Principio de poema mientras asesinan a mi hermano [Slava Ukrayini]

Principio de poema mientras asesinan a mi hermano

Slava Ukrayini

Un hombre solo no puede mover una montaña;
un hombre no puede más que una raíz,
más que una hoja dispersa contra el viento;
son sombras que se mueven en el viento;
son monstruos del pesado viento;
son alas, aspas gigantes de los vientos,
la montaña monstruosa de los vientos,
la cuenca donde hubiera mar y hubiera ojos,
el paraje donde todos los rumbos
se abrieron como grietas del viento;
son las sombras que devoran la pena,
los dolores que son
la sombra de la pena;
son el surco del aire quemado
de las vidas muertas;
algo hay que hacer, Dios mío, algo hay que hacer que mueva la montaña;
alma de toda empecinada
embestida inmolada ya,
inmolada ya; alma, alma, alma,
algo hay que hacer que mueva la montaña;
no puede un hombre siempre solo,
no puede solo contra todos los hombres,
no pueden los hombres, solos;
no pueden solos, los hombres,
ni puede la montaña;
no puede andar la montaña contra el viento,
no puede andar el surco de las sangres vivas,
ni el rumbo de las manos muertas,
manos pequeñas de gloria,
manos que tocan los tanques y buscan la muerte, alma de todos los vientos;
que no, que no sea la montaña sola,
que no sea el hombre solo, que haya un surco,
un camino, un aspa rota, un proyectil, una muerte hecha de opio,
un dolor que no tenga la sombra,
que no tenga ante sí más que tierra ardiendo y el surco germinando, y los tanques de la guerra con sus cuellos torcidos y los ojos reventados de sangre;
más que el amor, que sea el odio; que antes venga la venganza que el martirio;
que bajen de la cumbre las corrientes de fuego, que se vea su luz
desde el otro horizonte; que termine, por Dios, que termine,
algo hay que hacer,
algo hay que hacer,
algo hay que hacer.

Francisco Larios
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El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

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