¿Qué hay tras el deslizamiento cambiario en Nicaragua?
Enrique Sáenz
El Banco Central de Nicaragua anunció que a partir del mes de noviembre se reducirá el ritmo del deslizamiento cambiario del 5% al 3%. La medida ha provocado revuelo en distintos ambientes, pero…
¿Qué significa esta medida? ¿Qué pretende el régimen al imponerla? ¿Por qué la impone ahora, en plena crisis económica, con reservas internacionales mermadas y con exportaciones que no llegan siquiera al nivel que alcanzaron en el año 2012? ¿Qué repercusiones podemos esperar para empresas y consumidores?
Y, por supuesto, la pregunta del millón que seguramente se hace cada madre o padre de familia: ¿Cómo afecta esta medida a mi familia?
Hemos recibido varias solicitudes de explicación de este asunto. Es un poco complicada la cuestión, pero vamos a hacer un esfuerzo por explicarla con sencillez. Comencemos por la tasa de cambio.
¿Qué es la tasa de cambio? Es el valor, en moneda nacional, de una moneda extranjera. Por lo general, monedas de países económicamente fuertes. Así como las potencias tienen zonas de influencia política o militar, también tienen zonas de influencia económica.
En Europa, por ejemplo, y los países situados bajo la órbita económica de Europa, la moneda de referencia es el Euro. En buena parte de Asia son el yen japonés y el yuan de china. Nicaragua, obviamente, es zona dólar. Es con Estados Unidos que tenemos nuestras más extensas e intensas relaciones económicas y con países que comercian predominantemente con Estados Unidos (Centroamérica, México).
En dos platos, la tasa de cambio es el precio del dólar en moneda nacional. ¿De qué depende el precio del dólar en un país determinado? En principio, depende de la oferta y la demanda de dólares. Esto es, si hay abundancia de dólares, la moneda local es fuerte y el precio del dólar tiende a ser barato. Y si hay escasez de dólares, la moneda local se debilita y el precio del dólar tiende a ser caro.
En general, hay tres grandes sistemas para fijar la tasa de cambio. Uno se conoce como paridad fija. Es la que existió en Nicaragua durante buena parte del somocismo. Siete córdobas por un dólar.
La tasa de cambio de flotante, es otro sistema. Aquí el valor del dólar varía, literalmente, cada día, en dependencia de la escasez o abundancia de dólares y de las expectativas de la gente sobre la situación y perspectivas económicas del país. Sube y baja. Se devalúa y se revalúa. En Costa Rica, por ejemplo, la tasa de cambio así funciona.
El tercer sistema se conoce como deslizamiento cambiario. Ni es fija, ni es flotante. Hay una devaluación, por así decirlo, encubierta. Gota a gota. Es la que se ha aplicado en Nicaragua durante los últimos 25 años. El precio del dólar va subiendo cada día, pero de manera programada. Otra manera de decirlo es que el córdoba se devalúa con relación al dólar, día a día, hasta acumular una devaluación del 5% anual.
Pero mantener una tasa de cambio estable no es resultado de un decreto. Depende de un conjunto de factores que incluyen la fortaleza de la economía, exportaciones crecientes, reservas internacionales sólidas, competitividad del aparato productivo, deuda externa e interna bajo control, cuentas fiscales equilibradas, balances externos consistentes.
Al contrario, si la economía registra déficits en sus relaciones económicas externas, si la deuda externa o interna son crecientes, si las exportaciones son desfallecientes, si las cuentas fiscales son frágiles, la moneda pierde respaldo y más tarde o más temprano tendrá que devaluarse.
Es lo que ocurrió en la etapa final del somocismo: la tasa de cambio pasó de siete córdobas por dólar a diez córdobas por dólar.
Las devaluaciones bruscas o pronunciadas tienen impactos traumáticos. Afectan los precios, los salarios, los costos de producción, las actividades económicas. De ahí que en Nicaragua se viniera aplicando desde hace hace un cuarto de siglo esta forma de devaluación deslizante.
Toda política cambiaria genera, normalmente efectos positivos en unos y negativos en otros. Vamos a poner dos ejemplos.
En junio del 2017, la tasa de cambio oficial del córdoba era de 30 córdobas por un dólar. Si una persona recibía 200 dólares mensuales en remesas, en junio de ese año cambió sus 200 dólares y le dieron 6000 córdobas. Pero en junio del 2019, como resultado del deslizamiento cambiario, el valor del dólar ya no era 30 córdobas sino 33. Esto significa que, por los mismos 200 dólares, recibió 6600 córdobas.
En contraste, vamos a suponer que un pantalón valía 30 dólares en junio del 2017. Esto significa que usted tenía que sacarse 900 córdobas para comprar ese pantalón. Si en junio del 2019 usted quería comprar el mismo pantalón, que seguía costando 30 dólares, ahora tenía que conseguirse 990 córdobas para comprar el mismo pantalón. En dólares seguía costando lo mismo, pero en córdobas costaba más porque en ese tiempo el córdoba se había devaluado a razón del 5% cada año.
Con esta explicación, creo que estamos en condiciones de pasar a responder qué hay detrás de la medida del régimen y cómo nos puede afectar.