Hacia dónde va Nicaragua

Álvaro Quintana Duarte
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Aún cuando los grupos de poder insistan en el engaño de la alternativa electoral, el tiempo se les agota. El 2021 está a la vuelta de la esquina. La farsa electoral no resolverá la crisis. Tampoco la resolverá un gobierno de transición mientras este no tenga como objetivo un nuevo orden.

Todo indica que vamos hacia el aterrizaje suave. Pero también hacia la implosión y explosión social. Hacia la libertad.

El rumbo cierto de Nicaragua hacia el futuro soñado de un nuevo Estado democrático en medio de la criminalidad, la mitomanía, la corrupción, el aterrizaje suave y la esclavitud del pasado y presente, será una realidad a mediano plazo.

Mientras la dictadura se niegue a morir, oxigenada por los grupos de poder para ir a elecciones, es muy posible el escenario de un desenlace en dos fases: aterrizaje suave en el 2021 e implosión y explosión social posterior.

Aún cuando los grupos de poder insistan en el engaño de la alternativa electoral, el tiempo se les agota. El 2021 está a la vuelta de la esquina. La farsa electoral no resolverá la crisis. Tampoco la resolverá un gobierno de transición mientras este no tenga como objetivo un nuevo orden.

Recientemente ha surgido una propuesta por un grupo de ciudadanos llamando a la unidad de las fuerzas opositoras para ir a elecciones, con el compromiso de que en caso de derrotar a Ortega se constituyan en un Gobierno de Transición, llamando a una Asamblea Constituyente, que se encargaría de emprender profundas reformas institucionales.

Esta variante inevitablemente nos lleva a la pregunta del millón: ¿cómo sería posible unas elecciones con el tirano en el poder, que sean libres, honestas y transparentes? Peor aún, Ortega puede volver a perder las elecciones, como ya sucedió en 1990, 1996 y 2001, cuando el problema no se resolvió. Y es que el problema es sistémico.

En el 2021 viene el aterrizaje suave producto de los pactos de siempre. Será una transición con el Gran Capital y la Oligarquía Sandinista (Orteguista) reemplazando la dictadura con un Sandinismo sin Ortega. Ortega es materia desechable con muchos enemigos: EU, la Unión Europea, etc. Los oligarcas saben que no hay futuro con la bestia y su bruja.

Los grupos de poder apuestan una vez más a lavarse las manos ensangrentadas con la sangre derramada del pueblo. Pretenden poner un vendaje a las venas abiertas de Nicaragua que continúan sangrando.

Ya no podrán justificar su maquiavelismo con la frase “Nos equivocamos”. “Errare humanum est, sed perseverare diabolicum”; que traducida literalmente significa: «errar es humano, pero perseverar (en el error) es diabólico.»

Los grupos de poder pretenden ignorar la llama aún encendida de Abril 2018 que clama por Justicia y por encender permanentemente la antorcha de la Libertad.

Así que lo por venir, después del aterrizaje suave, no será un desenlace planeado. Será un avión estrellado con todos los criminales a bordo. Será un desenlace de carácter gravitacional, al caer los cuervos y las aves de rapiña por su propio peso, ante la incapacidad y falta de voluntad de la oposición y el sector privado de unirse con el claro objetivo de establecer un nuevo orden.

Le han fallado miserablemente al pueblo. Terminarán haciendo honor al refrán: “lo que el vivo hace al comienzo, el baboso lo hace al final”. Esto será una dolorosa realidad, forzada por la presión popular en las calles, no en las urnas.

Por lo tanto, el final apocalíptico de los cuervos y las aves de rapiña que manchan el azul celeste es cuestión de tiempo. Será el fin del sistema mafioso, criminal de lesa humanidad, de plutocracia dictatorial y oligopolio en alianza entre el sandinismo (orteguismo) y el gran capital.

Y es que hay una realidad inobjetable: el pueblo quiere un cambio total porque está hastiado de la corrupción, de los corruptos, los corruptores, los criminales de lesa humanidad, el Narco Estado, el Terrorismo de Estado, el Estado sin Derecho, el hambre, la miseria, las grandes injusticias sociales y el actuar criminal ante la pandemia del Coronavirus.

Además, el desenlace de la crisis en Venezuela, con la posible intervención de los EU y sus aliados, serán entre otras, las causas del detonante que provocará una nueva explosión e implosión social con características impredecibles.

Crearon un monstruo ya sin control que no cree en nadie: ni en nosotros, ni en ustedes, ni en ellos. Es la irracionalidad que no distingue ni sexo, edad, raza, religión, clase social, creencias, ideologías, etc. Todos podemos ser asesinados, quemados, desaparecidos, secuestrados. Es una realidad palpable, evidente e innegable, ya sea usted agnóstico, ateo, creyente o extraterrestre.

Para nosotros los cristianos es todo lo anterior y algo aún más profundo, es el anatema o maldición del sandinismo (orteguismo) y la avaricia sin límites por el dinero del Gran Capital.

Es posible que el desenlace de la crisis, no sería únicamente una implosión social, en la cual el régimen explotaría hacia adentro destruyéndose de raíz. También podría ser una explosión social, como lo ocurrido en Abril del 2018, o alternativamente, con la gran diferencia, que podría ser una manifestación social violenta, con consecuencias dolorosas de imprevisible intensidad.

Cuando suceda el detonante sería mejor que encuentre a todo el mundo confesado. Poner la otra mejilla podría dejar de ser la elección. En su lugar, podría aplicarse la ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Después de todo, el que a hierro mata, a hierro morirá. No es nuestro deseo. Es una sentencia divina.

Será una reacción a la acción del monstruo sin control. Aun cuando los escépticos argumenten que el pueblo no tiene armas para reaccionar con violencia, de todas formas, el pueblo se muere de hambre o víctima de los crímenes de lesa humanidad y el actuar crimínal de la dictadura ante la pandemia del Coronavirus.

Esto último ha creado inconformidad entre las bases del sandinismo (orteguismo) quienes ya empiezan a morir víctimas de sus amos. Esta dura realidad y la férrea voluntad de ser libres podría provocar su reacción violenta. No debemos descartar este posible escenario.

Los criminales de lesa humanidad no podrán escapar a la justicia del pueblo, menos a la justicia divina. Esto incluye a los miembros de la oligarquía sandinista (orteguista), al gran capital y a la estructura de poder del régimen. Todos ellos son los presuntos criminales, unos por acción, otros por omisión.

Cuando ocurra el detonante, el pueblo debe estar organizado bajo una dirección estratégica unificada, formando un Gobierno de Transición, con su respectivo gabinete de Gobierno y una Asamblea Constituyente. Es nuestro derecho soberano que los EU y la comunidad internacional respeten nuestro deseo de un nuevo Estado Democrático. Por el bien de todos. Para evitar la anarquía y un vacío de poder doloroso de consecuencias impredecibles.

Todos los sectores de la sociedad nicaragüense, incluyendo al gran capital, deben reflexionar apoyando la unidad incondicional y un Gobierno de Transición, con el claro objetivo de un nuevo orden. No más plutocracia. El pueblo demanda Justicia, Libertad y Democracia.

De no hacerlo, el desenlace tendrá características apocalípticas. Pronto nos veremos de frente a un temblor de estrellas y un horror de cataclismo, con la esperanza que al final del día, habrá amor y paz sobre el abismo. 

Así que, mejor confesados y unidos. No es solo la economía, es la vida, es la justicia, es la libertad, es la paz, es la democracia. Tienen la palabra. Que Dios bendiga a Nicaragua.

Álvaro Quintana Duarte

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