NICARAGUA: UN FILÓSOFO EN LA PRISIÓN. ¡LIBERTAD PARA FREDDY QUEZADA!

Libre, condición indispensable para el filósofo, Freddy no ha tenido ningún reparo para movilizar teorías y autores distintos (y aparentemente antagónicos) para pensar la sociedad nicaragüense. Él es el único filósofo nicaragüense en un país que ha producido poetas y novelistas.

“No me hagás reír, que se me arruga el cutis”, dice a menudo Freddy. Desde que lo conozco, intercala cosas serias, con chistes, que tal vez para algunos parezcan fuera de lugar. Pero él ha sido fiel a sus principios y valores, desde aquella época (finales de la década de 70) que, con otros jóvenes nicaragüenses, se enfrentaba al régimen autoritario de Anastasio Somoza.

Nunca fue guerrillero. No tenía ni la habilidad ni la capacidad física para eso. Ha preferido las palabras y las ideas.

En la década de 80, Freddy fue una de las voces críticas al nuevo régimen. Pocos notaban, en medio de la algarabía y de la fiesta de la revolución victoriosa, las tendencias autoritarias y mesiánicas que brotaban de los subterráneos de la historia, para derrotarla. Como se vio, fueron los mismos “revolucionarios” quienes derrotaron aquel torbellino social y las posibilidades de un cambio radical. El orteguismo representa esa derrota.

Los que contestaban la misión de los nuevos emancipadores, cuya legitimidad se basaba en la insurrección armada, eran perseguidos. Era necesario coraje y valores éticos para desafiar, siendo minoría, al “nuevo mesianismo”. Los “emancipadores” estaban convencidos de poder crear al “hombre nuevo”, aunque esto implicara eliminar al otro, al hombre común, a lo diferente (a campesinos, indígenas, o a un filósofo que contestase su poderío). Criticar al nuevo poder era un sacrilegio, un crimen imperdonable. Quien se atrevía a hacerlo era triturado en el “paradigma de la contradicción”, una especie de metáfora dura, metamorfoseada en dogma.

Freddy se volvió un maestro en el arte de pensar. Crítico, ha combinado diversas tendencias filosóficas y teóricas. En sus escritos, sus referencias son amplias, desde el marxismo hasta el budismo. Libre, condición indispensable para el filósofo, Freddy no ha tenido ningún reparo para movilizar teorías y autores distintos (y aparentemente antagónicos) para pensar la sociedad nicaragüense. Él es el único filósofo nicaragüense en un país que ha producido poetas y novelistas.

La disposición al libre pensar, más allá de los marcos partidarios y de las fidelidades ideológicas es algo que los poderíos, de diversos matices, no toleran.

En la tarde de 29 de noviembre, civiles armados entraron ilegalmente en su casa y se lo llevaron esposado. Hoy está preso en una cárcel de Managua. Sin ninguna acusación. Sus familiares no han podido verlo. Sus verdugos no han dejado que le lleven alimentos ni las medicinas que necesita un hombre de 65 años como él. Ortega quiere destruir al filósofo.

Luis Bermúdez
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