Entrevista con Haydee Castillo: «Necesitamos retomar la insurrección cívica»

Un coloquio organizado por la Cámara Nicaragüense Americana de Comercio (AMCHAM, por sus siglas en inglés) ha causado polémica respecto a la aparente intención de la Alianza Cívica de plegarse a una estrategia política de «protección de la economía» y presión al régimen para realizar elecciones supuestamente libres, vigiladas y con garantías; para lo cual, según propuesta expresa del principal invitado al cónclave, no sería necesario crear nuevos «vehículos» electorales, puesto que se puede echar mano del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), legalizado por el régimen.

En todo caso esta sería presuntamente la posición del sector que en apariencia tiene más peso en la Alianza Cívica: el de los empresarios. Aún mas, es muy probable que tal posición no cuente con el beneplácito del resto de movimientos y agrupaciones aglutinadas en la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), de la que Alianza Cívica también forma parte. 

Esto ocurre cuando, tanto la UNAB como la Alianza Cívica recién habían proclamado el logro de avances en la conformación de una gran coalición nacional consagrada a la unidad de todos los sectores sociales y políticos en contra del régimen de Ortega y el FSLN. Es lógico entonces preguntarse cómo se están tomando en la UNAB estas claras señales del sector más influyente de la Alianza Cívica. 

En busca de respuestas a esas y otras interrogantes, el colega Francisco Larios, editor de Revista Abril, conversó con Haydee Castillo, miembro del Consejo Político de la UNAB, quien adelantó que pronto se haría pública una posición oficial sobre el tema.

Respecto a la posibilidad de elecciones Castillo dijo que no se puede ir a cualquier proceso electoral sin garantías reales. «La posición de la UNAB -adelantó- es mantener la resistencia cívica y pacífica hasta donde sea posible, sin seguir exponiendo al pueblo como carne de cañón».

Aseguró que la UNAB no está dispuesta a ir a un proceso electoral con reformas electorales «maquilladas» o si el clima electoral no presta condiciones y más bien «pueda llevarnos a otro fraude electoral».

Puntualizó también que las elecciones deben entenderse como un medio, no como un fin, y que para ello las reformas electorales que se emprendan deben ser «suficientemente profundas y acordadas con la UNAB».

«No vamos a ir con partidos zancudos», afirmó, puntualizando que con ello se refiriere a «partidos que hayan sido cómplices del régimen para desmantelar la institucionalidad del país».

«La única manera de que la actual correlación de fuerzas pueda cambiar es tomándonos de nuevo las calles», aseguró, agregando que actualmente el mayor reto de la UNAB es concertar un plan de desobediencia civil y lograr todas las expresiones posibles de resistencia, lo cual, dijo, implica un compromiso de todos los sectores.

«Necesitamos retomar la insurrección cívica con más creatividad, con más fuerza», expresó.

Aquí la versión textual de la entrevista.

—Haydee, hemos estado hablando de si era cierto o no que la Alianza perseguía una elección con Ortega; de que si había un pacto o no para llevarlas a cabo. Dijiste que no estaba clara la situación. Pero para el público es evidente que la Alianza tiene un proyecto, y por lo explicado por Arturo Cruz en su presentación y por Mario Arana en la conferencia de prensa, ese proyecto se mueve en dirección a parar la lucha cívica, porque es dañina para la economía, detener las sanciones y desalentar las organizaciones independientes porque, dicen, ya existe el CxL. ¿Cuál es la posición de ustedes sobre todo esto?

Nosotros mantenemos como Unidad Nacional nuestra posición. El día jueves la vamos a hacer pública. En torno a estos fenómenos nuestra posición sigue siendo la misma: la Unidad Nacional aspira a que las elecciones sean un medio y no un fin. Que previo a hablar de elecciones primero debe haber un clima electoral favorable para que no pase lo que está pasando en Bolivia, por ejemplo; y que esto ya es un teatro que lo hemos vivido en Nicaragua. Previamente a cualquier proceso electoral, el régimen nos tiene que devolver la libertad para los presos políticos, el retorno seguro del exilio, las organizaciones de derechos humanos y de sociedad civil y que las reformas sean lo suficientemente profundas y acordadas con la Unidad Nacional Azul y Blanco, en el sentido de que nosotros seamos partícipes de ese proceso para poder estar de acuerdo. Porque nosotros no vamos a aceptar ningún arreglo ni reforma electoral de forma bilateral del régimen con la Organización de Estados Americanos. 

El día de ayer nosotros leímos la conferencia que dio Arturo Cruz. Ese es su análisis, y lo respetamos. Pero, para la Unidad Azul y Blanco, nosotros debemos echar mano de todas las posibilidades que existan para poder lograr que el régimen nos devuelva las libertades. Eso significa que a la comunidad internacional le hemos pedido que, siendo los derechos humanos universales, echen mano de todas las posibilidades que existen a nivel internacional en el marco jurídico del Estado de Derecho.

—Pero es evidente que la Alianza está ignorando totalmente la posición de ustedes. Ellos van marchando como un tren que no se detiene en una dirección muy diferente a la que ustedes están proponiendo. ¿En qué momento ustedes dicen: «Un momento, señores, esto no es así; nosotros no podemos ir detrás de ustedes en esa dirección»?

Bueno, hay que ver que esto es un proceso. La Alianza Cívica puede sentar su posición: sus declaraciones hacen alusión a esa gran concertación nacional. Hacen alusión a que es necesario poder construir un consenso nacional. Hablan de los diferentes actores. Pues nosotros en este momento ya estamos preparando nuestra posición: que lo mejor que nos puede pasar, la aspiración de la unidad, el comportamiento y la actitud de la unidad, es sentarnos juntos, compartir y plantear la necesidad de que seamos una sola voz para la oposición en Nicaragua. Y que, a partir del tiempo y la experiencia ganada en todo este proceso, podamos convocar juntos a esta gran coalición frente a la dictadura; que no sería una coalición solo para ir a un proceso electoral, sino para lograr desmantelar el orteguismo en Nicaragua. 

Nosotros haremos muy pronto pública nuestra posición, y en estos días tendremos un espacio de conversación donde estaremos planteando con la Alianza Cívica esta posición y así tratar de conciliar posiciones.

—¿Cómo puede conciliarse una posición de salir de la dictadura con la posición de la Alianza que no es salir de la dictadura? No seamos ingenuos: no es solamente la presentación individual de Arturo Cruz. Él llega ahí por invitación de Mario Arana, que es un miembro prominente de la Alianza y con frecuencia vocero de ella, y que está presente en sus conferencias de prensa. O sea, que no son accidentales las palabras de Cruz, y van muy en línea con todo lo que viene repitiendo Arana. El plan de ellos, a juzgar por todo lo que están diciendo, involucra abandonar la desobediencia civil, entre otros elementos de la lucha cívica, y concentrarse a esperar elecciones bajo las siglas CxL. No hay en ningún momento ninguna expresión de un plan de lucha. ¿Cómo pueden ustedes decir que están en una lucha contra la dictadura orteguista si se pliegan a una postura que no es de lucha contra tal dictadura?

En primer lugar, todo lo que decís son percepciones que se han tomado a juzgar por lo que se ha visto y oído. Sin embargo, en este momento, como Unidad Nacional, nosotros no tenemos un documento donde se diga claramente que esa es la posición de la Alianza Cívica. Sí estamos en la obligación, porque la Alianza es miembro de la Unidad Nacional, de conocer cuál es esta posición. En estos días nos vamos a sentar para ver eso y conocerlo de forma oficial. Porque nosotros no podemos trabajar sobre la base de supuestos, de especulaciones.

—Bueno, la presentación de la Alianza, ayer, fue oficial…

Sí, pero el día de ayer ellos no dijeron ni hablaron de que van con CxL.

—Pero hablaron de incluir a los partidos políticos en la coalición…

Ahí no han dicho cuáles partidos políticos. Eso es lo que nosotros tenemos que aclararnos con la Alianza. A todo el mundo le ha desarrollado una serie de expectativas la conferencia que dio Arturo Cruz, y más por el hecho de que un miembro de la Alianza haya sido quien lo haya invitado en su calidad de presidente de AmCham. Pero en este momento, si somos bien responsables, nosotros como Consejo Político no podemos asumir oficialmente que esa es la posición. Pero sí estamos de acuerdo en que llegó el momento de conocer esa posición. 

Lo que yo te puedo decir, y ustedes lo van a escuchar en la conferencia de prensa, es que hasta el día de hoy la posición de la Unidad Nacional es mantener la resistencia cívica y pacífica hasta donde sea posible, sin que se siga exponiendo al pueblo como carne de cañón. En segundo lugar, mantenemos nuestra posición de que no vamos a ir a un proceso de reformas maquilladas si estas no son profundas; que no vamos a ir si el clima electoral no nos presta las condiciones para no asistir a otro fraude electoral. Hasta este momento nosotros tenemos nuestra posición de que no vamos a ir con partidos zancudos, en el sentido o en el entendido de partidos que hayan sido cómplices del régimen para desmantelar la institucionalidad del país.

—¿Eso incluye a CxL?

Incluye a los partidos que hayan estado envueltos, ya sea de una forma directa o por complicidad, con la represión del pueblo. Esa es, hasta el momento, nuestra posición como Unidad Nacional. Y nuestra aspiración es tener una casilla propia para esta gran coalición nacional.

—¿Ustedes siguen pensando, entonces, en aceptar elecciones con Ortega o con el FSLN?

Lo idóneo sería no tener ni al orteguismo administrando el proceso electoral ni que el dictador corra de candidato en esas elecciones. ¿Qué va a determinar eso? Ese es nuestro deseo, esa es nuestra voluntad: la capacidad que tengamos como pueblo, adentro, para mantener la resistencia y terminar de lograr sacar a la dictadura. Y también la capacidad de la incidencia a nivel internacional y el sentido de responsabilidad, de corresponsabilidad, de la Organización de Estados Americanos, de Naciones Unidas y de los diferentes Estados nacionales de poder declarar ilegítimo al régimen, de origen, como nosotros lo hemos demostrado hasta la saciedad.

—¿Te parece que eso es lo idóneo o es lo necesario para poder tener elecciones libres en Nicaragua?

Sería lo necesario, ¿me entendés? Todo sería más fácil, en medio de la complejidad, si nosotros no tuviéramos a la dictadura administrando el proceso electoral.

—¿Pero es lo necesario no tener a la dictadura administrando el proceso electoral o es algo ideal?

Lo que yo te quiero decir es que eso no se decreta; eso se consigue producto de la fuerza organizada del pueblo y producto de la corresponsabilidad y de la coherencia de la comunidad internacional que tanto habla de proteger los derechos humanos y de proteger la democracia. Por eso nosotros esperamos que el informe de la OEA contenga estos elementos. Porque un régimen que cometió crímenes de lesa humanidad no debería ya estar desgobernando el país y llevándolo a un nivel de precipicio como lo está haciendo en este momento.

—Una última pregunta: dada esa visión que tienen ustedes, y dado que ha llegado el momento en que aparentemente van a exigir una explicación más clara a la Alianza Cívica, y si ustedes creen realmente que es necesario que la dictadura no esté para poder hacer elecciones libres, ¿por qué no exigen a la Alianza Cívica que, en lugar de estar publicando decálogos e ideales futuros y abstractos, demuestre que realmente está en contra de la dictadura presentando un plan de lucha contra la dictadura misma?

Nosotros le hemos presentando a la Alianza Cívica un plan de desobediencia civil, pero tuvimos que hacer la misión a Washington. Hay diferentes procesos, pero a este plan de desobediencia civil la Unidad Nacional no ha renunciado y lo vamos a volver a poner sobre la mesa.

—¿Pero ustedes le han exigido o piensan exigirle a la Alianza que se adhiera o presente un plan de lucha?

Nosotros le estamos pidiendo a la Alianza Cívica que sea partícipe, parte y que aporte a este plan de desobediencia civil que está presentando la Unidad Nacional.

—¿Qué pasa si no lo hacen?

Entonces, cuando estemos en ese escenario, tendremos que tomar decisiones. Esperamos que sí, que la Alianza Cívica se sume, porque estos ya son momentos de decisiones. Hasta ahora la Alianza Cívica ha sido copartícipe de las marchas, de los plantones que hemos convocado, de todas esas acciones; pero llegará el momento en que tendremos que desafiar al régimen en ese estado de sitio y de excepción.

La gran pregunta para la que yo no tengo respuesta, y creo que es una respuesta compleja, y quisiera que entre todos podamos encontrarla, es cómo hacés para desafiar un estado de excepción, un estado de sitio que cuando salís a la calle te mata. En este momento acabo de ver la conferencia de prensa de dos mujeres jóvenes que anoche fueron secuestradas, que les marcaron sus piernas con plomo, las quemaron con cigarro y todo eso. 

Tenemos también que ser objetivos: esto depende de la voluntad del pueblo para desafiar al régimen y también de la voluntad de los diferentes actores, incluyendo al sector privado, para echar mano de lo que cada sector tiene para poder presionar a la dictadura.

—Es un régimen terrible, y sin embargo uno ve por todos lados ejemplos de creatividad y de deseo de resistir. Por ejemplo, la campaña que hubo el fin de semana pasado para recoger víveres para los presos políticos. Ya viste que la gente sí está dispuesta; lo que hay es un problema de liderazgo, también, ¿no?

Fijate que no estoy tan segura de que haya sido falta de liderazgo. Todas las acciones que ustedes ven afuera, los plantones, lo que ha sido la desobediencia civil para no comprar combustible a las gasolineras del régimen: una gran cantidad de iniciativas han surgido de la Unidad Nacional en un concierto de acuerdos con otras organizaciones. Lo que pasa es que hacer desobediencia civil en estas condiciones no es fácil, pero tampoco hemos renunciado a una nueva etapa de desobediencia civil. Y sí te puedo asegurar que, permanentemente, el Consejo Político está discutiendo con las organizaciones cómo hacemos para poder retomar la calle en los departamentos, en la capital. A eso no hemos renunciado.

Sí estoy clara de que se requiere de una nueva iniciativa que tendrá que contar con liderazgos bien desafiantes. En este momento nosotros estamos tratando de hacer hasta lo imposible en el exterior. Ahorita vamos a anunciar una gran jornada internacional, previo al informe de la OEA, con todos los nicaragüenses en el exterior, en los diferentes Estados. Pero sí yo creo que en este momento esa es la gran tarea: cómo diseñar un plan de desobediencia civil que pueda desafiar el estado de excepción, el estado de sitio, y donde todos los sectores y actores nos mojemos y pongamos nuestros esfuerzos. Porque de esa nueva Nicaragua todos nos vamos a beneficiar.

—Me gustaría que cerraras esta conversación con lo que te parezca conveniente, pero sin dejar de darnos alguna explicación sobre cómo ha afectado las percepciones de ustedes lo que está ocurriendo en Bolivia.

Para mí es muy positivo el mensaje que está mandando el pueblo de Bolivia. Y al mismo tiempo es bien doloroso. ¿En qué sentido? Yo he sido observadora electoral. He sido parte de Panorama Electoral. Junto con Ética y Transparencia, Hagamos Democracia, Movimiento por Nicaragua, la Red de Mujeres de Chinandega y la Red de Mujeres de Juigalpa, entre otras organizaciones, y nosotros como Instituto de Liderazgo de Las Segovias, ¿qué lección estamos tomando de aquí? Que no necesariamente cualquier proceso electoral te garantiza el retorno de la democracia. Que esto nos tiene que poner en alerta —a todas las fuerzas que realmente estamos aspirando por el retorno a una democracia profunda— de que no es a cualquier proceso electoral al que podemos asistir.

También es bueno tomar lección de Argentina y Brasil, donde vemos partidos de extrema derecha en donde también estos procesos están llevando a explosiones sociales. Y estamos viendo el caso de Bolivia y el caso de Nicaragua, de supuestas izquierdas, donde también nos están llevando por el mismo rumbo de caos en los países y caos institucional. Entonces creo que la lección que nos dejan es que no se puede ir a cualquier proceso electoral si no tenés garantías reales. Lo mejor sería que no sean estos dictadores —como el caso de Ortega, que ya lleva más 12 años gobernando el país, y quien ya superó a Somoza— los que administren y que no son de confiar estos procesos electorales que son administrados por ellos. Y que la única manera de que esta relación de fuerzas se puede cambiar es tomándonos de nuevo las calles.

—Muchas gracias, Haydee Castillo. Sabemos que hoy ha sido un día agitado para vos. Gracias por tu tiempo y por la información. En nombre de los lectores de Revista Abril, gracias.

Gracias a ustedes. Y como te digo, yo creo que como Unidad Nacional el mayor reto es poder concertar este plan de desobediencia civil y poder lograr todas las expresiones posibles. Pero esto implica un compromiso de todos los sectores: del sector económico, del gran capital, de la pequeña y mediana empresa, de los ambientalistas, de las mujeres, de los indígenas, del campesinado, de los estudiantes, en una unidad que no solo es para pensar en el proceso electoral, sino una unidad para poder volver a fortalecer la rebelión y esa insurrección cívica que necesitamos retomar con más creatividad, con más fuerza, con más profundidad, para poder dar el último aventón al régimen.