Ecuador: Cuatro voces ciudadanas opinan sobre la crisis sanitaria que atraviesa su país

Manuel Fabien Aliana
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Con edición audiovisual de Alberto Cajero.

“Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro” 
Alberto Camus, La Peste

Desde hace más de una semana nos están llegando imágenes terribles del Ecuador. La mayoría son grabaciones filmadas en Guayaquil por ciudadanos indignados y aterrorizados por lo que pasa en su ciudad. Hospitales colapsados, morgues saturadas, funerarias que no dan abasto o en paro por cuarentena, cadáveres quemados en plena calle y autoridades sanitarias y municipales totalmente sobrepasadas por la situación. Guayaquil se ha convertido en la ciudad que ya no puede enterrar a sus muertos. 

Por todo esto, desde fines de marzo la web ha sido inundada de artículos sobre la situación en Ecuador. Todo el mundo quiere entender como un país que fue presentado como un modelo de desarrollo económico, un país que se caracterizó por sus políticas sociales e inclusivas, un país que nunca dejó de ser un atractivo cultural y que resplandece desde siempre por sus hermosos destinos turísticos, se convirtió en un país con instituciones totalmente colapsadas por esta pandemia. ¿Pero quién está colapsando? ¿Está pasando en todo el Ecuador lo que pasa en este momento en Guayaquil? ¿Es Guayaquil representativa de una realidad nacional? 

El drama histórico que atraviesa la ciudad, la hermosa Guayaquil, paraíso turístico que se ha vuelto un verdadero infierno terrenal obviamente merece toda nuestra atención. Pero esa atención la merecen también todos los ecuatorianos en estos duros momentos históricos. Por eso, desde revista Abril, una revista nicaragüense con enfoque latinoamericanista, hemos decidido darle la palabra a cuatro ciudadanos ecuatorianos:

Sandra de la Torre Guarderas, escritora, Quito

Luz Albán, gestora cultural y artista independiente, Quito

Carlos Zambrano Vásquez, ingeniero, Provincia de Cañar

Alexis Medina, Historiador y profesor en la Universidad del Franco Condado (Francia) 

También pudimos contar con un par de respuestas de María Isabel Cedeño Veliz, interna en el Hospital de Guayaquil y médico de la primera línea, quien tuvo la amabilidad de responder a unas preguntas a pesar de su cansancio y de su poca disponibilidad. Le agradecemos sinceramente.

Estimamos que en este contexto es fundamental darle la palabra a los ciudadanos ecuatorianos, entender en medio de esta tragedia como se sienten, cómo ven a su país, cómo evalúan a sus autoridades, cómo viven su cuarentena, su crisis sanitaria, y cómo perciben lo que pasa en Guayaquil. Ellos pueden hablarnos con propiedad, desde su cuarentena, y no solo porque sean ecuatorianos, sino también porque son ciudadanos que desde su realidad, su mundo social y sus profesiones han lanzado una mirada profunda, crítica y constructiva a su realidad nacional. 

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN ECUADOR?

El lunes 6 de abril los periódicos ecuatorianos reportaban 3747 contagiados y más de 191 fallecidos que habían dado positivo en el test de Covid-19. En el momento en que usted nos esté leyendo puede que esa cifra haya aumentado mucho más. Un periodista de la página digital de El Universo nos cuenta alarmado que en Ecuador 4 de cada 10 infectados se pasea por las calles y riega el coronavirus. Según el mismo artículo, es en Guayaquil en donde más se irrespetan las medidas de confinamiento y de cuarentena. Esto es una noticia trágica cuando se sabe que esa ciudad concentra la mitad de los casos registrados en el país. También podría justificar la rabia del presidente Lenín Moreno, que en uno de sus mensajes habituales a la nación estalló de ira contra esos ciudadanos irresponsables que rompen la cuarentena sin razón justificada: “¡quédense en sus casa!”, gritó, iracundo. Y en uno de sus mensajes grabados, el presidente declaró que “hoy más que nunca la disciplina es vital”, de lo contrario lo que estamos haciendo “es matarnos los unos a los otros”. 

Para contextualizar políticamente, es importante aclarar que esta pandemia se desata en un momento en que el gobierno ecuatoriano atraviesa una grave crisis de legitimidad. A mis lectores no ecuatorianos: seguramente habrán oído o leído sobre el estallido social ecuatoriano de 2019. Como Chile, Ecuador estalló en octubre, pero días antes. Lo que originó el estallido en Ecuador fue el paquetazo neo-liberal de Lenín Moreno en el que se anunciaba, entre muchas medidas, el fin de los subsidios estatales a los precios de los combustibles. La bronca no se hizo esperar y desde las cabeceras provinciales del país los ciudadanos se organizaron y comenzaron a protestar. El gobierno respondió a esas protestas con represión, estado de emergencia, toque de queda, censura mediática y militarización de las calles.  A partir de ese momento podríamos decir que clases medias que estaban en las calles decidieron resguardarse en sus hogares y el papel protagónico de la lucha lo pasaron a asumir las organizaciones campesinas y sindicales indígenas, que decidieron concentrar gran parte de sus protestantes en el capital. Se jugó entonces un pulso en las calles de Quito que duró diez días, le costó la vida a 11 ecuatorianos y dejó miles de heridos y miles de privados de libertad. Por las características  políticas y sociológicas del país, por lo específico y puntuales que eran los reclamos, y por la fuerza y organización las naciones indígenas a la cabeza de la contestación social, el gobierno finalmente tuvo que dar marcha atrás y abrogar el “paquetazo”. [1]

Y por más de que la solución al conflicto surgiera de una mesa de diálogo, el presidente, por su reacción brutal y represiva en contra de las protestas, salió debilitado y más impopular de este conflicto. Lenín Moreno ya cargaba desde su elección con el sobrenombre de “traidor” por haberle dado la espalda al legado político de Rafael Correa. Por eso dejo abierta la pregunta a los lectores ecuatorianos: ¿creen ustedes que tiene que ver con la poca legitimidad del gobierno el que una parte del pueblo ecuatoriano no acate las medidas de prevención y cuarentena en este contexto de pandemia?

LA SITUACIÓN EN GUAYAQUIL

Hablemos de Guayaquil puesto que merece su párrafo aparte. Segunda ciudad de Ecuador, capital de la Provincia de Guayas, destino turístico de élites y de extranjeros, Guayaquil ha sido presentada como “un modelo exitoso que habría que replicar en las demás ciudades del país” [2]. El historiador ecuatoriano Alexis Medina nos cuenta que “desde 1992 la alcaldía de Guayaquil ha estado en manos del partido social cristiano que representa a la derecha tradicional del Ecuador”. Sin embargo, “detrás de ese supuesto modelo exitoso, hay una ciudad con grandes desigualdades”, “con una inmensa brecha social y en la que existe segregación urbana”. Es en los barrios populosos de Guayaquil, donde la población vive hacinada,  que se están quemando cadáveres en las calles. Las autoridades no tienen capacidad para recoger a los fallecidos en las casas y los vecinos no tienen el dinero para pagar ataúd en un momento trágico de “burbuja funeraria” en el que la mayoría de estas funerarias han dejado de trabajar. Una de nuestras fuentes que prefiere permanecer en el anonimato nos cuenta que un amigo suyo tuvo que pagar hasta 48 mil dólares por tener a su padre internado durante 8 días en una clínica privada. 

EL PACIENTE CERO

Guayaquil es la ciudad del paciente cero, lo que también explica el pico de contagios en esa ciudad. La señora que fue diagnosticada con covid-19 arribó de España el 14 de febrero. Como se sentía mal, la mujer fue internada en una clínica particular en la provincia de Los Ríos, sin saber que tenía el virus. Luego, por sus problemas respiratorios, fue trasladada a una clínica de Guayaquil. Según fuentes, en Guayaquil se le organizó una fiesta de bienvenida, y fue en esa fiesta que se propició el contagio. La paciente cero falleció el 14 de marzo. A partir de ahí la histeria se regó como pólvora, y con razón, hasta llegar al Ejecutivo. Se militarizó la provincia de Guayas pero se siguió propagando el virus dentro de Guayaquil. A pesar del descuido inicial, la reacción del gobierno parece haber sido bastante inmediata. ¿Pero a partir de cuándo, exactamente? Como teníamos dudas quisimos preguntarles a nuestros entrevistados si estimaban que la respuesta del gobierno había sido suficientemente rápida entre la noticia de la aparición del paciente cero y la noticia de su muerte el 14 de marzo. O sea, casi todo un mes en el que el número de contagios se multiplicó velozmente. 

EVALUACIÓN DE LA CAPACIDAD DE RESPUESTA DE LAS AUTORIDADES NACIONALES 

Para Carlos Zambrano, la respuesta del gobierno fue bastante lenta. Según él, “básicamente se esperó a que el virus esté en el país para tomar las medidas correspondientes”. Zambrano declara que a pesar de las advertencias de la OMS no hubo una campaña de prevención sanitaria nacional; concluye que, a su parecer, “los ecuatorianos sentimos que no tenemos presidente”: no hay “capitán del barco”. 

Para Sandra de la Torre Guarderas, es “evidente que desde el 14 de febrero [hubo] una negligencia”. Lo que ella considera como “un grave error de las personas que están preocupadas de la seguridad ciudadana”. Sandra nos  recuerda que la paciente cero no fue sometida a ningún tipo de aislamiento. En esa misma línea, Alexis Medina nos comenta que el gobierno ecuatoriano “vio con incredulidad la amenaza que representaba el virus”. Medina nos cuenta que “el Gobernador de Guayas [3] declaró el 3 de marzo que el virus más peligroso era el miedo” y permitió que se realizara un partido de fútbol en Guayaquil que reunió a decenas de miles de personas. Zambrana, de la Torre y Medina coinciden en que en su inicio los controles en los aeropuertos fueron muy superficiales. 

Al respecto entrevistamos también a María Isabel Cedeño, interna rotativa en un hospital de Guayaquil, que se encuentra a un mes de  recibirse como Médico general. Como profesional de la medicina que se encuentra en la primera línea, aceptó responder de manera concisa, neutral y profesional a nuestras preguntas. Con respecto a la capacidad de respuesta del gobierno María Isabel Cedeño declara:

“Creo que el gobierno reaccionó en razón a sus capacidades. La primera muerte por COVID-19 estuvo bastante condicionada a la salud de la persona contagiada, es decir una persona con edad avanzada más comorbilidades asociadas.” [4]

Sobre el colapso de las autoridades sanitarias en Guayaquil, Cedeño explica: 

“El sistema de salud del Ecuador, al igual que el de los demás países europeos y el resto de países afectados, ha colapsado debido a la cantidad de contagios existentes y dado a que nadie estaba preparado para unas situación semejante. Hasta tenemos falta de personal médico y de los medios de protección para los mismos, además que no hay espacio físico suficiente para los pacientes que ameritan ser ingresados debido a la rápida progresión del contagio entre personas.”

Esa declaración corresponde a las palabras de la misma alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, que en un video difundido en redes descarga toda la responsabilidad de la ineficacia del sistema de salud pública ecuatoriano en el gobierno central. En otro video mas reciente, Cynthia Viteri anunció que tenia coronavirus, pero que seguiría al mando de su ciudad desde la cuarentena.  

Le pedimos a Alexis Medina su análisis sobre por qué Cynthia Viteri, alcaldesa de Guayaquil, se deslinda de parte de su responsabilidad municipal y acusa al presidente Lenín Moreno de total abandono. 

¿QUÉ HAY DE LAS AUTORIDADES MUNICIPALES?

Le preguntamos a nuestros entrevistados que opinan de la gestión municipal de la crisis sanitaria.

Desde Quito, Luz Albán, artista y gestora cultural, declara que “como capital no estamos en una situación tan grave”. Luz siente que las medidas con respecto al confinamiento se adoptaron rápidamente y por eso evalúa positivamente la gestión municipal que permitió prevenir una propagación catastrófica. Pero la gente seguía concentrándose en los mercados de la capital, por eso fue que el alcalde Jorge Yunda, quien ordenó repartir kits alimentarios en los barrios más humildes, anunció este sábado 5 de Abril el cierre temporal de los mercados como medida para frenar la propagación del virus. Para Sandra de la Torre, quien también vive en Quito, es muy pronto para evaluar a las autoridades municipales. Sin embargo reconoce que ha habido coherencia y diálogo entre el gobierno central y el gobierno municipal. De la Torre hace hincapié sobre la buena resolución municipal de mantener la línea telefónica para denunciar la violencia de género, puesto que en estos tiempos de cuarentena la violencia intrafamiliar tiende a multiplicarse. 

Desde la Provincia de Cañar, Carlos Zambrano también evalúa positivamente a sus autoridades municipales:

Zambrano también nos recuerda que existe restricción vehicular nacional y nos avisa que las autoridades de su Provincia acatan muy estrictamente esta medida: 

¿CÓMO SE SIENTEN EN CUARENTENA?

La salud mental es algo primordial en estos tiempos de cuarentena, por eso decidimos preguntarle a nuestros entrevistados como es que se sienten desde sus confinamientos. 

Carlos Zambrano nos comparte su viva preocupación por lo que pasa en el país pero reconoce que la población de su provincia es bastante consciente y ha acatado todas “las medidas de confinamiento” y de “alejamiento social”. Luz Albán está en cuarentena desde el 12 de marzo y se mantiene estoica, por más de que a veces“quisiera estar trabajando”. Para Albán, es un “privilegio [de] poder quedarse en casa”, un momento propicio para la reflexión: “repensar nuestras acciones, repensar nuestra relación con las personas, nuestra relación con los alimentos”.

Desde su cuarentena, Sandra de la Torre nos comparte su secreto: “me he refugiado en una manera amorosa de contarme la noticia.”. También nos cuenta cómo la cuarentena cambió su vida: como escritora ella siempre trabajó en casa, así que el cambio proviene de que, de repente, toda la familia tiene que trabajar desde casa. Por lo tanto se deben redefinir los espacios y la privacidad de cada quién. Por último, de la Torre nos confiesa que con los niños en casa continuamente ya no existe la misma paz propicia al ejercicio creativo literario, pero reconoce que esta cuarentena es el momento ideal para leer a filósofos y a escritores con cierta profundidad espiritual.

Quizás la clave de esta cuarentena sea la que nos revela Albán. Como ella bien lo expresa, en esta cuarentena tenemos que cuestionarnos,  pensar “hacia dónde nos va a llevar esta crisis y cómo florecer de esta crisis”. “Hay que sacar los aspectos positivos de esto” prosigue Albán, y debemos “repensar en nuevas redes colaborativas”. Por último, remata con una idea política que cada día se vuelve más urgente: hay que “pensar las economías circulares, populares y solidarias”. 

SOBRE LOS ARTISTAS

Los artistas son en este momento de nuestra historia más esenciales que nunca. Sin embargo,  son de las poblaciones más expuesta económicamente durante esta crisis sanitaria. Y eso no debería ser así. Nosotros los necesitamos a ellos. Las artes suelen ser ese espejo cultural en el que nos miramos como sociedades. Sin embargo, no hemos superado nuestros prejuicios ni esa rancia jerarquización de valores que nos hacen percibir las artes como algo meramente recreativo y facultativo. Por eso, la mayoría de los artistas suelen vivir en la informalidad. Con respecto a esa vulnerabilidad, le damos la palabra a nuestras dos entrevistadas artistas, Luz Albán y Sandra de la Torre Guarderas, que nos cuentan en sus videos como se sienten como artistas en este contexto actual:

Para Albán, “obviamente los artistas y los gestores culturales, si ya antes de la crisis estábamos desvalorizados, en una situación de precariedad ya bastante grande y no suficientemente tomados en cuenta, imagínate ahora que las prioridades son otras”. Albán critica que la sociedad quiteña no valore a los artistas ni a los gestores culturales, ni la importancia del arte para la salud mental. Como artistas “nosotros vivimos del contacto con otras personas, vivimos con el público y entonces en ese sentido estamos muy perjudicados”. Pero la solución, nos dice, no es depender de las ayudas del Estado. Se necesitan soluciones más duraderas. Escuche en su video su mensaje a la comunidad nacional: 

Para Sandra de la Torre, la situación es dramática porque los artistas “son los trabajadores más desprotegidos”.  Como artista, de la Torre percibe la actualidad como una “situación de guerra” en la que se han cancelado todas las funciones y todo contacto real entre los artistas y el público; lamenta profundamente que la gente, aún en este contexto, olvide que como sociedad vivimos y subsistimos gracias a esos “creadores”. Les comparto aquí su tribuna, que merece ser escuchada por todos nosotros.

¿EXISTE UN DESPRECIO DE CLASES EN MEDIO DE ESTA CRISIS SANITARIA?

Para Luz Albán, hay un tema al que no se la ha dado suficiente importancia: se trata de ese “10 o 20%” de la población que no puede quedarse en casa. El 20 de marzo Lenín Moreno decretó “un bono de contingencia” de 60 dólares para los ciudadanos más vulnerables; nótese: para los que viven del comercio informal. El bono es personal, por lo que si en una familia todos los mayores de edad se dedican al comercio informal entonces cada uno de sus integrantes podrá recibir el bono. ¿Pero será suficiente ese bono para mantener a los ciudadanos más expuestos en casa? Albán advierte que los que no se pueden quedar en casa no lo hacen por falta de voluntad, lo hacen porque “tienen una situación de precariedad laboral y para ellos quedarse en casa “no es una opción, porque viven del día a día”. De paso, Albán denuncia que existen abusos de poder por parte de las autoridades en contra de los que no pueden quedarse en casa: “les cortan el pelo”, “les pegan”. Lo que hay que hacer es “pensar políticas públicas” y “medida de protección hacia las comunidades más vulnerables”.

Pero volvamos a Guayaquil, porque mientras escribo este reportaje me llega la noticia de que el municipio de Guayaquil donará, como “acción humanitaria”, ataúdes de cartón en una ciudad donde el ataúd de madera más rústico cuesta  mil dólares. Mientras que Guayaquil reparte ataúdes de cartón, el Presidente ordena la excavación de la fosa común más grande del país para todos los muertos por covid-19. ¿En qué mundo hubiéramos podido imaginar nosotros, como latinoamericanos del siglo XXI, que un presidente, o unas autoridades municipales, anunciarían con tanto orgullo medidas tan macabras y deshumanizantes. ¿Está el Ecuador en una situación económica tan catastrófica que sea imposible brindarle a sus propios ciudadanos un entierro digno? ¿Será desprecio de clases?

Con respecto a Guayaquil, Sandra de la Torre manifestó que las autoridades municipales de esa ciudad han estado maltratando desde hace mucho tiempo al pueblo guayaquileño. A través de sus grandes proyectos turísticos e inmobiliarios, la alcaldía siempre busca esconder la pobreza o folklorizarla. Con respecto a todas las noticias y escenas de deshumanización  de los cadáveres, de la Torre reflexiona: “el pueblo de Guayaquil ha reaccionado en coherencia con la manera con que las autoridades lo han tratado”.

LA TRAGEDIA EN ECUADOR: MUCHAS PREGUNTAS SIN RESPUESTAS, TIEMPO DE REFLEXIÓN

Gracias a la investigación y a las entrevistas hemos despejado algunas dudas, hemos podido informar sobre los acontecimientos, pero sabemos que al final de la lectura quedan–así sentimos– más preguntas que respuestas. Por eso, decidimos compartir con ustedes estos últimos videos de la tragedia, que presentamos a modo de conclusión. Le agradecemos a usted por haber llegado al final de este reportaje, y le agradecemos a todos los entrevistados por su buena voluntad, por su tiempo y por su participación en este reportaje.

[1] Si quieren saber mas también sobre Ecuador los remito a un artículo que es bastante resumido y que escribí para El desconcierto, un medio digital chileno, en 2018: https://www.eldesconcierto.cl/author/manuel-cabien/

[2] Entrevista a Alexis Medina. Respuesta 3.

[3] Los gobernadores en Ecuador son prefectos o intendentes elegidos por el poder ejecutivo. No son cargos de elección popular.

[4] Presencia de uno o más trastornos (o enfermedades) además de la enfermedad o trastorno primario

Manuel Fabien Aliana

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