Lo que aprendí de la era Trump

Mario Burgos
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El 20 de enero de 2021, después de una larga, fría e insomne madrugada, la libertad subió a su pedestal una vez más para encender el cálido hilo de luz que al extenderse hacia el horizonte bien podría ser la luz de un nuevo amanecer.

Después de estos cuatro años de demagogia y cinismo que agrietaron los cimientos de la gran democracia estadounidense, hemos podido aprender algunas lecciones importantes. Estas son las que yo aprendí: 

1) Ya Ronald Reagan había dicho que siempre estaremos a una sola generación de perder todo lo que con tanto ahínco hemos edificado a lo largo de muchas generaciones. Las elecciones del 2016 nos demostraron algo aún peor, y es que bien podemos estar a una sola elección de perder nuestra democracia, porque esta puede ser autodestructiva si elegimos democráticamente al próximo tirano. Y si la democracia llegara a correr esta suerte en Estados Unidos, con ella podría sucumbir la civilización occidental.

2) Que con el uso de la internet y las redes sociales ha llegado la Edad de Oro de las teorías conspirativas y el culto a la demagogia, cuyos efectos son muy difíciles de contrarrestar, ya que su único antídoto es el intelecto y este suele tomar, para construirse, una vida entera. Trump le debe su éxito a esas redes sociales, así como los terraplanistas, los antivaxers, y otras criaturas de la irracionalidad.

3) También aprendí que el “excepcionalismo estadounidense [“American Exceptionalism”] es un mito que llegó a ser parte del credo nacionalista entre los  anglosajones menos educados de las áreas rurales. Paradójicamente, los menos excepcionales son los más fervorosos creyentes del Excepcionalismo.

4) Que contrario a lo que decía Lincoln, el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo sí puede ser borrado de la faz de la tierra por negligencia o ignorancia, si permite que un demagogo al mando de una turba profane sus templos.

5) Que quienes niegan la realidad del cambio climático y la pandemia nos quieren llevar a un nuevo oscurantismo suicida.

6) Pero que, a pesar de todas las flaquezas de nuestra democracia, y de los graves errores de nuestra cultura, los creadores de la Constitución, y posteriormente los de las enmiendas, pudieron prever el surgimiento de líderes demagogos y nos dejaron las herramientas básicas para hacerles frente. Es crucial que la presente y futuras generaciones sigan perfeccionando esas herramientas jurídicas.

7) Como todo organismo viviente cuyo principal objetivo es vivir aunque sea un día mas y lograr pasar sus genes a la siguiente generación, la sociedad estadounidense, este organismo tan complejo, aún tiene la audacia de ver hacia el futuro. 

Sí, ya sabemos que, como toda gran civilización, la de Estados Unidos sucumbirá un día entre las tiránicas tinieblas del oscurantismo– o quizás simplemente por su avanzada edad.  Pero aprendí que ese momento aun no ha llegado. Aun no termina el gran experimento americano.

Este 20 de Enero, después de una larga, fría e insomne madrugada, la libertad subió a su pedestal una vez mas para encender el cálido hilo de luz que al extenderse hacia el horizonte bien podría ser la luz de un nuevo amanecer.