El Mundo, por Oscar René Vargas, 7 de julio del 2022

Bipolaridad geoestratégica

Existe en el escenario político actual una bipolaridad geoestratégica cuyos antagonismos están fundamentados en los bloques de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el G7 y la Unión Europea frente a las alianzas del BRICS. La alianza estratégica entre Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, conocida como BRICS, es un bloque geoeconómico, sin embargo, su desarrollo habla de la bipolaridad geoestratégica de los tiempos actuales.

La dominación del neoliberalismo ha sufrido un golpe muy severo: la decadencia de Estados Unidos, su pérdida de poder en la geoeconomía y geopolítica global, a lo que mucho ha contribuido Trump, retirándose de Acuerdos Comerciales beneficiosos para EE.UU. como el TPP y fomentando una “guerra comercial” con China.

Estamos en un punto de inflexión a nivel global: colapso ecológico; peligro de guerra nuclear; vertiginosa disrupción tecnológica; declive de la hegemonía de EE.UU. y emergencia de China, Rusia y otros actores internacionales; crisis de la hegemonía de Occidente; fracturas de alianzas tradicionales entre EE.UU. y el sur global; creciente desigualdad; crisis del neoliberalismo, de la globalización y emergencia de nuevas formas de dominación mediante los gigantes tecnológicos, la automatización, robotización e inteligencia artificial.

Las relaciones entre Rusia, China y Occidente encabezado por EE.UU., no volverán a ser como antes de 2018; se ha establecido la desconfianza entre todos esos países y gobiernos. Es la reacción de EE.UU. ante la ruptura del orden unipolar establecido después de la caída del bloque socialista y de la Unión Soviética en 1991.

Se está levantando una nueva “Cortina de Hierro” en toda Europa, esta vez levantada por las potencias occidentales que buscan aislar a Rusia y Bielorrusia por el conflicto en Ucrania. Prácticamente de la noche a la mañana, la Unión Europea (UE) destruyó todas las relaciones con Rusia que había estado construyendo durante décadas.

La geoestrategia de EE.UU., para intentar mantener su hegemonía marítima en el mundo, pasa por dividir a la humanidad en dos bloques hostiles: de una parte, EE.UU. y sus aliados; de otra, Rusia y China y los suyos. Repitiendo escenarios de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. está formando dos frentes: Uno en el Atlántico, con la OTAN como ariete; otro, en el Pacífico, con Japón y Australia. La conversión de China en potencia naval y el renacer del poder naval ruso –más el creciente de India e Irán- están poniendo fin a dos siglos de hegemonía anglosajona.

Gasto militar

El Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) informó de que el gasto militar mundial aumentó en 2021, hasta alcanzar el “máximo histórico” de US$ 2,1 billones de dólares; el gasto militar de Estados Unidos sumó US$ 801.000 millones de dólares, mientras que el de China (segundo del ranking global) se situó en US$ 293.000 millones y el de Rusia en US$ 65.900 millones.

China

China criticó ayer a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuando faltan pocos días para una reunión prevista entre el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el canciller chino, Wang Yi.

EE.UU. observa las reglas internacionales según le conviene, destacó el vocero de la cancillería china, Zhao Lijian, y añadió que la OTAN debe abandonar su fe ciega en el poderío militar.

Naciones centroasiáticas

En los últimos meses y semanas hemos conocidos que las tensiones se vuelvan a incrementar en algunas de las naciones centroasiáticas, donde operaciones como el golpe en Pakistán, el intento de desestabilizar a principio de año a Kazajistán, las recientes protestas en la región autónoma de Gorno-Badakhshan en Tayikistán, a lo que hay que sumarle las protestas que se acaban de producirse, en la provincia autónoma noroccidental de Karakalpakstán (Uzbekistán) donde dieciocho personas murieron y otras 243 resultaron heridas en los disturbios producidos a raíz de decisiones del gobierno central para limitar su autonomía. Todas ellas naciones donde tanto Rusia como China tienen importantes intereses económicos y geoestratégicos.

Sri Lanka

El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, informó que habló por teléfono con su par ruso, Vladimir Putin, para pedirle apoyo crediticio en combustible y reanudar así los vuelos turísticos suspendidos a raíz de la crisis económica que padece. La crisis económica de Sri Lanka provocó una aguda escasez de combustibles, lo que forzó al gobierno a cerrar escuelas y pedir a los empleados públicos que trabajen desde sus casas. El gobierno dijo que ninguna entidad está dispuesta a vender petróleo a Sri Lanka, incluso por dinero en efectivo, porque su empresa petrolera está fuertemente endeudada.

Organización Mundial de Aduanas

El Consejo de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), que agrupa a 184 países, se reunió para sus 139/140 sesiones en Bruselas a finales de junio de 2022. La Unión Europea (UE) y Ucrania trataron de promover una resolución encaminada a suspender los derechos de Rusia y Bielorrusia en la organización. Pero no lo consiguieron.

Sahel

Las acciones de los EE.UU. y sus socios, acordadas en Madrid, no se han detenido respecto a Rusia y China, sino que han encontrado el lugar donde se podría producir, esta vez sí, el primer enfrentamiento armado directo entre fuerzas rusas y fuerzas de la OTAN, que son las arenas del Sahel. Esa franja que corre desde el Mar Rojo al Atlántico, entre el sur del Sahara y el norte del África subsahariana, donde operan al-Qaeda y el Daesh desde hace más de una década, a consecuencia de la crisis de Libia que había actuado como un muro natural contención para expansión del terrorismo wahabita, ahora ha generado miles de muertos y el desplazamiento de millones de personas y la ruina económica de docenas de ciudades y cientos de pequeñas aldeas, particularmente en el norte y centro Mali, norte de Burkina Faso y oeste de Níger.

Con la reciente decisión de la OTAN de considerar al Sahel como “área de interés estratégico” y con la excusa de combatir al terrorismo “islámico” encarnado en grupos tributarios de al-Qaeda, o la franquicia del Daesh conocida como Estado Islámico del Gran Sáhara, organizaciones aupadas y financias por Arabia Saudita, socio fundamental para las operaciones de la OTAN en Medio Oriente y todo el mundo islámico, la OTAN pretende afianzar su presencia en África para recobrar el control del continente y cerrar el paso a la expansión comercial, política y militar de Rusia y China.

China ha conseguido establecer lazos de cooperación con muchos de los países africanos construyendo caminos, vías férreas, centrales hidroeléctricas, infraestructuras edilicias, puertos y explotaciones hidrocarburíferas, a los que ha incorporado al plan estratégico de la Nueva Ruta de la Seda, con la que prácticamente desplazó a los EE.UU. como principal potencia comercial del mundo.

Desde el punto de vista militar Rusia ha conseguido establecer fuertes enclaves en el continente vía la presencia del Grupo Wagner, la empresa de seguridad (mercenarios) de origen ruso que, frente a la inoperancia y los abusos de los ejércitos occidentales, particularmente los de Francia y los EE.UU., se ha incrementado el sentimiento antioccidental en muchas regiones del Sahel, por lo que se ha llamado a los rusos para colaborar con diferentes países africanos, desbordados por la violencia terrorista, como en Mali, Burkina Faso, República Centroafricana o Libia.

La inflación

En ambos lados del Atlántico la inflación se ha disparado a una velocidad que no se recordaba desde hace 40 años. Pero las causas no son exactamente las mismas, ni las economías a las que daña comparten el mismo estado de salud. EE.UU. no depende del gas y el petróleo rusos y, aunque sí ha subido la gasolina, sobre todo se han desatado la vivienda, los servicios y los salarios. Además, su tasa de desempleo es sólo del 3,6%. En la Unión Europea (UE), por el contrario, el cierre del grifo ruso amenaza con poner al borde del colapso a un buen número de países completamente dependientes de la energía de Rusia.

La inflación en la zona euro alcanzó en junio el 8,6%, al menos a tenor de los indicadores adelantados que utiliza Eurostat. EE.UU. aún no ha hecho público el dato de junio, pero en mayo ya se situaba también en ese mismo 8,6%. De los 20 países europeos que han revelado la cifra del último mes, nueve tienen un IPC superior al 10%. Estonia alcanza el 22%, Lituania está en el 20,5% y Letonia en el 19.0%. Con dos dígitos aparecen también Eslovaquia con 12,5%, Eslovenia con 10,8%, Grecia con 12.0%, Bélgica con 10,5% y Luxemburgo con 10,3%. Tampoco van muy a la zaga Países Bajos con 9,99%, Irlanda con 9,6%, Portugal con 9.0%, Italia con 8.5% y Alemania con 8.2%. La subida de los precios de la luz, el gas y los combustibles ha contagiado ya a toda la economía.

Ese contagio indica ya a las claras que la inflación desatada no va a ser un fenómeno transitorio y, al quedarse más tiempo, se corre el peligro de que parte de ella se convierta en estructural. No sólo por la guerra en Ucrania y el precio de la energía. La inflación genera mayor conflictividad social, porque el encarecimiento de los alimentos y otros bienes o servicios básicos perjudica más a las rentas más bajas. El riesgo ahora es que esa contestación social se traduzca en un aumento de los salarios y las pensiones que retroalimente la subida de los precios.

En el Reino Unido han empezado a bullir las protestas, con huelgas en los ferrocarriles y el metro y convocatorias en la educación y la sanidad públicas, así como en Correos. En Holanda continúa el malestar entre los agricultores y ganaderos por las medidas del gobierno de recortar las emisiones contaminantes. En forma de protesta, el sector primario ha cortado carreteras y ha bloqueado centros de distribución de los principales supermercados.

América Latina: la inseguridad alimentaria

Cuatro de cada 10 latinoamericanos enfrentaron inseguridad alimentaria en 2021, lo que representó un aumento de más de un punto porcentual en comparación con 2020, según un reciente informe publicado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2021, el hambre aumentó a nivel global hasta alcanzar a entre 702 y 828 millones de personas en el mundo. En América Latina y el Caribe, 56,5 millones de habitantes se encontraban en situación de hambruna, lo que representó el 8,6% de la población regional.

El informe, titulado «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo», indica que, a nivel regional, la inseguridad alimentaria moderada registró una muy ligera reducción en términos poblacionales, al pasar de 26,7% a 26,4%. No obstante, la inseguridad alimentaria grave creció en Latinoamérica de 12,8% a 14,2% entre 2020 y 2021.

Por otra parte, el informe también alerta sobre los «fenómenos climáticos extremos más frecuentes y graves», que terminan por perturbar las cadenas de suministro. Además, sostiene que el conflicto en Ucrania ha perturbado las cadenas de suministro y afectado en mayor medida los precios de los cereales, los fertilizantes y la energía. Y concluyen que el mundo está «retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas».

Haití

En el último año, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, resultó ileso en un ataque con armas de fuego cuando salía de misa; se aplazaron sin fecha las elecciones presidenciales; un terremoto con una magnitud de 7,2 causó más de 2.000 muertos; surgió el temido líder narcotraficante Jeremy Barbecue; las bandas violentas secuestraron a 17 misioneros estadounidenses y el huracán Grace dejó en la indigencia a miles de familias. Un año después, del asesinato Jovenel Moïse (7 de julio de 2021) que es parte de la cadena de tragedias en la que vive inmerso el país, putrefacción política incluida.

Según Gédeon Jean, del Centro de análisis e investigación en derechos humanos (CARDH), con el asesinato del presidente Moïse “solo se aceleró el desastre judicial y político en el que estaba envuelto el país”, explica. El vacío de poder que ha dejado la muerte de Moïse ha sido ocupado por las bandas violentas cada vez más armadas y que han hecho del secuestro y la administración del puerto y la gasolina su forma de vida.

Colombia

El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, dijo ayer que el Partido de la U, que apoya al expresidente ultraderechista Álvaro Uribe, sería partido del gobierno en el Congreso, luego de que dirigentes de esa fuerza anunciaron que “no serán oposición” al Ejecutivo que asume el 7 de agosto. La agrupación fue fundada en 2005 para apoyar la relección del ultraderechista Uribe, quien fue presidente de 2002 a 2010 y ha sido acusado de vínculos con el paramilitarismo.

El senador uribista José David Name dijo que su bancada “tomó la decisión de declararse en no oposición al gobierno de Petro”, y la líder de esa fuerza política Dilian Francisca Toro señaló: “decidimos no hacer oposición al gobierno, pero no hemos definido todavía si vamos para la coalición de gobierno o a la independencia”.

Gran Bretaña

Una cascada de dimisiones ministeriales precipito la crisis de Boris Johnson tras la pérdida de dos elecciones parciales y varios escándalos de dimes y diretes sobre fiestas ilegales y el ascenso de un presunto depredador sexual, la semana pasada trascendió que el diputado Christopher Pincher, partidario de Johnson, en estado de ebriedad, había acosado a dos visitantes de un club de Londres. La operación “derribo contra Boris” estaba en marcha.

Boris Johnson ha tirado la toalla. A las doce y media de la tarde de este jueves, el primer ministro británico ha comparecido a la puerta del número 10 de Downing Street para anunciar su dimisión. Un puñado de funcionarios, y varias decenas de diputados conservadores, le rodeaban en silencio. “Está claro ya que la voluntad del grupo parlamentario conservador es que haya un nuevo líder en el partido y un nuevo primer ministro”, ha dicho Johnson. “Si hasta ahora no he querido abandonar, ha sido porque consideraba mi deber cumplir con el mandato electoral de 2019, la mayor victoria conservadora desde 1987″, ha recordado.

Francia

Francia anunció un cambio para recuperar la soberanía energética perdida durante las últimas décadas por la liberalización del sector: la nacionalización total de la energía eléctrica, que en este caso está gestionada por la empresa Electricidad de Francia (EDF). La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, adelantó en un discurso ante la Asamblea Nacional que el gobierno controlará de forma inminente “100 por ciento del capital” de la compañía abastecedora de energía en el país, con el objetivo de fortalecer su independencia energética y alcanzar las emisiones cero.

EDF arrastra un pasivo de 43 mil millones de euros, con el que tendrá que asumir el objetivo impuesto por el presidente Macron, de poner en marcha a partir de 2035 seis nuevos reactores nucleares, con un precio estimado de 52 mil millones de euros, monto al que hay añadir 50 mil millones de euros, necesarios para mantener en servicio el parque atómico actual, compuesto de 58 reactores que normalmente generan 70 por ciento de la electricidad del país.

Polonia

Polonia se había convertido, de la mano del gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS) que gobierna desde 2015, en sinónimo de problemas y en un socio extremadamente incómodo en la Unión Europea (UE) por su deriva autoritaria. La guerra en Ucrania ha reconfigurado el mapa geopolítico europeo y en ese terreno revuelto Polonia ha emergido como una pieza clave en el flanco este. El país se puso en la primera línea frente a Rusia al iniciarse la contienda. Con su credibilidad propulsada, el Ejecutivo ha logrado dos éxitos recientes: la instalación de una base militar estadounidense permanente en el país y la luz verde para desbloquear los fondos de recuperación que la Comisión Europea tenía inmovilizados por los daños al Estado de derecho.

Iniciativa de los Tres Mares o Intermarium

Tres Mares, es una iniciativa de Polonia y Croacia que reúne a 12 países ubicados entre el Báltico, el Adriático y el Mar Negro. En 2015, Andrzej Duda y Kolinda Grabar-Kitarovic decidieron crear una iniciativa en Europa Central y Europa Oriental. En 2016 participaron en la Iniciativas de los Tres Mares los siguientes países: Austria, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa y Rumania. La Iniciativa de los Tres Mares tuvo su primera sesión en agosto de 2016 en Dubrovnik, luego en julio de 2017 en Varsovia (Polonia), en 2018 en Bucarest (Rumanía) y, por último, se reunieron en Riga (Letonia), el ‎‎20 de junio de 2022.

Los anglosajones (EE.UU. y Gran Bretaña) apoyan la Iniciativa de los Tres Mares, una entidad que competiría con la Unión Europea (UE). Los anglosajones adoptan así un viejo proyecto polaco tendiente a desarrollar esa parte de Europa, separándola de toda forma de influencia alemana o rusa. A menudo se describe a Polonia como el “caballo de Troya” de EE.UU. en la UE. También tiene un papel clave en la presencia norteamericana en Europa Central.

No es reciente el interés de los anglosajones por el proyecto Intermarium. Poco después de la ‎Primera Guerra Mundial, uno de los padres de la geopolítica anglosajona, Sir Halford Mackinder, ‎designaba Europa central como corazón de Eurasia (Heartland). Mackinder consideraba que ‎el Imperio británico sólo lograría controlar el mundo si controlaba primero esa región. Por esa ‎razón, uno de sus discípulos, el primer ministro británico Boris Johnson, corrió a Ucrania para ‎expresar su apoyo al presidente Zelenski.

Actualmente los partidarios del proyecto Intermarium se vuelven hacia los anglosajones –de ahí ‎el apoyo que EE.UU. e Inglaterra apoyan a Polonia y Ucrania. Fue así como el presidente ‎Trump participó en la cumbre de la Iniciativa de los Tres Mares organizada en Varsovia, en 2017. Y, ‎durante la cumbre del 20 de junio de 2022, el presidente Zelenski intervino por ‎videoconferencia, solicitó y obtuvo la admisión de Ucrania.

Todos los miembros de la Iniciativa de los Tres Mares son también miembros de la UE, con excepción de Ucrania. La mayoría de esos Estados consideran espontáneamente que ‎Intermarium es para ellos mucho más importante que la UE, aunque no disponga de ‎los mismos medios. El hecho que Ucrania se haya incorporado a Intermarium 3 días antes de obtener el estatus de candidato a la UE demuestra no sólo que les parece más ‎importante sino también que la UE sabe que tiene que aceptar a todos los miembros ‎de la Iniciativa de los Tres Mares para no perder a ninguno.‎

Rusia / Turquía

El buque kazajo Zhibek Zholi zarpó del puerto ucranio de Berdiansk (controlado por Rusia) en dirección a Turquía. Ucrania ha pedido a Ankara que arreste el buque alegando que este transporta trigo ucranio robado (4,500 toneladas). El carguero fue arrendado por su propietario (una naviera de Kazajistán) a una compañía rusa, que a su vez firmó un contrato de transporte con una empresa ubicada en Estonia. Ignorando el llamamiento de la parte ucrania, el barco fue liberado la noche del 6 de julio.

Turquía, que es miembro de la OTAN y a la vez tiene buenas relaciones con Rusia, así como una gran dependencia económica de Moscú, ha tratado de mantener un delicado equilibrio desde el inicio de la guerra. Ha prohibido el paso de buques militares por los estrechos que dan acceso al mar Negro y ha condenado la invasión rusa, pero se ha negado a secundar las sanciones aprobadas por sus socios de la OTAN. Al mismo tiempo, la empresa privada Baykar ―propiedad de la familia de un yerno del presidente turco, Erdogan― ha seguido suministrando a Ucrania los drones armados Bayraktar, que se han demostrado muy efectivos contra las fuerzas rusas.

Ucrania

El Ministerio de Defensa ruso afirmó ayer que sus fuerzas armadas destruyeron dos sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad Himars (siglas en inglés de High Mobility Artillery Rocket System) de fabricación estadunidense, más dos depósitos de municiones con misiles pertenecientes al ejército ucranio, en la provincia de Donietsk, al este de Ucrania.

Rusia y sus aliados separatistas ya controlaban la parte sur de la provincia de Donietsk cuando completaron la toma de la vecina región de Lugansk el domingo con la captura de la ciudad de Lysychansik. Donietsk y Lugansk comprenden el Donbás, la región oriental y fuertemente industrial que se ha convertido en el mayor campo de batalla de Ucrania.

Oscar René Vargas
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