No podemos darnos el lujo del silencio: el asalto contra la cultura y la democracia en El Salvador

Otoniel Guevara
+ posts

Debemos hacer un llamado a la sensatez y a no seguir siendo cómplices de un gobierno que no sólo trata a la cultura, la memoria y el saber con desprecio, sino que obliga a sus empleados a ser cómplices de sus vergonzosas decisiones.

La atención del estado a la cultura ha venido de mal en peor en los últimos 15 años. La última administración fue esmeradamente estéril, pero la actual es pronunciadamente criminal.

Al escándalo de complicidad del Ministerio de Cultura de El Salvador por el aval a la destrucción (por parte de empresas constructoras) del sitio sagrado de Tacuscalco ahora se suma el desmantelamiento de la literatura en su forma más preciada: el libro. Ya trascendió la abusiva medida de deshacerse del patrimonio bibliográfico de las casas de la cultura, bajo la lógica pedestre de sustituir “libros viejos” por nuevos.

Ahora estamos ante un nuevo ataque a varias instituciones culturales enraizadas en la ciudad que, gracias a la sangre y el sufrimiento campesinos posibilitara, aristocracia mediante, la construcción de verdaderas joyas arquitectónicas: Santa Ana. 

El ataque de nuestra Ministra de Cultura ahora va dirigido contra APACULSA, el CAO y la Biblioteca del Centro. APACULSA es la institución que se ha encargado durante 35 años de proteger y velar por el cuido y preservación del patrimonio tangible e intangible de Santa Ana, como lo demuestra la coordinación del rescate, restauración y reutilización del Teatro de Santa Ana, que en 1986 era una ruina que con su trabajo se rescató del deterioro y destrucción, logrando restaurarlo casi por completo al momento de celebrar a su primer centenario, el 28 de febrero de 2010.

Mientras estuve en la organización de los festivales internacionales de poesía de Metáfora, APACULSA fue un valioso aliado para realizar memorables presentaciones en la ciudad de Santa Ana. Recuerdo especialmente la última, donde agradecimos el alma noble y creadora de la santaneca de corazón Claribel Alegría, en un emotivo homenaje donde diversos poetas leímos piezas de su monumental obra literaria.

Pero de lo que se trata ahora es de defender el patrimonio que nos quieren arrebatar. Ya fuimos avisados de la necesidad que este régimen tiene por demoler el edifico de la Biblioteca Nacional “Francisco Gavidia”, en San Salvador, en una muestra más de desprecio a la historia y el patrimonio de todos los salvadoreños. Ahora arremeten, sin razones valederas, contra el Centro de Artes de Occidente (CAO) construcción centenaria que se creó para albergar un centro social llamado Club Atlético Occidental, según documentos de APACULSA y que ellos han conservado para beneficio de las juventudes de occidente.

La situación es grave. No es correcto permitir que se cierre ese espacio cultural que alberga una valiosa Biblioteca pública y otras joyas de mucho valor para la nación. No podemos darnos el lujo del silencio.

La ministra de cultura tiene en su hoja de vida el ser bailarina. Su padre es escritor, actor y músico y ha laborado muchos años en la promoción cultural en la Universidad “Francisco Gavidia”. Seguramente entienden de esto. Debemos hacer un llamado a la sensatez y a no seguir siendo cómplices de un gobierno que no sólo trata a la cultura, la memoria y el saber con desprecio, sino que obliga a sus empleados a ser cómplices de sus vergonzosas decisiones. Convocar a las autoridades a la cordura en redes sociales sería un excelente primer paso.

Hago un llamado a la comunidad artística, literaria, intelectual, académica, científica y profesional de El Salvador y el mundo a elevar nuestra voz de apoyo para que se respete la actual administración y existencia de este lugar. No olviden la teoría de las ventanas rotas: ignorar las señales nos ha hecho caer muchas veces en capítulos sumamente dolorosos durante toda nuestra historia.