Nicas en el espacio

Néstor Cedeño
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Néstor Cedeño es autor de Entre rebelión y dictadura y Entre lucha y esperanza, 
dos obras de relatos, poemas y escritos sobre la rebelión cívica de 2018 en Nicaragua.

Caricatura de Wilber Chavarría Centeno ©

3… 2… 1… ¡DESPEGA! Se ha hecho historia, señoras y señores; el primer lanzamiento al espacio desde suelo nicaragüense, tierra de Sandino y Darío. Esto no hubiera sido posible sin el liderazgo de nuestro queridísimo comandante Daniel Ortega Saavedra y la compañera Rosario Murillo. Vean cómo va subiendo… lejos hacia el espacio y pronto tocando la superficie de la luna. Ningún país del ismo ha logrado esto, señores, un cohete lanzado desde su plataforma en Xiloá. ¡Miren cómo va! ¡Viva Nicaragua! Esperen… ahora unas palabras de nuestra querida compañera Rosario…

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La muchedumbre que salió de sus casas y llenó las calles, otros que habían llegado al Salvador Allende para tener una mejor vista, los niños que se subieron a los techos para no tener una obstrucción que no les permitiera ver y los empleados públicos que recibieron pases especiales a cambio de alzar banderas rojo y negro y gritar “Daniel, Rosario, ¡a la luna nos lanzamos!” y otras consignas creadas para la ocasión… todos fueron testigos de lo que muchos creían que jamás llegaría a suceder. Y con toda razón, cuantas promesas de satélites y aquel “Gran Canal Interoceánico” … obras que jamás fueron cumplidas. Cuantas tapudencias por parte de un gobierno que tenía un doctorado en “lenguas largas”. ¡Pero esta vez cumplieron! Y desde que emitieron aquella carta a la “Chanchera” legislativa con la propuesta de la creación de la “Secretaría Nacional para Asuntos del Espacio Ultraterrestre, la Luna y otros Cuerpos Celestes”—o S.N.A.E.U.L.C.C. para todos aquellos que les encanta las siglas—Nicaragua, a pesar de ni siquiera tener para ajustar para la canasta básica, estaba en competencia con la misma N.A.S.A. La población y el mundo cibernético lo había bautizado como la Space Force Nica, por la absurda fuerza militar creada por el entonces presidente de Estados Unidos que, al contrario del comandante, no pudo mantener su posición como autócrata—digo, presidente—de su nación. 

La gente logró ver como el cohete subió hacia las nubes de Managua. Todos los canales se encontraban en cadena nacional para aquellos que no pudieron ver el lanzamiento desde su ciudad o municipio. Las emisoras narraron el evento al estilo play by play deportivo, interrumpidos por una que otra publicidad, comunes durante esas transmisiones. —Rrraaayo Vac es la pila que los nicaragüenses usan. ¡Y es la pila que llena de energía al cohete que va para la luna!

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Buenas noches, hermanos, buenas noches, hermanas, buenas noches a todos. Hoy estamos reunidos, celebrando con amor y paz, con fe y alegría, este lanzamiento hacia nuevos horizontes; hacía la “frontera final”, como dicen en la televisión. Muchos dijeron que no iba a pasar… cómo estaban equivocados esos minúsculos. Ya que no pudieron unirse, siguen lanzando veneno. Pero jamás podrán con este pueblo tan lleno de vigor y victorias. ¿Vieron cómo se logran las cosas? Con el espíritu alegre y el deseo de llegar más allá que cualquier otro; “a una galaxia muy, pero muy lejana”. Nosotros los nicaragüenses de buen corazón, dijimos ¡sí podemos, sí lo haremos!… Y sí se hizo, sí le logró. Vean cómo nuestro cohete, bendecido por Dios, sube por lo alto y pronto llegará a su destino: la luna. Nicaragua pronto será vista como un país líder en la carrera espacial. Cuidado nosotros seamos quienes descubran vida en otros planetas. ¿Se imaginan? ¡Extraterrestres que llegarían a compartir con nosotros primero! Pues así será hermanos y hermanas. Todo gracias al gesto inigualable de nuestro buen gobierno. Un gobierno solidario… para todos… cristiano de verdad… y de lucha histórica. Vendrán más victorias…

El espectáculo duró hasta el día siguiente a pesar de que el cohete dejó de ser visto al poco tiempo del lanzamiento. Hubo fiestas por todo el país patrocinadas por el gobierno—o sea, nuestros impuestos. Gustavo Leyton llegó a grabar un tema para la ocasión, el cual sonaba en cada casa sandinista. Los que no celebraron semejante logro nacional se encerraron y fueron a dormir sin ningún ánimo de ser parte de tanta farsa.

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3… 2… 1… ¡DESPEGA! —dijo una voz que se escuchó por los auriculares de la tripulación del cohete. En ese momento, la fuerza descomunal que ellos sentían dentro de la cápsula hizo que cada uno sintiera como si hubiera tomado Joyita hasta caer y el día siguiente se fueron al espacio con una tremenda goma…

—¡Juela cien puta maje! ¡Clase fuerza esta verga! ¡Voy a echar el perro! —gritaban mientras la fuerza del cohete los subía hacia la atmosfera y el espacio. A pesar de entrenar por meses, los tripulantes se cagaban del miedo. —Prix… ¿irá a aguantar esta lata? —gritó uno. —Claro que va a aguantar, si fue hecho en la China. Tranquilo bróder, que seremos los primeros nicas “en e-space”. 

El cohete seguía su curso y la tripulación aún sentía deseos de dejar todo el desayuno dentro de sus trajes: nacatamal con pan (y no tortilla), gallo pinto con cuajada y café Toro (porque no alcanzaba para la marca buena). Finalmente, se encontraban en el espacio y la gravedad se redujo a cero. Habían camuflado un objeto pequeño para el viaje como hacen los gringos. Pero no fue un peluche, sino una foto de Anabella Galeano. La foto flotaba, haciendo piruetas por toda la cabina. —Mi amor, ¡te amo! —susurró uno al ver la imagen pasar. 

Managua… estamos listos para desprender del cohete.

Adelante, compañero, ya estuvieras.

El capitán de la tripulación presionó el botón rojo marcado “fuera cohete” y en menos de 30 segundos la cápsula se desligó y siguió su rumbo de 3 días hacia la luna.

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En todo el país no se hablaba más que del cohete. A pesar de que Nicaragua se encontraba en las malvinas de una depresión económica no visto desde los ochenta, existía presupuesto para formar la secretaria, construir el centro de operaciones y el cohete que sería lanzado al espacio—sí o sí. No alcanzó suficiente dinero para la tripulación así que cada noche, después de un entrenamiento arduo, cada uno regresaba a su casa y hacía lo que quería con la poca plata que ganaba. Algunos nunca dejaron de fritanguear, causando problemas con el ajuste del traje. Otros bebían cada fin de semana, llegando los lunes con tremenda goma. Casi todos eran policías o paramilitares y a pesar de entrenar para ser astronautas, también asediaban a los opositores. Para la Navidad el gobierno otorgó mochilas especiales y exclusivas a los hijos de la tripulación que decían “Orgullosamente hijo de policía… que va para el espacio”. Las mochilas obviamente venían en colores del Frente con una luna de decoración, pero muchos de los niños optaron por no ir a la escuela con ella.

No sólo la canasta básica era sumamente cara, sino también el combustible, ¡pero había plata para ir al espacio! Las condiciones en el país cada día se ponían peor. El desempleo y la delincuencia iban de la mano. Los pequeños negocios y empresas sufrieron tanto que tuvieron que cerrar sus puertas. Y la educación… la peor en el hemisferio por ser sumamente adoctrinada. Por los diferentes medios se hablaba solamente del cohete; los problemas en Nicaragua no eran importantes. 

Papa, papa, ¡yo quiero ir al espacio!

Sólo si tenés tu carné de militante, hijo. 

Las condiciones nunca estuvieron buenas para soñar con ir al espacio. Pero la insistencia del gobierno fue tanta que siempre decían que se tenía que hacer “sacrificios” por el bien del pueblo. Y así fue como la asamblea aprobó la ley, la Gaceta lo publicó el día siguiente y el proyecto inició en menos de un mes. A los dos años había nicaragüenses en el espacio “ultraterrestre”. 

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Al tercer día, la cápsula llegó a su destino. La transmisión fue vista por todo el país y el mundo entero. Los gringos celosos no pudieron creer que una república bananera pudiera alcanzar el nivel de una nación del primer mundo. No reportaban los hechos con mucha fanfarria, como lo hacían en los canales estatales o El 19 Digital. El mundo entero iba a ver la Azul y Blanco plantada sobre la superficie rocosa de la luna. O así pensaban.

Hola amigos, les habla Suyen Cortez. Estamos a pocos momentos de presenciar un hecho histórico. Recordaremos este día como siempre recordamos la batalla de San Jacinto, durante aquel 14 de febrero. —(sonido inaudible) —Ay, ay, ay, digo… 14 de septiembre. Es que me trae buenos recuerdos esa fecha. Es cuando fui a La Curacao y… —(sonido inaudible) —Ya pues, dejemos de locuritas… Mejor hablemos de la luna, ¿no?

Cuando la cápsula aterrizó sobre la luna la tripulación se preparó para abrir la puerta y salir. Nicaragua entera estaba ansiosa por ver un compatriota pisar “la roca de queso”, como decían los niños. Salió uno sólo… saltó, flotó por el aire por unos segundos y pisó la superficie. 

Compañeros, prepárense… estamos a la espera de escuchar las primeras palabras del afortunado de ser el primero en pisar la luna.

Se escuchó el estático de un micrófono que indicaba que alguien iba a hablar.

Ehhhh… Hermaaaaanos nicaragüenses. Que le dé envida al imperio… ¡fui yo quien pisó la luna primero! —(sonido inaudible) —¡Nooooo jodás, Chayo, meeee dijiste que iba ser el priiiimero en la historia! ¿Por qué veo una bandera gringa aquí? Bueno… pasame nuestra bandera.

Todos estaban contentos de que la bicolor estaría puesta, pero terminó por ser la bicolor equivocada. Daniel había plantado la bandera del Frente. Muchos terminaron por apagar sus televisores, otros bajaron sus celulares y se fueron a buscar qué hacer. La desilusión de la gran mayoría de la nación fue clara. Pero los “Zekeda”, ellos estaban felices… pobres, pero felices. 

Ehhhh… no veo ningún extraterrestre aquí. ¿Adónde está el tal Capitán Kirk? Para ni mierda me hicieron ver películas de “Estar Guars” el Juan Carlos y la loca de la Xiomara. Si aquí no hay nada más que piedras y polvo. Para eso me hubiera quedado en El Carmen y abro las ventanas en días de viento, ¡no joda! ¿Dónde está el tal Halcón Millonario?

Halcón del Milenio, Comandante. —interrumpió un nerdo en el centro de operaciones.

—¡Meeee vale verga! —respondió Daniel.

La misión había llegado a su fin y la tripulación estaba listo para iniciar su viaje de retorno. Todos estaban abrochados en sus sillas. Tuvieron que ayudar a Daniel ya que no pudo por su cuenta. —Ehhh. La Chayo y la Camila siempre me ayudan con esto. —dijo. —Así logré declamar a Darío. Ehhh… está triste Mikomandante.  ¿Qué tendrá el Koma-andante? 

Al comunicar que estaban listos para el despegue, recibieron la autorización de encender motores. —3… 2… 1… —pero nada sucedió. Intentaron de nuevo y nada. Daniel preguntó qué había pasado, pero el capitán no tenía respuesta… en Managua mucho menos.

Maje, vas a tener que salir a ver qué pasa con el motor. —dijo uno.

—¡La verga! Acompañame jodido. —respondió el capitán, molesto.

Los dos salieron de la cápsula, bajaron de nuevo a la superficie y saltaron como niños en una brinca-brinca hacia el motor. Los que se quedaron en la cápsula sacaron sus celulares y se pusieron a grabar. Uno se quedó sin espacio para seguir filmando. Encontraron la tapa y leyeron Made in China…, pero una parte de la frase estaba borrosa. El capitán limpió la parte indeterminada y al leer el resto de la frase ambos hombres se quedaron como si hubieran visto los fantasmas de la Quinta Angélica… Congelados.

“Made in Chinandega”

—¿¡Qué?! Nos jodimos maje. Abrí esa mierda. Vamos a ver en qué consiste este motor.

Al abrir la tapa el motor consistía en piezas usadas de buses viejos de los años 90 que aún transitaban en el país. Al dañarse, el gobierno extrajo las piezas necesarias y los metieron en la cápsula con la esperanza de que no los fuera a dejar en el camino. Los hombres volvieron para contar las malas noticias.

Ehhh… y ahora, ¿qué vamos a hacer? Chayooo, reportate. El comandante no se puede quedar eeeeen la luna.

Bueno, Daniel, lo siento mucho. Pensá en lo positivo… serás recordado para siempre como asesino y astronauta desertado en la luna. Tal vez algún extraterrestre aparezca y te eche una mano. Mientras tanto, aquí haré tu trabajo con dignidad y orgullo. ¡Finalmente seré presidenta! 

Ehhh… ¿qué dijiste?

Nada mi amor. La comunicación se está cortando… “shhhh” No te escucho bie… “shhh” Daniel… “shhhhhhhhhhh”. 

Todos en el centro de operaciones se quedaban viendo. Nadie se atrevía a fijar la mirada sobre Rosario. No había ningún problema con el sistema de comunicación. Eso sí fue hecho en China. 

Adiós, Daniel. “Gu-bai mai Dani” —dijo Rosario, con aquel inglés chancumido. —Si mirás a “Chuvaca” me lo saludas. ¡Ese peludo me encanta!

Néstor Cedeño

Néstor Cedeño es autor de Entre rebelión y dictadura y Entre lucha y esperanza,  dos obras de relatos, poemas y escritos sobre la rebelión cívica de 2018 en Nicaragua.