Contra el colaboracionismo electorero, por la libertad y la democracia
El milagro que espero no necesita un Moisés. Ya vive, ese milagro, en el corazón de la mayoría abrumadora de los nicaragüenses, que desconfían y hasta ven con desprecio a los politicastros, de salón y discurseros, que invocan al Dios que Darío diría “les falta”.
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