Propuesta Cruz Cristiana Sandinista: ¿41 años más de dictadura?

Carlos A. Lucas A.
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… pasamos, de gritarle al régimen “¡Ríndanse ante el pueblo!”, a “adelántennos las elecciones”, a “dennos reformas electorales”, a “dennos condiciones mínimas”, a “estamos listos para hacerles concesiones”, a “les garantizamos salidas dignas y de muto beneficio”, todo sin asco, sin arrugar la cara, incluso con elegancia aristocrática, que tanto admira la masa, de su oligarquía.

Preparan terreno para “reforma electoral con más represión”

Doña Cristiana Chamorro viuda de Lacayo hizo la presentación oficial de su candidatura “independiente” (pero no de CxL) a la reelección de Ortega, en medio de un entorno de derechos humanos totalmente destrozado, cero libertades públicas y bajo una ley electoral incólume, no solo fraudulenta sino que reforzada recientemente por leyes totalitarias como la “Ley de regulación de agentes extranjeros”, la Ley especial sobre ciberdelincuencia, la Ley de protección de los derechos del pueblo a la independencia, soberanía y autodeterminación para la paz, la Ley del patrimonio de Sandino y la Reforma al código penal con cadena perpetua por “delitos de odio”.

Todas son medidas decretadas fuera de la Ley Electoral cuestionada, de tal manera que esta ley podría sufrir ciertas reformas, pero el control y sometimiento de la voluntad popular por parte del régimen no sufriría ningún menoscabo o asumiría algún tipo de riesgo.

Cristiana Chamorro, enésima candidata, ni siquiera ha señalado que estas leyes en realidad son una jugada adelantada del régimen para curarse en salud en el caso de que tenga que ceder, a última hora, ciertas reformas cosméticas a la Ley Electoral.

El chamorro-sandinismo de los noventa

Doña Cristiana, en esas recientes declaraciones, comentó que, durante el mandato de su madre, doña Violeta Barrios, ella fue parte de “ese equipo que pudimos reconstruir a Nicaragua, que le pudimos dar al adversario una salida digna como lo volveríamos hacer en un momento como este”.

Como vemos, Chamorro se atribuye golosamente un papel que ningún votante le confió en el triunfo de su señora madre. Papel que hoy, en todo caso, luce muy mal, dadas las consecuencias de aquella acción de maridaje, de concubinato político, de pacto de minorías, de cohabitación chamorro-sandinista durante los 90. Todos sabemos que Antonio Lacayo, su esposo, que en paz descansa, tampoco fue electo por el pueblo.

“Salida digna”: la impunidad, el perdón sin la verdad, licencia para matar

En su exposición, algo nerviosa, ella le llama “salida digna” de Ortega y FSLN, a la segunda amnistía histórica que se le daría a la criminalidad política hecha partido en Nicaragua.

En la primera hay algo más serio e inexplicable: la familia de doña Cristiana, sin agotar las investigaciones del caso, desde el poder, declaró perdón y olvido a los asesinos de Pedro Joaquín Chamorro, sin exigir antes la VERDAD de tan atroz crimen.  Aún no sabemos con certeza quiénes fueron los asesinos, los coludidos, los que dieron la sentencia de muerte; ni qué se hicieron, donde están, a quiénes servían esos sicarios. El perdón llegó adelantado, antes que la verdad.

Y ese es el comportamiento que estas figuras del pasado nos invitan a repetir: “Perdonemos; olvidemos; nuestros asesinos merecen un trato digno”. Sus víctimas, como Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, deberán olvidarse de su demanda de verdad y justicia, lema del periódico de la familia Chamorro.

“Lista para hacer concesiones”

Chamorro llega a afirmar: “yo estoy lista para hacer concesiones”, asunto que, en cualquier lección inaugural del INCAE, cualquiera de sus doctores especialistas le diría: “eso no se dice si vas a negociar con alguien de cuidado”.

El régimen, exceptuando su cantinela de que Estados Unidos debe suspender las sanciones, no ha planteado — que se sepa– ningún tipo de demanda o exigencia a su “oposición”. No parece estar arrinconado. Pero ya doña Cristiana se adelanta a a darle cualquier concesión que les parezca.

De exigir la rendición a Ortega a rendirse “aristocráticamente” ante él

En Nicaragua, pocos notan que pasamos, de gritarle al régimen“¡Ríndanse ante el pueblo!”, a “adelántennos las elecciones”, a “dennos reformas electorales”, a “dennos condiciones mínimas”, a “estamos listos para hacerles concesiones”, a “les garantizamos salidas dignas y de muto beneficio”, todo sin asco, sin arrugar la cara, incluso con elegancia aristocrática, que tanto admira la masa, de su oligarquía.

Es que en Nicaragua lo evidente se hace invisible e imperceptible, lo objetivo se hace esotérico. Lo que no se dice ni se hace, pasa a ser lo que se da por entendido, y lo que se ve, se oye y se pesa, pasa al mundo de las dudas y las negaciones.

“¿Sucedió?

-Lo dudo.

¿No sucedió?

-Lo creo.

Por eso, aunque la nueva Cruz-Cristiana-Sandinista que se le quiere re-imponer al pueblo es presentada de manera transparente, en lenguaje claro y pelado, como corresponde al estilo de la ciudadana gringa Kitty Monterrey, pocos toman al pie de la letra lo que dice este bloque en gestación.

Lo real pasa entonces a colarse en el tamiz de lo deseado, la “esperanza”, el “sueño”. Y así, la crudeza se hace potable y masticable: podremos soportar otros 41 años viviendo en dictadura, pero suponiendo que vivimos en democracia…incluso, la democracia mínima, que es lo máximo que anhelamos.