Medardo Mairena:
«No entregaremos en bandeja de plata el sacrificio de este pueblo»

Revista Abril entrevistó de nuevo a Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino de Nicaragua, quien se ha convertido en uno de los actores políticos más controvertidos y claves en la actual coyuntura política de Nicaragua. Entre otras cosas afirmó que tanto él como el movimiento que lidera se encuentran firmes en sus objetivos, aun con las presiones políticas a las que están expuestos. «Si no nos ha doblegado ni el régimen -afirma-, no vamos a permitir que alguien que está de este lado de la mesa nos vaya a doblegar». Afirma que hay personas en la oposición que no están acostumbradas a escuchar la verdad. «No están acostumbrados a que alguien piense diferente y que no está pensando en un beneficio propio», afirma.Respecto a la cuestionada decisión de ir a elecciones con Ortega en el poder, afirma que primero hay  que preguntarse cómo va a ser la salida de Ortega. «Una vez que Ortega esté afuera -agrega-, a lo mejor miramos el siguiente paso. En estos momentos no nos podemos adelantar a los acontecimientos…»

Vamos al grano, Medardo. Te quiero decir lo siguiente: obviamente, vos y el Movimiento Campesino en estos momentos tienen una mayor autoridad moral que la mayoría de los actores políticos de Nicaragua, y por eso es que no creo necesario que hablemos aquí en términos generales de las cosas que los políticos quieren transmitir, como «sí estamos metidos en la lucha» y «unidad de todos», etcétera. Sino que vamos a tratar de ir a temas más específicos, ¿te parece?

«Claro, claro que sí».

—A ver. El primero es: «La unidad hace la fuerza». Estamos claros. Pero la pregunta es: ¿unidad para hacer qué, para luchar cómo? Y si me permitís, yo te pediría que analizáramos este escenario: el Movimiento Campesino aceptar ir a elecciones con Ortega, o su designado, como parte de una Coalición. Ortega o su designado pierde, pero está todavía junto a sus empresas, sus canales de televisión, sus magistrados de la Corte Suprema, sus jueces, sus CPC, sus policías, su ejército, sus paramilitares. Pero ahora ya, en esa situación, el FSLN no sería una banda de criminales ante la comunidad internacional, sino que sería un partido legal que fue a elecciones legítimas y participó. O sea, estaríamos de regreso en 1990, pero el FSLN tendría muchos más recursos. Volvería a gobernar desde abajo y seguiría asesinando, especialmente a ustedes, desde el campo. ¿A ustedes no les preocupa esto? ¿No ven esto como el escenario más probable, si se va a elecciones con Ortega?

«Bueno, gracias, Francisco. Mirá, nosotros, como Movimiento Campesino, la prioridad en estos momentos es lograr conformar la unidad de todos los sectores políticos, gremiales, para que podamos tener la fuerza necesaria, el nivel de convocatoria, el nivel de organización, para que podamos lograr la fuerza necesaria para ejercer presión interna desde cualquier trinchera en la que nos corresponda exigir al régimen, de una vez por todas, responder a este pueblo, sentarse y encontrar una salida a la crisis. 

Yo sé que no es fácil… Al final, entre más propuestas hay lo que tenemos que hacer es aglutinar de alguna manera los diversos esfuerzos que se hagan para lograr tener la fuerza necesaria para ejercer presión interna como también la externa, que se ha estado dando desde la comunidad internacional.

Nosotros creemos que debe haber condiciones para que regrese una mesa de diálogo. Sé que no es fácil…»

—Disculpame un segundo, Medardo, que no sé si se está grabando bien esto. Te pido disculpas. Y si podés contestarme de nuevo la pregunta esa, de que si a ustedes les preocupa, y si no lo ven como el escenario más probable, después de unas elecciones con Ortega, esa situación que te describí, donde Ortega queda con el poder real, queda gobernando desde abajo, queda matando desde abajo. Y, bueno, los primeros expuestos son ustedes, en realidad. Pero el problema de elecciones con Ortega es que podría ser una continuación de la dictadura, aunque haya otros nombres en la presidencia.

«Bueno, aunque Ortega es un cadáver político en este país, también es una realidad. Sabemos que el Ejército, la Policía, los paramilitares, los jueces y la Asamblea Nacional lo mantienen en el poder; pero también son los que lo apañan de alguna manera, son los que obedecen a los intereses políticos, a los intereses económicos, a los intereses que tiene el régimen para mantenerse en el poder. 

No les ha importado torturar a tanta gente; no les ha importado asesinar con tal de obedecer órdenes de este régimen. En realidad, tenemos claro la sed de justicia que hay en este país. Y lo que nos preguntamos siempre es la forma en que este régimen va a salir del poder. De hecho, estamos seguros de que sí va a salir. Pero la forma en que va a salir: esa es la pregunta que nos hacemos todos los nicaragüenses. Porque en realidad no hemos querido caer en la tentación, porque él provoca al pueblo todos los días a través de la represión y el asesinato atroz que ha venido haciendo, decapitando a campesinos.

En algunos casos han obligado a asesinos a que tengan que cavar su hueco, para después empezarlos a torturar y dejarlos pedazo por pedazo en ese hueco. Y es terrible cómo ha manifestado el odio. Nosotros lo tenemos claro. Pero en temas de justicias sabemos que existe un Dios que todo lo está viendo, y en ese sentido nosotros creemos que la salida para que podamos lograr evitar un derramamiento de sangre debe pasar por una mesa de negociación.

Cuando hablamos de que si vamos a ir a elecciones con Ortega o sin Ortega, yo creo que primero tenemos que preguntarnos cómo va a ser la salida de Ortega. Y una vez que Ortega esté afuera, a lo mejor miramos el siguiente paso. En estos momentos no nos podemos adelantar a los acontecimientos. En estos momentos necesitamos unir esfuerzos para que podamos, juntos, en un solo puño, los nicaragüenses, lograr ejercer presión y obligar a este régimen que tiene que responder por los crímenes de lesa humanidad. 

Pero nosotros creemos, en el caso de regresar a una mesa de negociación, que tiene que haber condiciones. No podemos tropezar con la misma piedra. Para nosotros las condiciones son que regresen las comisiones de derechos humanos internacionales, incluyendo la Unión Europea; que se debe parar de una vez por todas la matanza; que se debe liberar a los presos políticos; que se debe regresar los bienes confiscados que les han quitado a todos aquellos que opinamos diferente.

Creo que todos tenemos una responsabilidad en estos momentos. Y es cómo podemos unir esfuerzos para salir de una vez por todas de esta crisis sociopolítica. No nos podemos acostumbrar, no nos vamos a acostumbrar; no vamos a dejar a nuestros hermanos presos políticos sufriendo en las mazmorras donde los tiene este régimen. 

Sin embargo, nos hemos solidarizado con nuestros hermanos de lucha que han perdido a sus seres queridos por el hecho de pensar diferente, por pensar en una Nicaragua libre y por querer que haya justicia y democracia en este país. Pero también con nuestras familias, no solamente de sangre sino también de lucha, a quienes les ha tocado irse al exilio a sufrir, donde nadie los estaba esperando. Y lamentablemente hay muchos hermanos de lucha que por problemas migratorios en otro país están detenidos en algunas cárceles. 

Pero en ese sentido creemos que lo más importante, y lo que hemos pedido a la comunidad internacional, en realidad no es que queramos ir a otro país a violentar leyes, porque desde el momento en que entrás a un país de manera ilegal estás violentando una ley de otro país; en realidad, no es que nos queramos ir de Nicaragua; lo único es que nuestros hermanos de lucha se han sentido obligados a salvaguardar su vida de alguna manera, porque aquí los están asesinando. 

En ese sentido, yo siempre creo en el esfuerzo que podamos hacer en conjunto; creo en ese pueblo sufrido y creo que no estamos «divididos», como se dice, como se pretende hacer creer a la comunidad internacional. Lo pudimos demostrar del 2013 para acá, tiempo en que veníamos luchando los campesinos y que desde entonces venimos ofrendando vidas de hermanos de lucha. 

También demostramos en el 2018 que no había excepción para nadie para que pudiéramos luchar juntos y salir a las calles; no andábamos preguntando si eras católico o evangélico, o sandinista o liberal o conservador. En ese sentido creemos que podemos juntarnos porque tenemos un objetivo común, que es parar la matanza de una vez por todas, y solamente juntos vamos a tener la capacidad para podernos organizar, para poder ejercer presión desde la calle, para exigir de una vez por todas al régimen que debe parar la matanza».

—¿Pero a ustedes les parece que si se va a elecciones con Ortega, que es algo que se está discutiendo todos los días, eso no es perpetuar la dictadura? Porque Ortega no va a ir a unas elecciones voluntariamente, a menos que le permitan mantener el control sobre toda esa represión. Y hay gente, lo sabemos, en el mundo político de Nicaragua, y en el mundo económico, que está muy dispuesta a permitir que Ortega vaya a elecciones. Y hay que darle algo a cambio, ¿no? Pero eso no lleva a la democracia, ¿no te parece?

«Pues nosotros no tenemos nada que dar. Nosotros lo que reclamamos es justicia y democracia. Y en ese sentido nosotros hemos sido víctimas directas de este régimen que ha cometido delitos de lesa humanidad, a los cuales debe responder ante la justicia. Si él pudo condenar a gente inocente; si él nos llevó a las mazmorras, nos torturó en las cárceles, en El Chipote; ¿por qué si ha cometido tantos delitos se va a capear de la ley? 

Y si en este mundo no va a haber justicia para él, que estoy seguro de que sí va a haberla, existe un Dios que todo lo está viendo».

—Pero…

«En realidad, cuando hablás de temas electoreros, yo creo que en caso de que regresemos a una mesa de negociación, pues nosotros no tenemos nada que negociar. Obviamente, lo que queremos es justicia y democracia. Pero repito: es una realidad que Ortega está asesinando al pueblo. Estamos con todo el entusiasmo de salir de esta crisis sociopolítica que estamos viviendo, pero tampoco vamos a olvidar el tema de justicia. No podemos olvidarlo; no podemos permitir que la sangre derramada quede en la impunidad. 

Para mí, reformas electorales, hablando de temas electorales, deben pasar por una mesa de negociación donde la oposición también esté clara de que en realidad esas reformas electorales cumplen con la voluntad del pueblo y no obedecen a las intenciones de este régimen que sabemos que, si hace reformas de manera unilateral, ya sabemos lo ambicioso que es y puede ser por mantener el control político y económico de este país. Y lo campeón que ha sido para asesinar y torturar al pueblo haciendo uso de la fuerza, de las armas.

Por eso creemos en la necesidad que esta reforma tiene que representar en una mesa de negociación, y si en realidad cumple con los parámetros para ir a unas elecciones donde el Consejo Supremo Electoral esté depurado, donde haya magistrados que obedezcan, que se dejen regir por la Constitución Política, las normas, las reglas del Consejo Supremo Electoral, y no por la ambición de obedecer las órdenes de un régimen que está asesinando a este pueblo. 

Pero tiene que haber condiciones. Y no me puedo adelantar en estos momentos, Francisco, en cómo va a ser la salida. Pero en realidad nosotros creemos que no podemos aceptar ir a elecciones con un candidato que tiene las manos llenas de sangre. Creo que ni su propio partido, si tiene conciencia, debería aceptarlo; mucho menos nosotros. 

En estos momentos el clamor del pueblo es el tema de justicia, y no podemos olvidarlo. Pero en realidad, para nosotros, el Movimiento Campesino, la prioridad en estos momentos es lograr que haya una unidad sin exclusión; que se respeten y sean tomadas en cuenta las propuestas de nuestros hermanos líderes que tienen grandes capacidades también desde los territorios. 

Y que no solamente Managua decida por Nicaragua, que también ya sabemos que se ha equivocado. Y por eso creemos que es muy importante que las decisiones que sean de carácter nacional deben ser tomadas en cuenta haciendo consulta a los territorios, escuchando sus propuestas para que todos seamos parte de este cambio; para que todos tengamos la oportunidad de construir una nueva Nicaragua para todos».

Se dice, Medardo, de múltiples fuentes, que a ustedes los presionan mucho desde Estados Unidos, desde la diplomacia de Estados Unidos, que sabemos que es importante; que los presionan mucho para que acepten ir a elecciones con Ortega. ¿Eso es verdad?

«No, yo no he sentido presión de que tenemos que ir a elecciones con Ortega. Lo que sí he sentido es que la comunidad internacional ha estado preocupada por que se logre la gran unidad de los nicaragüenses. Debemos tener la capacidad de tener una sola agenda, una sola propuesta, para saber cómo queremos nosotros cambiar Nicaragua. Y capacidad para ejercer presión interna, acompañada con la presión externa que pueda venir contra los violadores de derechos humanos. 

En ese sentido, nosotros, el Movimiento Campesino, hemos tomado nuestra decisión, a pesar de que estamos dentro de la Alianza, de mantener nuestra propia agenda de futuro, porque creemos que nuestra decisión como Movimiento Campesino la hemos tomado desde el 2013 para acá. Y hemos tenido la capacidad para liderear a nuestros campesinos. Y ahora agradecemos a muchos pueblos que también se han sumado a respaldar nuestra lucha, que es muy digna y con mucha responsabilidad. Ante lo cual nosotros agradecemos.

Por eso nosotros creemos que es un esfuerzo el que se está haciendo de conformar una gran coalición. Pero tiene que haber reglas claras: cómo vamos a funcionar, cómo nos vemos dentro de una gran coalición; cómo van a respetar los derechos de mis hermanos campesinos de lucha, de mis hermanos que están en el exilio, y que también sean tomados en cuenta. No solamente por escucharlos, sino para que también todos entren en ese proyecto de nación que vamos a construir».

—Y sin embargo yo oigo tu discurso y tu énfasis en la justicia y en no abandonar a los presos políticos y en no ir a elecciones con un candidato que tiene las manos llenas de sangre; pero es evidente que las voces que vienen desde la Alianza dicen otra cosa. O sea, hay una evidente desesperación por ir a elecciones con Ortega, con o sin reformas: lo han dicho claramente. Incluso, oíste seguramente el comentario de Mario Arana de que, bueno, «si los presos tienen que esperar hasta el otro gobierno, pues que se esperen». Hay como una muy diferente forma de ver el país, el futuro y la lucha misma. Cómo hacen ustedes para aliarse con gente que, como para darte un ejemplo: ¿de qué te sirve decir «tengo de aliado a Chano Aguerri», si a la hora de escoger Chano Aguerri sabotea la insurrección cívica, busca cómo detener las sanciones contra Nicaragua, deja que ocurran masacres en los tranques, los deja a ustedes en la cárcel, sin hacer nada? Y esto, como sabés, no es una especulación. Lo que estoy tratando de describir es la postura de la Alianza Cívica con respecto a los derechos ciudadanos y la justicia, que parece estar en mucha contradicción con la tuya. 

«Mirá, muchas veces creo que hablan desde su propia opinión, y eso no obedece a la opinión de la inmensa mayoría en este país. Porque nosotros tenemos claro qué es lo que queremos. Tenemos tres años de venir luchando por defender nuestros derechos constitucionales, por defender los recursos naturales, por defender el respeto a la propiedad privada. Sin embargo, en estos momentos nosotros creemos que el sacrificio de este pueblo no debe quedar en la impunidad. 

Y yo tengo esta expresión con mis hermanos de lucha, con los que hemos venido enfrentando a este régimen desde hace mucho rato, aun con el riesgo que hemos corrido, y con lo que hemos sufrido, solamente por luchar, por defender nuestros derechos humanos. Creo que en estos momentos nosotros continuamos firmes, con dignidad, para seguir con nuestra lucha. Y creo que por eso es que surge la necesidad de aglutinarnos todos en un solo puño, independientemente de la ideología, del credo religioso, para que podamos construir una sola agenda; para que no tengamos diferentes expresiones ante la opinión pública y ante la comunidad internacional.

Yo lo he dicho bien claro: a nosotros nos han dolido los muertos. Nos parte el alma cada vez que escuchamos que asesinan a un hermano campesino, porque son los nuestros. Y obviamente no queremos que ni a los jóvenes ni a nadie, por pensar diferente, se les arrebate la vida. En Nicaragua no hay pena de muerte; sin embargo, el régimen sigue asesinando. Por eso, tener diferentes propuestas nos lleva a pensar que a algunos les duele en estos momentos que la economía se está cayendo. Y hay cosas que tenemos que reflexionar. 

El hecho de que estemos en una alianza no significa que estamos para entregarnos a que nos lidereen, cuando tenemos la capacidad para liderearnos. Pero estamos en una alianza porque creemos que también hay algunos puntos de coincidencia por los que concordamos. A nosotros, porque nos violan derechos humanos, porque nos asesinan; a otros, porque la economía se está cayendo. Y obviamente hay un tema específico sobre esto. ¿Pero cómo vamos a lograr esos cambios? 

Mientras Ortega esté en el poder ni la economía se va a levantar ni las violaciones a derechos lamentablemente van a parar, porque él lo deja manifestado en el odio hacia las demás personas por el hecho de luchar para que haya justicia y democracia».

—Como te decía al principio, ustedes, por toda la información que se tiene, incluso encuestas, gozan de mucha legitimidad ante la población como Movimiento Campesino. Y sin embargo la gente, ya sea verdad, sea mentira, sean rumores, lo que sea, escucha y repite: «Ah, ve, Medardo, el Movimiento Campesino, están hablando con el PLC, con CxL. ¿Y qué es lo que está pasando aquí? Si esos son partidos zancudos». La pregunta mía es muy directa: ¿podrías comprometerte ante el pueblo de Nicaragua a afirmar que no es así? ¿Que ustedes no van a resucitar a esos cadáveres políticos como el PLC y el CxL?

«Mirá, yo quiero dejar clara esa parte. Cuando yo me dirijo a estos casos, lo asumo con mucha responsabilidad. Para nadie es un secreto que en el campo y en muchos pueblos la mayoría de los nicaragüenses, el 70 % de los nicaragüenses, nunca hemos estado de acuerdo con las políticas de Ortega. 

Y en ese sentido mucha gente se ha sentido identificada con la tendencia liberal. Eso no significa que esta lucha viene a cambiarles la ideología política a las personas. Y ser liberal no significa ser arnoldista. Ser liberal significa tener principios; que haya libertad, que haya justicia, que haya democracia. Y en ese sentido los nicaragüenses en los territorios quisieran ver a un PLC y a un CxL, a un YATAMA, juntos. Porque existe su militancia en los territorios, ya sea poco, o lo que sea; pero en el momento de los tranques ahí estuvieron también poniendo el pecho. No la estructura nacional, eso lo tenemos claro; pero sabemos que los partidos políticos no se componen de una entidad: se componen de su militancia, como te decía al principio. 

Ya sea poco, o lo que sea, nadie es indispensable en esta lucha. Por poner un ejemplo: en el momento electorero, que lamentablemente ha abierto mucha herida entre los nicaragüenses por el hecho de haberse dividido, ha quedado un mal sabor porque tanto uno habla mal del uno como el otro del otro. Y esa es la cultura política que tenemos que cambiar. Exactamente, que haya una definición de qué es lo que queremos. 

Entonces, el Movimiento Campesino hasta este momento no tiene compromisos con ningún partido político. Y si en alguna ocasión hemos tenido la propuesta de nuestros campesinos de buscar cómo unir las fuerzas arriba, nosotros lo hemos hecho con la sana intención no de ir a hablar de temas electoreros en estos momentos, porque no es esa nuestra prioridad, sino para pensar cómo podemos aglutinarnos y que podamos tener una sola agenda de nación. Sé que esto no es fácil. Algunos lo ven bien; otros, no. 

De una cosa sí estamos seguros. Y es qué es lo que nosotros queremos. Y de otra cosa sí estamos seguros: que no estamos para entregar en bandeja de plata el sacrificio de este pueblo. Seguiremos luchando por ellos; seguiremos luchando por que haya justicia y democracia. Porque también ese pueblo sufrido que nos hemos unido para elevar nuestras voces no nos vamos a dejar doblegar ni por el régimen ni por algunos políticos tradicionales que también son responsables del sufrimiento del pueblo».

—Mirá, la gente dice, por ejemplo: «El FSLN es propiedad de Daniel Ortega hoy en día». ¿Vos no pensás que sea el caso del PLC, que sea propiedad de Arnoldo Alemán?

«Fijate que una cosa es que lo pretendan. ¿Cuántos sandinistas sabotearon a Ortega ahorita, en el 2018? Orteguistas que en el 2013 y en el 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 nos tiraron piedras a los campesinos por el simple hecho de defender nuestras tierras, nuestros derechos humanos constitucionales. Sin embargo, hoy están de este lado de la mesa. Y eso significa que ninguna persona se debe sentir como propiedad propia de una estructura política. 

Yo creo que mi mensaje en estos momentos, para los partidos políticos tradicionales, es que deben darle oportunidad a la juventud; deben darle oportunidad a mucha gente que tiene grandes capacidades y que no sea ha involucrado porque de repente todos nos hemos involucrado en trabajar nuestras tierras, nuestros negocios; pero al final del tiempo nos damos cuenta de que ha habido una gran irresponsabilidad por parte de la vieja escuela política.

Por eso necesitamos que todos unamos esfuerzos y no permitamos que se creen caudillos, también, de alguna manera, porque estos tratan de manipular los liderazgos territoriales. Por eso yo sigo invitando a todos los nicaragüenses que creemos en la democracia a que todo lo que esté mal tenemos que señalarlo, sea quien sea el que esté enfrente. Y que la crítica constructiva también debemos escucharla, porque eso es lo que nos permite mejorar, para no seguir cayendo en los mismos errores. 

Y esto va para muchas personas que creen que cuando hay críticas constructivas es que la llevás en contra de ellos: aquí no se trata de llevar la contraria de nadie; aquí se trata de construir todos los días. Y si generamos opinión, y si todo mundo generamos opinión, es porque queremos que las cosas se hagan bien, y que se hagan para beneficio del pueblo. 

Y no dejemos de pensar en el sufrimiento de nuestros hermanos presos políticos, de nuestros hermanos en el exilio, y en todos aquellos niños que perdieron a sus padres en este contexto político; aquellos niños que tienen a sus padres desgraciadamente secuestrados por este régimen. Y en otros que tenemos también a nuestros hijos en el exilio. Esto es una situación bien dura, bien difícil, a la cual no podemos hacernos de oídos sordos. 

Tenemos que escucharnos, tenemos que aprender a escuchar. Tenemos que aprender a escuchar también las críticas constructivas. Y también a diferir. Y de alguna manera buscar el punto medio de cómo puede haber un mejor entendimiento para que juntos podamos hacer la diferencia y encontrar el cambio en este país».

—Este asunto de la crítica no era el tema de la conversación que tenía planeada. Pero has tocado un nervio que me anda doliendo a mí. Porque es que…

«Ja, ja, ja».

—… Yo trabajo en un medio en el que nos hemos puesto como objetivo tratar de ser claros y decir lo que pensamos, y criticar y supervisar y fiscalizar como ciudadanos que queremos el bien del país. Pero nos enfrentamos con que, especialmente los políticos tradicionales, no están acostumbrados a eso, y te empiezan a decir «divisionista», «división, división», y realmente notamos que no se abren a un diálogo con los ciudadanos. Dialogan con todo el mundo; dialogan hasta con Ortega, y con diplomáticos extranjeros. Pero hay una actitud cerrada, Medardo, ante la crítica ciudadana normal, que es la parte fundamental de la democracia. ¿Has notado eso dentro de la Alianza? ¿Ustedes lo sienten también?

«Y no solo dentro de la Alianza. Yo creo que ese es el sacrifico que nosotros hacemos, los de a pie, los que venimos de ese pueblo sufrido. De repente, lo que nosotros decimos a otros les cae como agua fría. Y esto pasa como cuando un líder religioso se apega mucho a Dios, y expresa su mensaje muy claro, de repente los feligreses nos sentimos aludidos. En ese sentido, pasa como cuando nosotros los líderes, que venimos de ese pueblo sufrido, decimos lo que creemos, cómo nosotros miramos las cosas, cómo nosotros creemos que se debe mejorar: ese es el momento en que es fácil ponerles un argumento a las cosas y decir «es que sos divisionista», «es que no tenés uso de razón propio», «es que no tenés capacidad». O sea…»

—Te dicen, incluso, «sos orteguista; le estás haciendo el juego a la dictadura». Eso lo he oído.

«Exacto. Exacto. Y en realidad eso es el cambio que estamos haciendo nosotros. Porque de alguna manera estamos exigiendo que se respeten nuestros derechos, también, dentro de las estructuras que puede haber aun dentro de la oposición, quienes deben aprender a escucharlas. 

Ellos no están acostumbrados a que les digan también la verdad a la cara. No están acostumbrados a alguien que piensa diferente, a alguien que piensa por el pueblo y que no está pensando en un beneficio propio. Esa es la gran diferencia entre cuando hay intereses propios y cuando hay intereses de manera colectiva. Obviamente, siempre va a poder más la verdad. Y lo que nosotros hacemos como líderes es luchar desde adentro para que esa diversidad de opiniones de los territorios de ese pueblo sufrido, de los que caminamos a pie, sea tomada en cuenta.

Obviamente, no ha sido fácil. Pero aquí estamos para dar la cara. No nos hemos corrido ni nos vamos a correr. Pero sí hemos demostrado mucha lealtad con ese pueblo sufrido. Como Movimiento Campesino, hemos ido a visitar a nuestros hermanos de lucha en el campo. Los hemos ido a visitar también en las cárceles, donde están detenidos por problemas migratorios. Hemos ido a visitar a nuestros hermanos de lucha que están en el exilio, porque para nosotros son nuestros hermanos de lucha. Su sufrimiento nosotros lo hacemos propio.

También nos hemos solidarizado con esas familias que han perdido a sus seres queridos; con esas familias que tienen todavía a sus familiares en las cárceles, a quienes los está torturando el régimen. Porque a nosotros, en su momento, ellos nos ayudaron, nos colaboraron; también pusieron el pecho, la frente, luchando por que haya justicia y democracia. Y es por eso que seguimos llamando a este pueblo a unir esfuerzo y a no doblegarnos. Si no nos ha doblegado ni el régimen, no vamos a permitir que alguien que está de este lado de la mesa nos vaya a doblegar.

Yo animo a los jóvenes, animo a cada uno de los jóvenes, a que es momento de que unamos esfuerzos, pero que también no permitamos que nos dobleguen aquellos que se sienten que tienen las grandes capacidades, los grandes conocimientos, y que al final han dejado mucho que desear. La inmensa mayoría de nicaragüenses nunca hemos estado de acuerdo con este régimen. Sin embargo, ahí está el régimen. Y ahí es donde viene el conocimiento y la experiencia de todos estos personajes. ¿Por qué entonces no los han echado a andar? ¿Por qué acostumbrarse a vivir de las migajas? No podemos seguir así.

Vamos a seguir luchando hasta el final con ese pueblo sufrido, que es de donde nosotros venimos, por que haya justicia y democracia en este país».