«Préstamo de luz»: poesía de Ricardo Ríos

Ricardo Ríos
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Ricardo Ríos (Villanueva, Chinandega, Nicaragua) es poeta, abogado y psicólogo. 

Ricardo Ríos (Villanueva, Chinandega, Nicaragua) es poeta, abogado y psicólogo. Su poesía ha sido publicada en la Antología ESE VIENTO QUE CANTA del Grupo literario ESPJO de la ciudad de León. Y en la muestra EL MATERIAL DE TUS SUEÑOS; cuatro voces de la nueva Poesía en León, publicada por la Promotora Cultural leonesa. Así como en Revistas Nacionales e internacionales. Participó en el Festival Internacional de Poesía Amada Libertad, El Salvador. La muestra de poesía presentada pertenece a su libro “Préstamo de Luz” publicado bajo el sello editorial Índole Editores de El Salvador.

En Préstamo de luz, la poesía de Ricardo ríos transforma al pueblo de Villanueva, “Remotísima mecha de luz/ quemándose al mediodía”, en una especie de Comala en Vida, donde el hablante procesa el tedio del tiempo (mañana, tarde, noche) por medio de un lenguaje con guiños surrealistas y tono religioso pero desacralizado, para arrojar luz sobre los problemas centrales de una sociedad estancada en un ciclo de violencia, desgracia y miseria.

León Salvatierra

Autobiografía

Desde un cuerpo me represento.

Me llaman Ricardo Antonio.

Escribo sobre esta mesa

donde restauro mis días

sintiéndome más extenso de lo normal.

Antonio, pero no de Padua,

sino de Villanueva: Remotísima mecha de luz

quemándose al mediodía.

Todas las mañanas salgo de mis huesos

mecánicamente despiertos.

Persisto de Ríos oscuros.

Tengo voz y

soy otro

con más afirmaciones que un niño

que jugó sin arrepentimientos.

Alguien que creyó

sin decirle a nadie

en la palabra.

Alguien que se incinera

sintiendo el frío.

Como la mujer de Lot

Nunca miró hacia atrás,

pero siempre quiso ser la mujer de Lot

Por eso le gustaba salar demasiado la carne

para sentirse estatua de sal en el comedor

Por eso le gustaba malgastar el gas

para sentir la cocina como Sodoma y Gomorra

en llamas por la mano de Dios

Por eso le gustaba rezar detrás de la puerta

para esperar el recado de los ángeles

y luego apalearlos con la escoba

como si fueran gallos peleando en su cama.

Por eso le gustaba escuchar música

bailar, emborracharse, pintarse,

dejar la puerta abierta a los vecinos

que soltaban el sulfuro de carnes.

Por eso le gustaba hacer ejercicios que regularan sus

caderas

y elasticidad de sus piernas

para correr el día en que su casa se incendiara

Siempre quiso ser la mujer de Lot

pero nunca miró hacia atrás.

Cuando lo hizo

su cuerpo solo fue una visión de cenizas.

Sacrificio

Engordan los alambres de los cercos

por donde cruzan las sombras de los chanchos

que gruñen en los mataderos.

Enrojece la tierra

El chasquido de los látigos castiga la piel

de las criaturas.

El ungüento de la grasa sube a los cuerpos

y el alma cuelga su transparencia

en los clavos donde gotea la sangre.

Oímos desenvainar las manos del carnicero.

Cruzan los chanchos la cerca

Que redoble la carne en las parrillas

las brasas, asoleándose en las estufas,

preparen la fiesta para engrasar la luz de los cuchillos

los alambres están gordos de afilar sus púas

en la piel del animal

que devora su propia ración.

Mujer que duerme

Que alguien toque la cabeza de esa mujer que duerme.

Sus pesadillas se amarran

a la imaginación de su pelo

tendido como sábana sobre un cuerpo.

Basta un movimiento de su frente para espantar las

moscas,

un espacio para acomodar el corazón y abrir la bóveda del

tórax,

y nos muestre el sueño que se derrama

desde la cabeza hasta los pies.

Marea alta

Recostó su cabeza en una almohada

y en el sueño

comenzó a convulsionar.

Boca torcida

lengua morada

manos rígidas

un ojo que guardaba la última visión del día

el cuerpo parecido a un recuerdo

que la memoria retuerce

para esclarecer.

En su habitación

un abanico casi mareado

un par de cortinas zurcidas por el sol.

Alguien puso a hervir sus pesadillas

en el trozo de cielo

que la ventana presentó como el escrutinio

de sus medidas.

La almohada se hundía

con cada golpe de la cabeza

sobre la cama.

Por un momento pensó en el mar

y despertó

cuando un oleaje salado

rompía sobre su pecho.

Ricardo Ríos

Ricardo Ríos (Villanueva, Chinandega, Nicaragua) es poeta, abogado y psicólogo.