Nicaragua: Una República Muerta

Álvaro Quintana Duarte
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«No puede haber salida constitucional porque la tiranía no respeta las leyes. Hay que lograr la unidad con propósitos y formar el Gobierno de Transición, con su Junta de Gobierno de Transición y su Asamblea Legislativa (Constituyente)»

En Nicaragua los grupos de poder existentes en diferentes épocas han llevado el pueblo a votar, pero votar no es elegir. Han elegido los grupos de poder y los caudillos de turno. Nicaragua nunca ha sido República ni Democracia en el sentido estricto del significado de ambos términos. Siempre hemos girado en torno a los grupos de poder.

Nicaragua, hoy en día, tiene todas las características de una República Muerta, tal como lo describió Maquiavelo hace más de 500 años. Esto es, vivir bajo la rapiña, el miedo, la sumisión, la falta de moral, la violencia y la avaricia sin límites por el excremento del diablo, el dinero. 

Los ciudadanos de esta República viven bajo el terror de las turbas y, por tanto, la República se muere por la impotencia de los dominados de hacer valer sus derechos más elementales. Es un retrato escrito del sistema actual. 

Hoy los grupos de poder y el caudillo de turno han elegido mantener el status quo, con un sandinismo con o sin Ortega, para llevar al pueblo a votar en elecciones. Pretenden que nuevamente el pueblo vote pero no elija. Eligen los mafiosos de la oligarquía de izquierda, el caudillo de turno y los mafiosos de la oligarquía de derecha.  

Quieren desconocer la voluntad popular de cambiar en su totalidad el sistema, responsable de la falta de justicia social y de las grandes desigualdades en nuestra sociedad. La elección del pueblo es instaurar un nuevo orden para fundar la República y el nuevo Estado Democrático de Nicaragua. 

El desenlace de la crisis será eventualmente afectado por la influencia de los EU y sus aliados, con una posible intervención militar en Venezuela y su efecto dominó que también podría involucrar a Cuba. 

Muchos escépticos pensarán que siguen las palabras sin acción. Aunque aparente ser como el cuento del lobo, que viene y no viene, eventualmente el lobo llegará. La opción de intervención militar en Venezuela siempre está sobre la mesa. (*)

La unidad con propósitos, con sentido de urgencia -con el claro objetivo de tomar el poder como medio propicio para lograr la derrota total, estructural e irreversible del sistema de plutocracia dictatorial y oligopolio existente en alianza con el gran capital-, es una necesidad impostergable. 

Hasta el día de hoy los EU solamente han conversado con la falsa oposición, quienes creen tenerlos convencidos de ser la alternativa de poder a la dictadura. La explicación es la falta de unidad de la oposición verdadera y la carencia de un cabildeo efectivo en los EU. 

La unidad inclusiva dentro y fuera de Nicaragua y la beligerancia cívica, activa y permanente de todos, debe ser un mensaje claro a los EU y la comunidad internacional: deben respetar la voluntad soberana del pueblo de aspirar a la libertad. No a un parche impuesto por los grupos de poder. 

Nuestro destino no debe ser impuesto ni por los EU ni por nadie. Es nuestra decisión. Para que nos respeten debemos estar organizados, unidos con un plan de nación. 

Solamente así derrocaremos a la tiranía. Con elecciones no se sale de los tiranos. Ortega perdió tres elecciones consecutivas y el problema no se resolvió. En los 15 años de los gobiernos de Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños (1990-2005) Ortega gobernó desde abajo con el poder militar y las turbas bajo su mando. 

Tampoco se sale de los tiranos con su muerte ni con su huída. Se murieron Fidel Castro y Hugo Chávez. Evo Morales huyó. Y los problemas no se han resuelto ni en Cuba, ni en Venezuela, ni en Bolivia. Hay que derrocar las tiranías. No debe considerarse utopía. Es la oportunidad de construir un nuevo día.

La crisis volverá a explotar, ya sea por factores internos, factores externos, o una combinación de ambos. El hambre hará acto de presencia. La intervención militar en Venezuela es una posibilidad que inevitablemente tendrá repercusiones en Nicaragua. 

El 02/18/2019, el Presidente Trump declaró: “Un día, pronto, con la ayuda de Dios, veremos lo que la gente hará en Caracas, en Managua y La Habana; y cuando Venezuela sea libre, y Cuba y Nicaragua, sean libres, éste será el primer hemisferio libre en toda la historia de la humanidad… Sabemos lo que puede hacer la libertad en Nicaragua, porque hemos visto ese futuro en Sweetwater, Florida”. 

No se debe subestimar al águila. El detonante interno o externo, o en combinación, inevitablemente ocurrirá. Debemos estar preparados para no ser sorprendidos. No hay sorpresas en política, solo sorprendidos. 

No existe una fórmula mágica, pero sí la fórmula de que hay que trabajar. La libertad no es gratis. Cuesta sangre, privaciones y trabajo. Para lograr un nuevo orden y fundar la República, la salida debe ser insurreccional, cívica, organizada. No puede haber salida constitucional porque la tiranía no respeta las leyes. Hay que lograr la unidad con propósitos y formar el Gobierno de Transición, con su Junta de Gobierno de Transición y su Asamblea Legislativa (Constituyente). 

Habrá que oportunamente paralizar el país bajo una dirección estratégica unificada. Debemos estar preparados, organizados, unidos. Solo así el pueblo “Irá con todo”: manifestaciones masivas pacíficas y simultáneas en toda Nicaragua, Paro Nacional Indefinido, paro de remesas, total desobediencia civil, Unidad, Gobierno de Transición y pedir ayuda a los EU y la comunidad internacional.

Álvaro Quintana Duarte

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