FSLN: Crónica de un suicidio
(Parte III)

Carlos A. Lucas A.
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«La masacre indetenible desde el 19 de abril del 2018 (hay asesinatos y atrocidades de La Familia, anteriores a esta fecha) asombró a la burguesía. Quizás no pensaban mucho que mataban por hambre al pueblo trabajador acordando con la Familia-FSLN los salarios por debajo del costo de sobrevivencia o que condenaban al pueblo a vivir en un campo de concentración, sin derechos políticos ni humanos. Quizás no imaginaban la contundencia con la cual el FSLN quería mantener a raya a los trabajadores para sostener ese ‘modelo de consenso'»

FSLN: Crónica de un suicidio (Parte I)

FSLN: Crónica de un suicidio (Parte II)

METASTASIS DEL FSLN

De alguna manera, el ejemplo del primer Presidente burgués con un sistema de libre empresa en franca reconstrucción, Arnoldo Alemán, que nombró, por ejemplo, diputada a su hija y generó protagonismo político a su nueva esposa, debe haber servido de alerta pragmática al FSLN-Pensamiento tercerista aun sobreviviente, vista las ventajas mostradas por un gobierno lumpen-burgués como el de Alemán.

El FSLN, después de tres intentos durante 17 años con su mismo candidato, José D. Ortega, para llegar por la vía eleccionaria de nuevo al poder, lo consiguió en las elecciones del 2006. Lo hizo a través de un travestismo político y de imagen: Cambió su tono, varió su discurso, escondió su himno guerrillero y revolucionario, guardó su bandera roja y negra. El FSLN se hizo fuscia, ni rojo ni negro, sino todo lo contrario.

Pero la mutación del FSLN en esta segunda fase, tiró al FSLN a su fase metastásica, a la destrucción del FSLN como partido, como opción política del pueblo y peor aún, a su degeneración a una camarilla basada en vínculos de familia y negocios. Como lo han sostenido algunos analistas, el FSLN devino en una expresión de crimen organizado, de esencia fascistoide, aun cuando utilice, como Hitler o Mussollini, el discurso “socialista”, “cristiano” y el mas clarísimo lema fascista, “solidaridad”, una alusión directa a la faccia, a la hermandad de objetivos en la centralización absoluta del poder por un Fuehrer.

Visto todo esto en perspectiva, la revolución de 1979, se desvió casi inmediatamente, no hacia la “dictadura del proletariado”, ni hacia un “gobierno popular, de obreros y campesinos” como se alegaba en los discursos públicos de la dirección del FSLN de 79 y los 80, sino a la re estructuración de un modelo político basado en la acumulación capitalista y en la hegemonía política de una “aristocracia de los nueve comandantes”, el embrión de un nuevo grupo oligárquico que se nutría económicamente, del Estado, una oligarquía no burguesa o terrateniente, sino de naturaleza rentista, parasitaria del Estado. El pensamiento oligárquico dentro del FSLN se había visto reforzado con la Piñata y sus 17 años de espera. No le volvería a suceder, estar con las manos vacías de capital.

Esta involución del FSLN no llegó a su máxima expresión sino hasta el periodo en que atropello tras atropello, el modelo de democracia representativa degeneró a un burdo experimento no de “populismo responsable”, como le gustaba decir a uno de sus apologista, el Dr. de INCAE, Arturo Cruz, sino de un populismo irresponsable que ha convertido al FSLN fundado por Fonseca Amador, en una asociación ilícita para delinquir. El robo, la estafa y el genocidio es el perfil actual de ese FSLN de antaño.

¿Y QUE ES DE NUESTRA BURGUESÍA?

El punto adicional es que también la burguesía nicaragüense ha quedado en un estado nonato o cuando mucho, neonato: La oligarquía somocista la mantuvo prensada con dos tenazas por 45 años: Por un lado, el somocismo, controlando todos los poderes del Estado, protegía su propia acumulación capitalista y en otro, en el propio desarrollo económico, el somocismo podía desarrollarse mas productivamente que el resto de capitales, compitiendo “desleamente” con el conjunto de capitales “no somocistas (allí estaba el Grupo Pellas).

Y para su infortunio, creyendo tener la oportunidad de oro para su expansión “liberadora” con la caída del somocismo en 1979, los capitales no somocistas (y esto de no somocistas es, naturalmente, relativo), estos grupos expectantes del Capital, se habían topado con un supuesto proyecto socialista que propagandizaba el FSLN reunificado, y que ponía en riesgo su proyecto de acumulación pos Somoza.

¡Tragedia! Aunque ni mucha, pues a pesar que la burguesía respiró con la transición Chamorro-Lacayo, tuvo que tragar “gordo” con la lumpenización del Estado por Arnoldo Alemán y con la convergencia estratégica entre éste y la ya pareja Ortega Murillo.

¿Cuál fue la estrategia de esta nuestra burguesía vergonzante, con el regreso del FSLN al poder en el 2007?: Acurrucársele, usar los nexos de amor en esos matrimonios mixtos, sobar a la bestia, tratar incluso de domarle. Una de las formas específicas fueron los acuerdos programados de ajustes automáticos de salarios mininos, en defensa de los márgenes usureros de ganancias que le urgían a esta imberbe y escurridiza iniciativa privada, privada de iniciativas propias. También los gremios empresariales se animaron con la exultante consigna de “comé y yo como, yo como, vos comés, nosotros comemos…ellos, los trabajadores, que no coman”.

A este modelo de simbiosis y paz social comprada, dejando carta libre en lo constitucional, en lo político, el Consejo Superior de la Empresa Privada-COSEP, con su líder también de re elección indefinida, Jose Adán Aguerri, junto al FSLN y la ya Familia tipo Cosa Nostra le llamaron “modelo de alianza y consenso”, un contubernio espurio de repartición de zonas de influencia, a lo siciliano.

La masacre indetenible desde el 19 de abril del 2018 (hay asesinatos y atrocidades de La Familia, anteriores a esta fecha) asombró a la burguesía. Quizás no pensaban mucho que mataban por hambre al pueblo trabajador acordando con la Familia-FSLN los salarios por debajo del costo de sobrevivencia o que condenaban al pueblo a vivir en un campo de concentración, sin derechos políticos ni humanos. Quizás no imaginaban la contundencia con la cual el FSLN quería mantener a raya a los trabajadores para sostener ese “modelo de consenso”.

Pero, ¿darse cuenta, en vivo, de todo eso? La burguesía se acalambró, intuyendo que la respuesta del pueblo podría ser un tsunami que “nos arrastrara a todos”. Y por eso, rápidamente se alejó de su antiguo aliado y empezó a emitir señales de inconformidad con las atrocidades.

Pero es su estrategia de sobrevivencia, en caso de peligro: ahora se arrima a los estudiantes, creyendo que allí está la fuerza que puede acabar con ella. Manojo de nervios, la burguesía oficial habla con voz temblorosa en el diálogo nacional, susurra al oído de los estudiantes, la necesidad de la madurez, la responsabilidad, sensatez, la necesidad de la democratización mediante el “aterrizaje suave” de su antiguo aliado. Como en el toro rabón, cree que es bueno jugar en varias casillas a la vez.

La Familia-FSLN es ya una fracción importante del Capital en Nicaragua. Solo que su descomposición le ha llevado a desnudarse del traje de camuflaje que había venido usando. Ha tirado a un lado cualquier compromiso con la historia o con los símbolos del FSLN y así como adoptó lo fucsia en su manejo oportunista, ahora lo hace con lo azul y blanco, pretendiendo mutarse, delante de todos, como encarnación del espíritu nacional de paz, trabajo, amor, reconciliación, perdón, tolerancia y demás baratijas en que ha convertido las demandas del pueblo.

Y lo hace por encima de un cúmulo de cadáveres de nicaragüenses, de jóvenes, acelerando hasta el delirio su uso del poder destructivo que ha alcanzado: mas de 130 muertos en 52 días, a la fecha.

Bien, ahora, ¿qué vamos a hacer ante todo esto?