Por un cambio real: unión para desestabilizar al régimen, y crear programa democrático
Felipe León
El gobierno del FSLN impuso un régimen policíaco opresivo e impune
Es obvio que el régimen se sabe debilitado frente a la amplia mayoría de la población que lo adversa, y que pese a las represiones sangrientas con la que sofocó al pueblo que demandó cambios y transformaciones políticas, sociales y económicas durante las manifestaciones de abril del 2018, tiene un temor tan fuerte que se aferra a la violencia y la represión policial y partidaria para contener a la sociedad. Es un estado policiaco en el que prevalece la voluntad de la pareja dictatorial y utiliza los poderes legislativo y judicial para justificar su actuación y sostenerse en el poder queriendo dar un soporte o sostén legal, constitucional a su régimen, justificándolo.
En muchas ciudades del país, principalmente en los focos de mayor rebelión ciudadana, el control policial a los opositores es constante, sistemática; vigilancia domiciliar a los opositores reconocidos, patrullas en sus viviendas; allanamientos ilegales a sus hogares; inclusive amenazas a militantes de los partidos legales como el C x L y suspensión de sus reuniones en sus locales o en lugares donde se realicen reuniones bajo techo. Hostigamientos a personas opositoras la dictadura y cerco policial y de paramilitares esbirros Orteguistas-Murillisras a las Iglesias o templos donde se ofician oficios religiosos para rememorar a los caídos, martirizados, durante la brutal represión militar.
En las zonas rurales del norte las medidas de represión es el asesinato a los opositores, no hay investigación ni culpables, solo la eliminación física como medida clásica que está dictadura utiliza desde la época cuando fueron una agrupación guerrillera clandestina que resolvía las diferencias mediante el asesinato en sus propias filas.
Elecciones bajo el terror: atemorizar para que solo ellos salgan a votar
SI los partidos que participen en la farsa electoral de noviembre próximo intentan hacer movilizaciones o bien trabajo de proselitismo político en barrios casa a casa o asambleas en lugares bajo techo, serán hostigados y es muy probable que veremos en los meses de campaña, actos violentos de los seguidores afiebrados del Orteguismo-Murillismo, los que impulsados por orientaciones del partido de gobierno allanarán, atacarán y desbaratarán las concentraciones para infundir miedo y terror entre la población opositora para generar un estado de temor para que no vayan a votar; su estrategia será meter miedo para que solo salgan a votar sus diezmadas bases. Utilizarán los métodos que utilizó el partido nacional socialista de Hitler, Goering y Webels, contra los socialistas y comunistas alemanes; acciones del fascismo y el nazismo; porque esté régimen es neonazista.
Sin unidad, sin programa y sin estrategia fiable: no hay dirección
No hay una verdadera oposición que sea consistente, fuerte, sólida, unitaria y con una estrategia certera para desmantelar la dictadura, y no existe un programa político, económico y social para rescatar a la sociedad nicaragüense de la postración en la que se encuentra.
No existe una dirección confiable que logre reunir los distintos fragmentos opositores en una verdadera alianza que supere los protagonismos individuales, y que proponga al pueblo un camino con tácticas y una estrategia única para recuperar la democracia, la justicia y la libertad de Nicaragua.
Lo que debe hacerse es trabajar para debilitar las bases que sustentan al régimen, no serán las elecciones de noviembre ni las del próximo año que le arrebatarán el control social a la dictadura. En lugar de estar enfrascados en postulaciones presidenciales y de diputaciones; la tarea es analizar los puntos débiles del régimen y orientar al grueso de la ciudadanía qué tareas desarrollar para hacer posible que confluyan los factores que permitan hacer entrar en crisis a los Ortega-Murillo.
Lo que el pueblo necesita es una dirección que la dirija hacia el desmantelamiento de la dictadura.
Sin falsas expectativas: estas elecciones no derrocaran al orteguismo-murillismo
Las elecciones no deben ser para crear falsas ilusiones en el pueblo que por esa vía, en el contexto actual, se podrá derrotar la dictadura, sino para avanzar en demostrarle al pueblo y a la comunidad internacional que este gobierno no respetará los principios básicos de la democracia y que pretende perpetuarse en el poder a cualquier costo. Y que hay que trabajar más profundamente por su derrocamiento, contribuyendo a su crisis y educando al pueblo en su organización para evitar un costo sangriento para desembarazarnos de este cáncer dictatorial.
Solo sobre la base de una estrategia factible y clara y un programa de recomposición socio económica y política aceptados por todos los actores importantes de la sociedad nicaragüense será factible construir una unidad sólida.
Si prevalecen los intereses de los sectores económicamente dominantes (no los nuevos ricos del régimen) del capital tradicional, no se operarán verdaderos cambios pues ellos han sido pactistas por naturaleza, son una burguesía inconsistente y oportunista, y lo demostraron durante su alianza patriótica con la dictadura.
Es sobre todo esa red tupida de pequeños empresarios y campesinos medios, de los diversos sectores de la clase media (no los que están pegados al gobierno parasitando), estudiantes, campesinos pobres y ese gran sector popular sin opciones, los que podrían unirse y crear una verdadera alternativa de poder, pero eso es un reto que no se podrá salvar en el corto plazo.
Si no se producen estos re alineamientos no habrá unión consistente y verdadera. Y tendrán espacio de jugar en política los sempiternos oportunistas.
Hay dos vertientes legales claras de la dictadura
A) Procurar un entramado legal de fortalecimiento de su enriquecimiento al amparo del poder y cubrir la corrupción. También evitar con leyes irregulares que los sancionados sean afectados en sus patrimonios. Esta es una preocupación básica para garantizar su existencia. Cómo lo fue el andamiaje jurídico para proteger los bienes mal habidos a través de “la piñata” en 1990.
B) Aprobar una serie de leyes a través de la Asamblea Nacional para asegurar su permanencia ”ad-perpetuam” en el poder, las que están concebidas para impedir que nuevas fuerzas políticas accedan al poder desplazándolos y en el contexto actual las leyes de “agentes extranjeros”, la de “defensa del país….” y las reformas electorales, asi como la elección de magistrados del poder electoral están concebidas como trabas legales para impedir que los acontecimientos de abril 2018 tengan la posibilidad de contar con líderes que le disputen el poder a la dictadura en noviembre de 2021; el régimen tiene un incontrolable terror de perder el poder y sabe que si se somete a una contienda libre, transparente y supervisada lo pierde como le sucedió en febrero del 1990, sufre de ese síndrome, sobre todo ahora que tienen más que perder, ahora son dueños de una considerable fortuna amasada desde el poder, y que no tuvieron antes.
Como deben verse las elecciones del régimen dictatorial
Sencillamente como una farsa más, en el conjunto de violaciones constitucionales y a las leyes electorales del país. No creo que se desencadene una violencia generalizada, ya que la oposición está atomizada y el pueblo atemorizado por la represión sistemática desde la operación limpieza.
La dictadura apela a que habrá una participación adocenada bajo sus reglas y con control policial y el ambiente militarizado. Habrán protestas pero serán sofocadas puntualmente. No veo agitación por reclamo de fraude. La dictadura ha calculado todo. La oposición está enfrascada en espejismos electorales sin vislumbrar las verdaderas tareas. Veremos si se confirma este escenario.
Realidad política y realidad bizarra
La realidad es la Imposición a fuego y sangre del régimen que apostó a esa represión para sofocar la rebelión que infundió miedo y paralizó las movilizaciones sosteniendo hasta ahora la represión social, esa es la realidad política.
La realidad bizarra de los discursos oficiales es la que consumen los trabajadores del gobierno, los militantes, los paramilitares, los agentes socio comunitarios, los empresarios orteguistas, los mandos policiales, los jerarcas militares y toda la red oficialista; que pretenden vender una imagen de normalidad del país; inclusive son tan efectivos y “arrecho” que han puesto a raya el COVID19.
Algunos ingredientes necesarios para un cambio y para que Nicaragua salga de este círculo vicioso
Una dirección política consolidada.
Una estrategia de desestabilización del régimen dictatorial. La rebelión es un derecho de los pueblos cuando los gobernantes pervierten el ejercicio del poder y no gobiernan para satisfacción y felicidad del pueblo.
Una organización unitaria, con el primer gran compromiso que es el desmantelamiento de la dictadura y la construcción democrática de la nación.
Un programa de gobierno que recoja todas las aspiraciones del pueblo nicaragüense que históricamente han sido desestimadas.
Creación de una Comisión Nacional con respaldo internacional que evalúe los acontecimientos a partir del pacto Alemán-Ortega como antecedentes de la corrupción contra el Estado, como fuente de enriquecimiento ilícito; y como causas del establecimiento de un régimen político constitucional autoritario, excluyente y antidemocratico que posibilitó el resurgimiento de otra dictadura que demostró su naturaleza perversa, sangrienta y anti popular a raíz de los sucesos de abril de 2018, y que determine responsabilidades y permita la aplicación de la justicia de los responsables del sufrimiento nacional.