Poesía de Fanor Téllez
Fanor Téllez
Fanor Téllez (1944) es uno de los más importantes poetas contemporáneos de Nicaragua. Es autor de más de una decena de libros de poesía, entre ellos La vida hurtada (1973), Los bienes del peregrino (1974), El sitial de la vigilia (1975), El don afluente (1977), Edad diversa (1993),El pie sobre el camino (1996), Boca del vino (1998), Oficio de amarte (1999) y Días del hombre (2001).Revista Abril presenta una selección de poemas escritos por Téllez durante la Rebelión Cívica iniciada en abril 2018 en Nicaragua; la mayoría motivados precisamente por esa rebelión. Como probable excepción incluimos un poema escrito premonitoriamente en el año 2016, con el cual iniciamos esta selección.
EL PRESIDENTE VERDADERO
El gobernante que buscamos
no quiere que la historia lo absuelva
o lo condene,
no se fatiga por dejar un recuerdo imborrable en ella:
hendidura de su huella
o discurso amenazante,
el continuum del dolor y de la muerte
como si fuera una filosofía sanadora para el pueblo.
Tampoco emprende actividades
que nos agobian en el tiempo
bajo la égida de obtener libertad, justicia, prosperidad.
Y no se le reconoce
porque no anda con ningún emblema
del oro, del poder, de la fama
ni destaca con gloria principesca
confundido con las gentes,
fluyendo en las actividades normales
sin colisionar con nadie su deseo.
El presidente ideal es bueno
y nadie se lo puede decir porque no lo hallan,
de tan standard, en el común habitual de la bondad,
y ama a las personas tan naturalmente
que nadie puede distinguirlo amando
a alguien entre el pueblo
como el que ama sólo a su correligionario
o a su camarada de partido político
o a su camarilla de halagar demagógicamente.
Él no se ve
como un amador non plus ultra, siéndolo.
El gobernante, que calza perfectamente
con lo que es gobernar
es como un rey, que desciende de su palacio
a la calle.
Sin carroza ni cortejo. Anónimo.
Saca de su cabeza la corona.
Saca lo que piensa que es su sabiduría.
Se queda sin nada.
Saca la arrogancia,
el deseo de afirmarse frente a todos.
Como un hueco,
como una ausencia,
como si no gobernara,
deja que la fuerza de la vida encuentre su sentido,
no interfiere contra ella
y estando con ella
la sigue unido con todos los hombres
y el mundo entero.
19 de febrero del año 2016.
PAÍS
En esta tierra donde mis padres
y mis hermanos han desaparecido,
he vivido bajo dictaduras
y dentro de una sociedad agresiva
con gente de temperamento desdeñoso,
excluyente y opresor
(no me dejo engañar por la música,
las fiestas o una que otra sonrisa).
Vivo en sobresaltos
como pulsaciones intermitentes de la angustia,
pero inclinado sobre esta página
encuentro el país al que pertenezco.
Mi solar natural son estas letras,
que llegan hasta donde el río de la escritura se hunde
y mi serenidad fluye en el vacío incesante
y mudo.
MONITOREO DE LA SEGUNDA LUNA DE LA TETRADA ROJA
Qué tenemos de lo terreno, sino hechos como indicios
para perseguir un sentido en lo inconexo
y ver lo que terminaremos haciendo,
porque después de Gaza, Israel como león cuida su madriguera.
Pedro Romano, pese al hosco godot de Pyonyang, mostró en Corea
del Sur la gloria de los santos y de los mártires. Y en Turquía
el antiguo esplendor de la futura unidad cristiana universal se insinuó
tan claro como se levanta en el cielo negro
la media luna del Califato Sirio y de Levante:
USA, Londres, Canadá, Francia y Alemania son brotes sangrientos
en el disperso frente occidental de la yihad
extendido hacia Oceanía, en la enorme Australia.
Ucrania ¿es rusa? o ¿debe ser rusa?: la lucha por el gas, por el petróleo.
La lucha del dólar para doblegar el rublo,
del yuan y del oro físico para colapsar el dólar.
Y para leer China en Nicaragua, milenramas, varillas o monedas
conforme el Libro de las Transformaciones,
bien formulada la pregunta ¿Cuál será el resultado?
Alcanzaremos los días de la caída de la Siria ¿a manos de quién?
Y el reino de la Persia, ¿se quedará quieto?
¿Y Jacob? ¿impasible ante las banderas negras con letras islámicas?
Es difícil encontrar una dirección clara, única, inteligible.
No razono para forzar designios que el Espíritu no me quiera decir.
México, eres imagen del Mictlanteotl. Una piedra de sacrificios.
Busco en el cerro a la que aplasta la cabeza de la serpiente.
USA y Cuba se distienden. Las palabras han depuesto sus lanzas.
Sri Lanka y Filipinas: oigo una profecía por los pobres.
Una voz por los niños, por las familias destruidas, por el noviazgo,
Una fe dialogante, una razón humilde, un corazón persuasivo.
Esto es lo luminoso. Pero hay lo oscuro. Un entorno humeante.
No interrogo a la esfinge. Los hechos temporales me hacen captar
La proliferación de un espíritu homicida. No necesito a nadie
Que me explique. Siento una filosofía de impiedad en el aire.
PAÍS: NUESTRA VICTORIA
Los jóvenes se cansaron de ver la belleza
de los países más hermosos, su bien, su libertad admirable,
lejos de aquí.
Hastiados de buscar el Paraíso extraterritorial,
abandonaron su deseo de ir allí.
Hartos de dictadura,
de disfraces
y de todo el falso amor del mundo,
volvieron hacia sí,
y en sus cuerpos
estaban las terrazas de la primavera.
La perfecta correspondencia del sueño
con la realidad,
del bien con la humanidad,
de la belleza con lo que no mengua.
Allí profundo contemplamos ahora
el más libre y puro país,
en su desinterés de morir para sí
con valor sin fin.
Desde el estío al aguacero,
entre el ideal y la historia
no cae la sombra.
Ese lugar, es nuestra patria nueva,
que en ellos se ha develado.
Destruyan aquí los asesinos lo que destruyan
¿Cómo podrán destruir la perfecta correspondencia?
¿Quién después de esta visión desea ir a buscarla en otro lugar,
donde no somos?
La tierra de nuestra naturaleza,
aquí y ahora la podemos tocar.
El déspota ha extraviado su destino, no la alcanzará.
Ya perdió
EN EL FIN DE ABRIL HACIA EL INVIERNO
Mi alma se ha hundido en la tranquilidad.
Incendios, estruendo de armas,
el fragor de multitudes yendo
y viniendo en peligrosa marea de muerte,
no alteran ni amedrentan mi interior.
El viento cortés se desliza en mi pelo.
Mi última guitarra está pensativa
¿Quién ganará, quién perderá?
Ningún corazón ignora a ninguna víctima.
Nuestro llanto invisible tiene convicción de bálsamo.
Mañana, las heridas tendrán una respuesta.
La canción del pacifista como una sensible trepidación
de sismo, registra el paso del árido verano
a las aguas invernales, arrolladoras de muros.
30 de abril del año 2018.
CONTRAUTOPÍA
Nací en Nicaragua, América Central, hace tiempo
y desde que recuerdo no respetamos la muerte,
porque nos cuesta aceptar que morimos.
Y no nos importa morir
ni matar ni nos asustan los que vienen en tendalada
a ser cadáveres por patriotismo, por honor, por codicia
o víctimas de malvados y de ideólogos fanáticos.
Nos imaginamos que pese a morir
la vida se prolonga en la memoria.
Pero eso no es cierto. Aunque te citen los libros de historia
y los romances hablen de ti, estás aguantando tierra.
Luego eres tierra. Alguien que murió, no tú.
Por patrañas vamos a la guerra. Al matadero.
Si nos importara de verdad la muerte, amaríamos la vida.
La propia y la ajena y la del pueblo entero.
No se nos ocurriría llegar y machacar a alguien porque sí
(Libertad o muerte. Legitimidad o muerte. Patria libre o morir.
Cualquier razón da igual)
sino abundar en buena fruta, legumbre y grano.
Nos importaría crecer fuertes, hermosos y alegres
¿A quién no le gusta vestir bien?
¿A quién no le gusta descansar sabroso en su casa?
¿Quién rechazaría un buen plato en tierra propia al mediodía?
Ah no, sólo nosotros hacemos un país para huir de él
-un estado diminuto comparado con Rusia
y nos contamos con los dedos comparados con China-
y por morir se nos olvida vivir en él.
Desobedecemos el equilibrio natural de respetar la muerte
y complementariamente, amar la vida.
Todos los días hacemos un país para autodestruirse.
Y son una rareza los que mueren de viejos en él.
MEDITACIÓN
Escribo porque es como medito
unido a cada cosa
y disipo pensamientos vanos
y equivocados.
Así permanezco en mí
y sé cuán extenso soy,
pues no me contienen los términos
aunque mis años sean pocos
y mi cuerpo parezca restringido a esta silla
y a esta mesa.
Así no menea mi voz un canto loco
ni trazo garabatos
cuando llueve octubre
y arrecia el fin del invierno.
Veo el noble embate del agua,
que a todos beneficia,
socavando el poder del tirano.
Veré el cambio de estación,
edificios derrumbados
porque fueron construidos sobre arena.
La llama del verano me dará
una canción para seguir adelante.
LO QUE SE HA PERDIDO
Lo que se ha perdido es el vínculo entre la nada
y lo que existe,
la alegría del instante presente.
Lleno de teoría, de querer, de actividad,
el hombre se ha desconectado del fondo de las cosas
y la vida parece débil
y el universo, disperso, enmarañado en sus caminos.
Los Jefes de estado, reyes y presidentes,
pierden el gobierno, incapaces de guiar nada.
Ningún viento corre grácil entre cielo y tierra.
Ningún soplo en la caña produce música del vacío.
Todo está como tapiado: Los conductos seminales
y los óvulos. El polen y la raíz.
Lo roñoso y lo rastrero como plaga surgen
de la prodigalidad y de lo alto.
Con títulos rimbombantes (Magnánimo,
Dispensador, Supremo Líder)
los gobernantes no contemplan en lo pequeño su origen.
Quieren ser y brillar como el diamante
¿Quién aspira a piedra ordinaria?
El sabio, frente al avaro, camina al revés.
Sin erudición, sin deseos,
salta de la sencillez de sí a todo
y en la unidad armoniza con el común.
Su pequeñez es su grandeza. Si pierde, gana.
EL DIÁLOGO, LA PAZ.
Con las manos desnudas
y sus muertos, nuestros muertos,
los pequeños derribaron los muros de la ciudad
y entraron para sentarse frente al príncipe
y sus comparsas,
llenos de fuerza en equilibrio,
actuando como quienes unen el cielo
y la tierra
y son uno adentro y afuera,
iluminados por esta conciencia de la acción ecuánime,
apartidista, de ayuda al común.
Los pequeños, sin miedo de ser sinceros
ni de ser compasivos con los afligidos
ni desmemoriados, exigieron justicia
por cada nombre ardiendo en la noche.
Allí los tiranos frente a este espejo
vieron la imagen de lo que alguna vez fueron
o quisieron ser
y ya no son,
sino el polo contrario de las nobles causas
y de la poesía.
Vimos bajar una sombra de su cabeza a sus pies.
¿Ahora, qué vamos hacer?.
Readecuamos conforme el orden de la vida
el país donde queremos respirar
y dormir.
Habiendo paz se va lo mezquino.
Nadie más impondrá un orden inventado por él
desde su propia casa. Habrá tiempos venturosos.
El pueblo dará cada vez un hombre sabio
aunque parezca ordinario como nosotros.
La sabiduría hace crecer lo pequeño.
EN LA CALLE
El pueblo llano ante la muerte,
los heridos y los secuestros
-cuando la protesta se deslizó
hacia una turbulencia de antimotines
y sicarios-
no respondió al estilo bruto.
Abordó lo difícil como si fuera fácil,
cambió odio por vida
y sin saber de teoría se la supo toda,
natural, nacida, directa del corazón fraterno.
Y con mansedumbre firme
y valentía sin tregua,
donde la dictadura es sañuda
emprendió el apacible gusto
de la compasión
y la libre y armónica
policromía de la democracia.
Aquí en la calle, cada pequeño
percibe su grandeza.
No quiere el primer lugar
ni habla como el que oprime.
Por eso las gentes armadas
no podrán vencer
a los sencillos, que van
abajo, frágiles y de últimos.
Ningún violento podrá combatirlos
pues los pacíficos no pelean
y por ello jamás son derrotados.
El furor del agresor es su revés.
Los más pequeños serán alabados con alegría.
EL PUEBLO EN REPOSO NUNCA SE RINDE
Mientras el déspota, oscurecido
por la turbulencia de su deseo
mantiene el statu quo a bala limpia
y jauría, reja y palo,
yendo contra la naturaleza de las cosas,
que florecen
y desaparecen luego de esplender,
el pueblo, en su clarividencia,
frente a esta anormalidad
como el puma que tensa su salto
y lo suaviza con la gracia de la quietud
en el extremo vacío de no tener
sino la nada, allí
asoma lo que el autócrata no ve:
su identidad con el camino
de modificación continua,
viniendo desde antiguo
para mostrar la esencia del hoy.
Viniendo de la embravecida agitación,
de su compasión indignada, poco a poco
a ser cristalino en su correr sereno
y como el agua tersa que descansa
o como el viento de suave silbo
ha vuelto al reposo
con el movimiento.
Así de seguido consigue la acción
con la quietud
como el santo.
Por eso grita en las calles
y en las catacumbas.
Por eso no se rinde nunca.
Por eso, en su integridad,
durará toda la historia,
todo el tiempo hasta que se termine el tiempo
como termina el tiempo
para el místico, sin morir aún,
transformado entero más allá de los ciclos,
más allá de los nombres,
de las formas
y figuras
y términos
en la claridad donde la vida no está nunca en peligro.
CANCIÓN PARA DISOLVER LAS TENSIONES DE LOS SENTIMIENTOS OSCUROS
El pueblo en su alegría
no se llenó, petulante, de fascinaciones la cabeza.
Por el contrario, unido, frente a los trucos ilusionistas
de viejos doctores en engaños,
permanece en donde está
o se retira oportunamente
o va a donde debe
porque conoce su movimiento
-la unidad básica de su energía-
que lo empuja para la paz
o la acción de acuerdo con lo que es correcto
¿no cruzará grandes ríos,
moverá ejércitos,nombrará líderes de los lugares?
Lo hará como si hubiera nacido aprendido
como quien sabe lo escondido y lo abierto.
Los tiranos quieren convertir ese entusiasmo en desdicha.
Pero no agacha la mirada a los de arriba
y bajo presión constante, uno cerca del otro,
atrapan el instante verdadero
y van derecho para conservar la vida.
Cada uno es para el otro una fuente de entusiasmo sin falsía,
un coro, que se preserva agrupado en la canción.
Hará grandes cosas la alegría,
producirá el cambio. Una vez logrado
la música no hará daño al que abre los ojos ni al que descansa.
NO A LAS ARMAS, SÍ A LA RESISTENCIA ACTIVA
El hombre sabio detesta las armas,
pues igual que el agua lúcida,
dentro de sí refleja la armonía del mundo.
Las rechaza porque su vida simple
muestra el temperamento de la existencia natural.
Las armas no sirven para este alto propósito.
La paz, la empatía, enamorarse de lo viviente,
son el reposo
porque volvemos a la unidad original,
a la humildad del principio,
a la igualdad del ser,
a la libertad de la naturalidad
y a la espontaneidad de la belleza.
Sólo el tirano persiste en el desequilibrio,
su mano derecha truena como caña hueca,
su mano izquierda rechaza el buen consejo,
su boca suena regocijada por su falsa victoria.
¿Quién se alegra con la masacre?
¿Quién hace mal uso de las odiosas armas?
El que siente placer de matar hombres
no viene del bien ni se dirige al reposo.
Camina con desdén entre los ritos fúnebres
porque no sabe lo que es una lágrima en el terror de la noche.
Y desconoce el dolor de todos.
El hombre sabio, si no tiene más opción,
por nobleza se arma.
Pero su ejemplo habitual es diferente del hierro de la muerte.
No actúa contra el orden de la vida
y con él, dobla la mano derecha y la mano izquierda
y sella la boca de quien -hecho tirano- osa convertirlo en siervo.
El verdadero príncipe, el pueblo, sabe que toda tiranía
es pecado contra natura.
Corre con la fuerza de la gravedad, en uso de su libertad
para que todo armonice.
El sabio, el santo, el humilde, saben dónde detenerse.