MENSAJE DE AMOR Y DESAGRAVIO A ERNESTO CARDENAL EN SU GALAXIA
Daisy Zamora
Escritora y poeta, nicaragüense, de las más importantes en nuestra literatura contemporánea. Fue viceministra de Cultura de Nicaragua. Su libro más reciente es El encuentro absoluto que obtuvo el XXIII Premio Casa de América de Poesía Americana (2023) y ha sido publicado en España por Visor, siendo esta la primera vez que lo gana una nicaragüense. Es editora de varias antologías, entre ellas, la primera antología de mujeres poetas nicaragüenses publicada en su país y en Latinoamérica, y la primera antología de talleres de poesía en español publicada en los Estados Unidos. Fue combatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la guerra de liberación. Es conocida por su lucha en defensa de los derechos de la mujer.
I
No recibirás mis palabras. Serán interceptadas, retorcidas,
deformadas para que se estrellen en el silencio y no las
escuchés; lo sé muy bien ahora que anciano y frágil no podés
ser aquel indoblegable con la mentira que amedrentabas a los
anfibios de aguas turbias enarbolando la verdad como una
bandera de pureza. Cuánto lamento, Padre, no estar como
entonces a tu lado ahora que dicen que te has dulcificado y
quienes te adversaban entran apañados a tu casa como si fuera
de ellos, deseosos de sacarte el último provecho. Cómo han de
hostigarte creyéndote domesticado como un animalito;
cordero dispuesto para el banquete, y vos, anuente a que te
despedacen porque estás en tu galaxia y ya dejaste todo
aquello atrás, y no te importa que cada quien se lleve su
pedazo.
II
Pero ahora te has muerto. Qué alivio entre los batracios
ansiosos de manosearte. En el Olimpo acuoso del poder croan
tu nombre, te alaban y se enorgullecen con falsa gratitud, pues
creen que sí te has muerto y podrán robar palabras tuyas que
les atemorizan para decirlas como si fueran propias y nadie va
a percatarse del engaño. Viven en el engaño y del engaño de
que algo dicen y no dicen Nada, son maestros de la Nada, de la
que vienen y a la que volverán, mientras vos ascendés a tu
galaxia y tu palabra, viva entre nosotros, se esparce por la
Tierra y alza vuelo al Universo adonde ahora estás, abrazado a
Dios.
III
Libre ya del cerco y del acoso, volviste a ser el mismo rajatabla.
Qué poder en tus palabras, las últimas que dejaste dichas,
esgrimiendo la verdad de frente ante el engaño. Desde tu
estrella habrás visto desatada la furia de la del bosque estéril
Sus huestes enardecidas cercándote en tu muerte, inútilmente.
Tus cenizas son ya tierra de Nicaragua y la tierra en
Solentiname ya es sagrada. Hasta allá llegarán peregrinos de
todas partes a honrarte en tu santuario. Y los que hoy hasta en
la tumba te persiguen, serán solo podredumbre engusanada.
Dormí tranquilo, Padre. El amor ganará.