Mi encrucijada: elecciones, caricaturas y verdaderas agresiones
Néstor Cedeño
Néstor Cedeño es autor de Entre rebelión y dictadura y Entre lucha y esperanza,
dos obras de relatos, poemas y escritos sobre la rebelión cívica de 2018 en Nicaragua.
Con mucho respeto a quienes piensan distinto—tanto en esta revista como los que están leyendo mis palabras—pero la realidad de que habrá elecciones en Nicaragua es algo que no se puede evitar. Es cierto que la rebelión de abril nunca fue sobre crear una fuerza opositora unida para así poder derrotar a Ortega en noviembre de este año, sino para demandar su renuncia y juzgarlo por sus actos.
El criterio de muchos es que la ruta—tanto en la que venia la vieja como la de la lucha—se olvidó, cambió, desvió o transformó—dependiendo con quien estas hablando. Son tantos argumentos validos que hasta yo paso días cuestionando de qué lado me encuentro.
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Para empezar, estuve escuchando un episodio del podcast de Bacanalnica el otro día donde Manuel Diaz dice que no se considera “opositor” a pesar de ser la palabra de moda, sino una “víctima del régimen”. Tambien considera que las elecciones en Nicaragua van a pasar sí o sí y que lo importante es buscar la tan deseada “unidad” entre la Coalición Nacional y la Alianza Ciudadana para así llegar en masa y votar por un candidato único. Por un lado, estoy de acuerdo con sus palabras. A pesar de vivir fuera y no haber estado en Nicaragua para el estallido social, es hoy y no puedo regresar a mi país, que tanto añoro. También comparto ese sentimiento de que es un derecho poder votar y que lastimosamente tuvimos que llegar a este punto. Pero por el otro lado, el argumento de quienes consideran que “no hay condiciones” también es muy válido ya que simplemente ¡NO HAY!
Y muy seguramente tampoco habrá con las reformas que la dictadura aprobó, pero entonces ¿qué? La contienda no se detendrá y si nadie más que los Zekeda salen a votar Ortega ganaría sin necesidad de fraude, el Frente Sandinista seguirá en el poder y todo…TODO seguirá igual de perdido para quienes añoran el día cuando puedan salir a las calles y gritar “libertad”.
Entiendo el argumento de no darle legitimidad al dictador, pero de nada les sirvió a los venezolanos la abstención, Nicolas Maduro sigue ahí, Guaidós sigue siendo “presidente” sin poder y la comunidad internacional sigue “preocupada” y publicando demandas hacia oídos sordos. El argumento de Díaz es que a Ortega le será mucho más difícil robarse las elecciones si Nicaragua sale en masa por un candidato único—sea quien sea, y ahí es donde estoy de acuerdo con él…
Pero esa deseada unidad esta cada vez más difícil de lograr cuando hay personas cerradas como la señora Kitty Monterrey, quien ha logrado verse como la supervillana—nivel Chayo—ante los intentos de encontrar la forma de dialogar y llegar a un acuerdo político entre opositores. ¿Acaso no sabe que no es la ultima Coca-Cola del desierto? Sus argumentos—las cuales son los de otros—es que hay mucha mano “izquierda” ( o sea, MRS) en la UNAB y Coalición, y ellos (CXL) no andan con ese cuento. ¿Pero no tiene ningún problema con Arturo Cruz? La señora Kitty—a mi criterio—tiene un problema de prepotencia y exceso de orgullo que no le permite tener una mente abierta y visión hacia el futuro. Ella considera que su partido es “la mamacita de Tarzán” y que van a arrollar en las elecciones, o por lo menos terminar como la “segunda fuerza”. Por lo tanto, no tiene disposición a dialogar y su proclamación de que solo un “milagro” lograría la unidad es cierta… Con ella a la cabeza, Nicaragua está destinado a seguir en el fracaso. Ella y su alianza están más interesados en pelear por caricaturas que buscar una solución al problema que ellos mismos alimentan con sus acciones e inacciones.
Y ahí existe otro problema… hay quienes se perdieron en la ruta y optaron por pelear por nimiedades que no van al caso. ¡Hombre!, ni Félix Maradiaga se pone mal con tantos memes que se publican en las redes, burlándose de algunas de sus acciones. Ahí lo vi después de que se le zafó al “poli-sapo”, corriendo como el maratonista Alex Vanegas hacia el lugar donde iban a pronunciarse los de la Coalición. Alguien después le mostró un video, no se si era la del Mapache Jambado comparándolo con Naruto, u otro con el fondo musical de Mario Bros, pero ahí lo vi, gozando y en risa mientras Alexa Zamora saltaba de lo chistoso del momento. Ahora, viene al caso destacar que la caricatura de Manuel Guillen es fuerte, especialmente cuando toca el tema de los muertos de abril, y muchos se habrán disgustado con la insinuación de que doña Kitty es parte del problema. Pero tanto en el arte, como los memes, la crítica es válida. Hay que entender y aceptar el derecho a la opinión. Pero al mismo tiempo, hay que pelear sobre temas que merecen mucho más interés. Ha comentado el periodista Abixael Mogollión quien dijo que algunos tratan una caricatura como “agresión”, y pregunta si lo que sufrió la exatrincherada Valeska Sandoval a manos de la policía no lo es.
¿Qué pasó con la ruta donde venían los chavalos universitarios, los tranqueros, campesinos, presos y exiliados? El pensar de muchos es que esa ruta ha sido desviada por grupos que no estuvieron—como dicen ellos, en buen nica—en el “vergueo”. Las opiniones sobre ciertos individuos que hoy lideran los grupos de “oposición” se los dejo a quienes merecen tenerlos, personas que lucharon y sufrieron por Nicaragua y no alguien que escribe sobre ellos desde lejos, como yo.
Pero la verdad es que esa ruta ha sido olvidada por algunos, y personas como Valeska Sandoval, quien fue secuestrada y torturada vilmente, no siempre reciben la atención y demanda de libertad por parte de quienes buscan “ganar elecciones”. De hecho, da la impresión de que algunos quizás estén más interesados en esas elecciones que en la libertad de los presos, el cese de la represión y la búsqueda de la justicia. Esto es el pensar de muchísimas personas que ven como una burla al pueblo ir a elecciones con el dictador. Y repito lo que dije al inicio… me encuentro en una encrucijada en cuanto a esto—tristemente, habrá contienda y pienso que la participación es necesaria, pero también tristemente me pregunto: ¿para qué… si de todos modos el dictador va a robar?