Ortega y Murillo: rabia táctica sin brújula estratégica
Oscar René Vargas
“Cuando los dioses quieren perder a los hombres, los enceguecen”.
Sabiduría griega
Hay que tomar en cuenta que Nicaragua tiene 6 motores que mueven la economía local: exportaciones, remesas, inversiones extranjeras (IED), préstamos, donaciones y el dinero ilícito que circula en el país. Por lo tanto, es una economía sumamente frágil y dependiente. Las exportaciones, remesas, IED, préstamos y donaciones provienen, en alrededor del 80 por ciento, de EEUU y la Unión Europea. Por lo tanto, el discurso confrontativo de Ortega pone en peligro ese 80 por ciento. La pregunta es: ¿por qué lo hace? Puede haber dos explicaciones.
Primera hipótesis. Ortega tiene la tendencia a negociar al borde del abismo o al filo de la navaja. El discurso confrontativo está dirigido a sus seguidores, para demostrar que él va a resistir hasta el final, con el fin de evitar fisuras o deserciones en su base social. Sin embargo, podemos pensar que más bien puede provocar mayores defecciones, por el incremento que su discurso puede causar en las cinco crisis que aquejan al régimen. Ese es el riesgo que corre, pero está dispuesto a aceptarlo porque piensa que cuenta con el apoyo del aparato militar (ejército, policía y paramilitares).
Segunda hipótesis. Es creer que tendrá el apoyo de Rusia, China, Turquía, Irán, Crimea, etcétera, al jugar a la contradicción de las grandes potencias. Sin embargo, el comercio, la IED, los préstamos y donaciones de esos países no llegan ni siquiera a representar el 5 por ciento del PIB de Nicaragua. Lo que nos indicaría que Ortega está desesperado, no tiene estrategia, sus reacciones son puramente apuestas tácticas (encarcelamiento a líderes políticos, represión generalizada, intimidación a los periodistas) que hace con la esperanza de algún resultado positivo a sus intereses.
En conclusión. Las declaraciones virulentas que hace Ortega lo debilitan, demuestran que se siente más aislado que nunca, y que como consecuencia está dispuesto a “cruzar el Rubicón” sin calcular estratégicamente los resultados. Los Ortega-Murillo están enceguecidos, obsesionados. La represión interna y los discursos contra EEUU y Unión Europea no representan salidas positivas para ellos. Aunque se debilitan de cara a la comunidad internacional, la pareja incrementa la represión sin estrategia de salida de la crisis, dispuesta a mantenerse en el poder a cualquier costo;
Un ejemplo claro de la ceguera estratégica del régimen es su decisión de tomar prisioneras a mujeres representativas e importantes en la vida política nacional. Con tal medida táctica, su objetivo era descabezar cualquier liderazgo interno y desarmar cualquier reactivación de la protesta social. Sin embargo, la consecuencia estratégica de esa acción represiva ha sido activar en su contra al importante movimiento feminista internacional. Una vez más, la acción represiva del régimen NO ha tomado en cuenta las repercusiones internacionales: más aislamiento internacional, más debilidad y menos legitimidad.
Cada día es más evidente, a nivel internacional, que el gobierno de Ortega-Murillo es una dictadura bananera y, a nivel nacional, que están ciegos, empecinados y encaprichados.
Han perdido la brújula política estratégica. Están dispuestos a matar y morir con tal de seguir en el poder. Están dispuestos a incendiar primero el país, antes de dejar el poder. Es la lógica de “el poder o la muerte”.