí es donde entra en juego el INCAE, porque son el órgano que aprovisiona de intelectuales a la mafia, ¿para qué?, para hacer lo que antes llamé el sentido plástico de la mafia: dibujar un cuadro, calcular una cifra, dar una conferencia e incluso hasta recitar un poema para que todo el deterioro moral, la corrupción política, la desigualdad social y económica del país parezca una novela del realismo mágico, un cuadro de luminosidad sorollista con unos bueyes y un arado sinónimo de trabajo digno y honesto que sean al mismo tiempo el elemento constitutivo de un verso de Rubén Darío :

‘‘Buey que vi en mi niñez echando vaho un día
bajo el nicaragüense sol de encendidos oros,
en la hacienda fecunda, plena de la armonía
del trópico; paloma de los bosques sonoros
del viento, de las hachas, de pájaros y toros
salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.«

Un cartel del crimen con bandera e himno nacional

Para eso necesita la mafia a los intelectuales, para que hagan de modernos transfiguradores, para que publiciten que tenemos un país y no un cartel del crimen con bandera e himno nacional. Para que el pensamiento y la academia crítica siempre esté más pendiente del cóctel con el embajador, las inversiones y los ministros antes que desarrollar verdadera ciencia y crítica.

Es aquí donde entra en juego el arte y la ciencia para la mafia, es para lo único que le interesa el arte y la ciencia, para que artistas y científicos sigan desarrollando la fórmula, la métrica, la ecuación y el trazo que haga a Nicaragua parecer un país y no lo que verdaderamente es a consecuencia de dos siglos de pactos, dictaduras y explotación. Para que un concierto, un festival, un juego de béisbol y una pelea de boxeo (piénsese en todos los deportistas alineados a los dictados de la mafia) hagan el espectáculo que nos ayude a olvidar. Arte y ciencia para la amnesia, para nada más.
Este es el nuevo sentido del INCAE en un escenario distinto del de los años setenta y la dictadura somocista, el del modelo de alianza, diálogo y consenso que tuvo lugar (oh, curiosamente) en el INCAE, de la misma forma que tuvo lugar en él el Honoris Causa a Somoza. Dos hechos simbólicos que marcan la naturaleza que los patrones del INCAE le han terminado dando en detrimento de muchos estudiantes ajenos a la situación de ese lugar donde se ha conspirado, se han preparado pactos y premiado a los amigos de la cooperativa del crimen. Todo, siempre, bien fundamentado, argumentado; y bien vestido, porque hasta lo académico lo han puesto a desfilar en el mercado de las oportunidades.

Fidel Ernesto Narváez

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