Nuestros héroes y nuestra más alta bandera: la de la libertad
Para los Nicaragüenses Libres, el poder opresor es el enemigo, y la opresión desde el poder es el antivalor; el poder disperso, democrático es nuestra meta, y la rebeldía contra el poder es un valor esencial. Por eso, para los Nicaragüenses Libres no hay dictadura “buena”… ¿Por qué? Porque no hay opresión “buena”.
Por eso, ensalzamos la rebeldía contra el poder de tantos héroes anónimos y de tantos otros que no lo son. ¡Ningun debería serlo! Neisy Ríos, Concepción (Conchita) Palacios, Eddy Montes, Ajax Delgado, Alvarito Conrado, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Augusto Sandino Calderón, Chepita Toledo, Enrique Lacayo Farfán, Carlos Fonseca Amador, Arlen Siu, Lidia Maradiaga, Benjamín Zeledón, Idania Fernández, Claudia Chamorro, Rigoberto López Pérez, Edwin Castro Rodríguez, Silvio Parodi, Silvia Ferrufino Sobalvarro, Eva Margarita Bonilla Zúñiga. Una lista hermosa, que a todos debe llenarnos de orgullo y esperanza.
Todos ellos, y muchos más, son hombres y mujeres que se opusieron, en su momento, desde sus creencias, desde lo que eran y podían, con todo lo que eran y con todo lo que podían, al poder que en su momento no dejaba respirar a Nicaragua y no dejaba respirar sus espíritus.
Los que usurpan el poder, los que desde los ochenta han impuesto muerte, destrucción y dictadura sobre Nicaragua traicionan el impulso libertario de todos estos, y de miles más. Y nos los roban. Se apropian ilegítimamente de ellos como se apropian de todo lo que no les pertenece: de nuestros derechos, de nuestra tierra, de nuestra esperanza, de nuestra bandera, de nuestro pasado, de nuestro futuro, de nuestros héroes, de nuestra dignidad, de nuestra decencia.
Se adueñan hasta de nuestro lenguaje, se adueñan de la paz y de su nombre, se roban nuestra libertad y roban su nombre, saquean nuestras creencias y sus nombres, expropian nuestra solidaridad, que es un valor preciado y profundamente humano, y roban su nombre.
Nosotros, Nicaragüenses Libres, decimos, como en su día dijo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal: ¡Basta ya! Nicaragua es nuestra, nuestros rebeldes son nuestros, nuestro lenguaje es nuestro, nuestra dignidad y nuestros derechos nos pertenecen.
No permitiremos que nos los arrebaten más. No permitiremos que una pandilla de vulgares traidores se quede con lo nuestro. Así como secuestran hoy a nuestros compatriotas, han secuestrado nuestra historia, secuestran a nuestros rebeldes. Lo hacen para secuestrar nuestra rebeldía, para someternos. Pero son vulgares secuestradores, criminales indignos, y por eso no solo hay que desalojarlos del poder y sentarlos ante la justicia, sino que hay que quitarles su botín, que no solo es material, sino moral, espiritual, e intelectual.
Por eso, reivindicamos la rebeldía de todos, y el legado de todos los que nos han mostrado con su ejemplo la rebeldía. Y por eso, junto a uno de ellos, nuestro joven poeta mártir Leonel Rugama, chavalo rebelde, puro, luminoso, talentoso, de 20 años y un enorme sueño de libertad, gritamos también lo que él gritó en la hora cumbre de su corta vida: ¡que se rinda su madre!