Los consejos y propuestas de un criminal de lesa humanidad para salvar al sistema (y a su hermano)

<<No vamos a callar, vamos a decir lo que dice el pueblo de Nicaragua acerca de quienes han tenido oportunidad de aprender, han visto el sufrimiento que causa el poner por encima de los intereses del pueblo la conveniencia de un poder extranjero. Lo diremos. Y esperamos que no sea necesario decirlo. Esperamos que todos hayamos aprendido la lección, cinco años después, cientos de muertos después, con el diez por ciento de la población en el exilio, en medio de la opresión más brutal que ha vivido Nicaragua.>>

Empiezo por lo que es crucial para nosotros: ¿quedará entre los políticos nicaragüenses alguien que se atreva a seguir los consejos del criminal de guerra? ¿Habrá quien diga, como dice el criminal de guerra, que hay que “ir a elecciones”, y peor, “porque no hay tiempo”, que es aceptable hacerlo en el 2026? ¿Habrá, incluso entre los políticos que ya intentaron esto durante cinco años, con un enorme costo para más de 6 millones de personas, e incluso costos para ellos, quienes se atrevan a seguir las indicaciones del criminal de guerra, de manera abierta o matrera? ¿Se atreverá alguno? 

Quien lo haga, quien siga la “ruta” del criminal de guerra, que converge con los planes aparentes de Estados Unidos, no sirve a la causa de la democratización de Nicaragua. Quien lo haga, piensa más en las indicaciones que recibe del Departamento de Estado que en el potencial y el bienestar de los nicaragüenses. Quien lo haga, que sepa esto: no vamos a callar, vamos a decir lo que dice el pueblo de Nicaragua acerca de quienes han tenido oportunidad de aprender, han visto el sufrimiento que causa el poner por encima de los intereses del pueblo la conveniencia de un poder extranjero. Lo diremos. Y esperamos que no sea necesario decirlo. Esperamos que todos hayamos aprendido la lección, cinco años después, cientos de muertos después, con el diez por ciento de la población en el exilio, en medio de la opresión más brutal que ha vivido Nicaragua.

Esperamos que a ningún político nicaragüense se le ocurra inmolarse y acabar su carrera en la ignominia, en la vergüenza eterna de jugar el juego de acuerdo con las reglas que el criminal de guerra nos anuncia. Porque sería verdaderamente vergonzoso, abyecto y vil que vinieran a decirnos que el milagro que anunciaron para 2021 y no se dio, puede darse en 2026. Sería verdaderamente un insulto, sal sobre la herida de los nicaragüenses, que los políticos, en lugar de aprovechar las lecciones aprendidas, fueran al Departamento de Estado a pedir instrucciones. Porque lo que el Departamento de Estado quiere y necesita, y tratan de conseguir en este momento, es una pausa en el conflicto interno de Nicaragua, porque temen que la caída de Ortega lleve a lo que ellos llaman un “Estado fallido”, y esto, a su vez, cause una migración masiva hacia la frontera sur de Estados Unidos. “Pausa” para ellos, que para nosotros sería pasividad opositora, discursitos de “seguimos en resistencia”, y entrevistas denunciando a Ortega, pero sin buscar la organización del pueblo, sin buscar que el pueblo derroque a la dictadura. Sería verdaderamente un insulto, sal sobre la herida de los nicaragüenses, que los políticos desterrados entraran a participar en un circo de negociaciones, como ya hubo durante cinco años. Sería un insulto cruel, sangre sobre la herida de los nicaragüenses, que buscaran un arreglo de maquillaje de la dictadura, quizás quitándole la careta de la Murillo y el antifaz de su consorte, que permitiría incluso que una dictadura militar con camisas y blusas blancas de mampara siguiera en el poder. 

¿Qué más dijo el criminal de guerra, ahora enfrentado, dentro de la dictadura, a Rosario Murillo? Bellezas democráticas, poesía humanista. No queda más remedio que mencionarlas, para que no quede duda de para quién trabaja el criminal de guerra.  “Nicaragua ha avanzado mucho, por lo menos ahora no estamos bajo una dictadura terrible, como la de Somoza”. “El gobierno se precipitó en enviar a la cárcel a Monseñor Álvarez antes de condenarlo… pero ya corrigieron eso técnicamente”.  “Hay que resolver esta crisis, pero tiene que ser en las elecciones de 2026, porque ni el gobierno está preparado, ni la oposición”.  “En 1990 hubo una transición… hacia la paz”. (Es decir, no hacia la democracia).  Hay mucho más, pero es verdaderamente nauseabundo. 

Esperamos que a ningún político nicaragüense se le ocurra revolcarse en el vómito del criminal de guerra. Que, si no van a ayudar, buscando la organización de un movimiento popular democrático beligerante, buscando apoyo internacional para ese movimiento popular democrático beligerante, para una verdadera oposición, que no estorben. Que sepan que pueden seguir hablando (si es que se les ocurre) de diálogo y elecciones hasta la eternidad. Se quedarán solos. El pueblo de Nicaragua los dejará atrás, en su marcha hacia la democracia. No vamos a perder el tiempo esperando la espera que ellos ven como esperanza. Porque es esperanza solo para ellos. Para el pueblo de Nicaragua, es condena. Si nos ponemos a esperar con cualquier político que acepte el cuento, ya claramente falso, de “diálogo y elecciones”, tendremos dictadura indefinidamente.  

Francisco Larios
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El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

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