¿Qué significa la candidatura de Gustavo Petro a la Presidencia de Colombia?
«Hay muchas bocas que hablan y pocas cabezas que piensan»
¿Quién es Gustavo Petro Urrego?
El nombre de Gustavo Petro aparece repetidamente en las actuales noticias Colombianas e internacionales con titulares y versiones que apelan a mitos y leyendas encaminadas a desacreditar su figura y están completamente alejadas de la verdad. Este hecho termina contribuyendo a presentar una imagen distorsionada de quien, para una inmensa mayoría de colombianos, representa la única esperanza de salvar la democracia y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía en general. ¿Quién es realmente Gustavo Petro, considerado desde las circunstancias históricas que han caracterizado la vida de la llamada «democracia colombiana» durante las últimas décadas y al menos 50 años del siglo anterior?
“La violencia colombiana”, y un solitario golpe de estado
Hubo más de cien guerras civiles durante el siglo XIX en Colombia y el siglo XX comenzó con la llamada «Guerra de los mil días» como resultado de ideologías opuestas entre liberales y conservadores; estos hechos nos dan una idea y demuestran la dificultad de diálogo entre los habitantes de ese país.
En un lado los liberales, defensores de las ideas de la revolución francesa, y en otro los conservadores, con ideas cuyos presupuestos sociales y económicos estaban basados en las tradiciones de la Iglesia Católica española y en los prejuicios religiosos que les permitieron mantener sus privilegios, poder y dependencia mental de ideas coloniales que siguen siendo los fundamentos sobre los que funciona la extrema derecha actual, a pesar del tiempo transcurrido.
El llamado periodo denominado la «violencia colombiana» a mediados del siglo pasado se basó, precisamente, en las luchas entre liberales y conservadores, y dejó al menos 250.000 muertos en ambos bandos. Eso llevó al único golpe militar de la historia nacional, ocurrido el 13 de Junio de 1953 cuando asumió el poder el General Gustavo Rojas Pinilla, quien puso fin a las matanzas entre miembros de esos partidos. Pronto ese gobierno se convirtió también en una dictadura como la vigente en el momento del golpe, ejercida por el Partido Conservador. Por ese motivo, la burguesía colombiana, compuesta por miembros de ambos partidos, se unió y se rebeló contra Rojas Pinilla, quien se vio obligado a renunciar el 10 de Mayo de 1957.
El pacto oligárquico del Frente Nacional
De esta manera nació el llamado Frente Nacional, un acuerdo de turnarse sucesivamente el poder: cuatro años un liberal y cuatro un conservador, sistema que permitió que quienes tuvieran poder y privilegios, o sea, ellos, pudieran conservarlos.
Con anterioridad el líder Jorge Eliecer Gaitán asesinado el 9 de Abril de 1948, había llegado a una conclusión que denunció en sus discursos: “La lucha no es entre liberales y conservadores sino entre el pueblo y la oligarquía de las contadas familias que han controlado el poder».
Esa era la realidad: el pueblo se mataba en una guerra fratricida, defendiendo las banderas rojas y azules de uno y otro lado, desde que instauraron la constitución de 1886 que rigió a Colombia hasta 1991, sin entender que eran títeres de esta lucha. La muerte de Gaitán fue un sacudón que recrudeció la violencia y las matanzas continuaron. La oligarquía dominante en el país desde siempre ha mantenido una sociedad clasista, discriminatoria y profundamente corrupta; sustentando una caricatura de democracia que representa una muy extraña sociología digna de profundas y contradictorias reflexiones.
La alianza del Frente Nacional funcionó entre 1958 y 1970. Durante ese periodo los seguidores del General Rojas fundaron un movimiento político llamado ANAPO (Alianza Nacional Popular) que conglomeró los movimientos que no estaban de acuerdo con los partidos tradicionales e iba ganando multitud de seguidores que votaron en gran mayoría en la elección presidencial de 1970.
El fraude de 1970 y el nacimiento del M-19
El candidato de la ANAPO punteaba en los conteos electorales con un gran margen sobre el candidato del Frente Nacional, que por primera vez enfrentaba a otro movimiento. Repentinamente mandaron callar los medios para que no emitieran los resultados que lo favorecían ampliamente; a la mañana siguiente resultó ganador el oponente de Gustavo Rojas, Misael Pastrana Borrero, con menos de 30.000 votos que aparecieron durante el periodo que se silenciaron los medios.
Después de grandes protestas populares, el presidente liberal, Carlos Lleras Restrepo, decretó un muy famoso «Toque de queda» que ordenaba a todos los colombianos a refugiarse en sus casas a las 8 p.m. en una histórica decisión con la que se consagró el fraude electoral contra la ANAPO.
Este fraude dio origen al M-19 que nació como respuesta armada; un grupo de intelectuales y profesionales que aparecieron en una bien montada campaña de expectativa a través de los medios escritos del país, dieron golpes de opinión maestros como la recuperación de la espada de Bolívar con la consigna de «Tu espalda vuelve a la lucha» y el robo de más de 5.000 armas de un batallón del ejército en el norte de Bogotá, hecho que desató una persecución extrema de parte del ejército con torturas y graves violaciones a los derechos humanos contra los miembros de esa organización.
Los acuerdos de paz de 1987 con el M-19
Este movimiento terminó negociando la paz desde 1987, sus guerrilleros entregaron las armas y se incorporaron a la lucha política democrática el 9 de Marzo de ese año. A partir de entonces se convirtieron en la Alianza democrática M-19 y sus militantes se integraron a la vida política y eventualmente se afiliaron a otros grupos o partidos políticos incluso, recientemente a partidos de derecha como el Centro Democrático de Uribe Vélez donde militan algunos de ellos, como Rosemberg Pabón que lideró la toma de la Embajada dominicana y Ever Bustamante, hoy encarnizado opositor de Petro.
En los inicios del movimiento, Gustavo Petro era muy joven. Él se educó y vivía en el municipio de Zipaquirá en las afueras de Bogotá; su familia caribeña había llegado hasta ese lugar y a Gustavo Petro lo emocionaba estudiar en el mismo colegio donde lo hicieron los grandes como García Márquez. Además de una romántica conexión con la sal, la coincidencia de las concesiones salinas de Zipaquirá, Manaure y Cartagena, le tocaba muy de cerca.
Petro y el M-19
Petro llegó a apreciar la ciudad por sus históricos vínculos libertarios: Zipaquirá históricamente jugó el papel de un pueblo libertador donde llegó el general Melo, el ejército libertador y sus artesanos democráticos a dar una batalla para salvar a Bogotá. Ahí, en Zipaquirá, Petro ganó una curul como concejal y declaró sus simpatías por el movimiento M19, después de leer el resumen que llegó a sus manos, de una conferencia del grupo que era el equivalente del congreso de un partido político; le sorprendió que estaba muy bien editada y había un cuidado formal en la publicación, eso quería decir, pensó, que en la sección de comunicaciones había gente muy capacitada; “eso me encantó”, afirmó en sus escritos sobre el contacto con este movimiento.
El M-19 estaba en tregua mientras mantenía negociaciones de paz con el gobierno de Virgilio Barco. Súbitamente las negociaciones terminaron e inmediatamente Gustavo Petro fue arrestado y torturado. Su detención duró desde octubre de 1985 hasta 1987, cuando finalmente fue puesto en libertad. Petro se había distinguido como el tercer mejor estudiante colombiano en las pruebas del ICFES Instituto colombiano para el fomento de la educación superior y tiempo después como un destacado economista, graduado en la Universidad Externado de Colombia, con maestrías y diplomados en famosas Universidades como la Universidad Católica de Lovaina y la Universidad de Harvard.
El 9 de Marzo de 1990 finalmente se firmó el acuerdo de paz con el M-19 en la población de Caloto en el departamento del Cauca y Gustavo Petro fue parte de quienes redactaron la nueva Constitución Colombiana de 1991, que rige actualmente al país.
Gustavo Petro ha estado ejerciendo la política por los últimos 32 años y ha participado en ella por la vía democrática, defendiendo además sus derechos en los tribunales, acogiéndose a los procedimientos legales montados en su contra y aceptando las arbitrariedades que funcionarios y políticos deshonestos le han atribuido, sin poder comprobar ninguna de ellas.
La Constitución de 1886 y el poder político en Colombia
La antigua constitución de 1886 fue instrumento del partido conservador y representaba la ideología de la derecha y la oligarquía colombiana dándole preeminencia y gran poder a instituciones como la Iglesia Católica, permitiendo que latifundistas y terratenientes lograran apoderarse de la mayoría del territorio agrícola y ganadero del país, dejando millones y millones de hectáreas de terreno improductivas, generando la consolidación de caciques locales que dominan a sangre y fuego grandes extensiones de territorio colombiano donde se mantienen estructuras sociales y económicas de tipo medieval.
El presidente liberal Carlos Lleras Restrepo trató de llevar a cabo una reforma agraria para solucionar estas condiciones, pero el dominio de caciques locales y sus familias controlando todos los entes del poder público y privado, lo impidieron desde entonces.
El paramilitarismo y las FARC
La suma de injusticias sociales dieron origen desde los años cincuenta a organizaciones como las FARC y a una serie de movimientos armados en la siguiente década que impulsaron la aparición, a finales de los años setenta, del fenómeno del paramilitarismo, con la excusa de librar al país del comunismo, lo cual costó la vida desde 1985 a aproximadamente nueve mil personas militantes de izquierda, cinco mil de un nuevo grupo político llamado Unión patriótica surgido como parte de una propuesta de paz en la población de La Uribe, iniciada durante el gobierno de Belisario Betancur, compuesto por diversas corrientes y sectores políticos que diferían de los partidos tradicionales.
En la fuerte represión de esos años cayeron simpatizantes, amigos, conocidos o sospechosos sin distingos de tendencias ideológicas, en una alianza con el naciente narcotráfico al amparo de personajes sanguinarios que se entrenaron para el exterminio más brutal que viviera la nación.
El movimiento 19 de abril, nacido en la década del setenta, firmó la paz y lanzó sus candidatos obteniendo como respuesta el asesinato de Carlos Pizarro León-Gómez, quien lideraba la campaña presidencial.
Narcotráfico y violencia política
Rápidamente el poder del narcotráfico empezó a corromper diferentes estamentos de la sociedad y las instituciones colombianas, incluidas la policía, el ejército y los partidos políticos tradicionales. Con dineros del narcotráfico y amenazas de muerte de sicarios paramilitares, esgrimiendo la disculpa de combatir la guerrilla, se unieron con el ejército y los terratenientes para desatar la peor racha de violencia política y de muerte que haya sufrido algún país.
Solo en Colombia han desaparecido, mediante el atentado personal y el asesinato a sangre fría, a todo un movimiento político, como fue el caso del movimiento Unión Patriótica, exterminado totalmente, más los crímenes políticos realizados entre 1980 y 1997. Un informe de la Comisión de la Verdad en representación de Carlos Beristain describe la infame cadena de atrocidades que llevaron a victimizar a 9.500 militantes o simpatizantes desarmados. Abogados, profesores, obreros, líderes sociales y estudiantes fueron víctima de torturas, desplazamiento forzado, violencia sexual, amenazas de muerte y lesiones personales que culminaron con el asesinato o desaparición de 5.733 seres humanos por el solo hecho de pensar diferente y soñar con un país distinto.
La ‘refinada’ violencia de los paramilitares apoyados y protegidos por el ejército realizó decenas de masacres y desplazó más de 6 millones de campesinos de sus tierras para robárselas y en algunos territorios sembrar palma africana y abrir rutas al narcotráfico, provocando una crisis humanitaria que solo se ha agravado con el más reciente éxodo de venezolanos.
Los “falsos positivos”
Durante los periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez, quien se reeligió comprando los votos de los congresistas Yidis Medina y Teodolindo Avendaño en un escándalo famoso llamado la Yidispolítica, según consta en el fallo de la Corte Suprema de Justicia del 26 de junio del 2008 contra los que vendieron su voto, en el ejército se cometieron alrededor de 10.000 asesinatos llamados “Falsos positivos”, se trataba de jóvenes inocentes que eran reclutados en diferentes regiones del país aprovechando su necesidad de empleo para asesinarlos y presentarlos, como guerrilleros muertos en combate para ganar ascensos y prebendas. De estos delitos 6.402 han sido absolutamente verificados por las comisiones investigadoras.
Muchos de estos crímenes fueron denunciados por la valentía de Gustavo Petro, ese joven concejal de Zipaquirá arrestado y torturado que también se ha desempeñado como Representante a la Cámara durante once años, que ha sido durante ocho años, Senador de la república, y otros cuatro años, Alcalde de Bogotá, interrumpidos por la destitución orquestada por un funcionario, el procurador llamado Alejandro Ordóñez que aprovechó su poder para cometer el abuso.
El sentido de firmar tratados es terminar con conflictos armados y/o guerras entre países o entre gobiernos y movimientos opositores levantados en armas. Se trata de frenar la violencia y conseguir por medio de la diplomacia y la política, resolver las diferencias ideológicas y convivir con las diferencias. El pueblo colombiano, mayoritariamente, está cansado de las guerras, pero la guerra es el negocio de algunos políticos que continúan incitando a sectores del electorado y crean fantasmas y demonios del mal para mantener sus privilegios y el poder amarrado durante décadas.
La gran prensa, manipulada por los grandes capitales, contribuye a la demonización de un candidato a la presidencia tildándolo de incompetente y haciendo eco de acusaciones vulgares salidas de la desesperación de aquellos que deben enfrentarlo sin argumentos ni conocimiento de la realidad del país porque han sido seleccionados por quienes quieren seguir detentando el poder, escudados en nuevos nombres. La calumnia, los insultos y las múltiples agresiones con teorías conspirativas han resultado tan burdas y elementales que terminan insultando la inteligencia de quienes las leen o escuchan, haciéndolos sentir como entes sin capacidad de raciocinio.
La voluntad popular ha dado claras mayorías a Gustavo Petro y su elección como Presidente sería la ratificación de que la democracia en Colombia puede salvarse. Desconocer la voluntad popular, sería la prueba irrefutable de que en Colombia no hay democracia sino una dictadura disfrazada.
Por otra parte, debemos mencionar que la alcaldía de Gustavo Petro fue premiada y reconocida por variadas instituciones internacionales. Durante su administración creó cuarenta y ocho colegios, tres sedes universitarias; el metrocable, un sistema novedoso de transporte en Ciudad Bolívar, una enorme área olvidada por administraciones anteriores. Mejoró la cobertura y la calidad de la educación y la salud. Recibió una red de salud pública con déficit de 348 mil millones de pesos y la saneó. Construyó autopistas y puentes, espacios culturales y recreativos. Hizo y presentó estudios del metro, una solución para aliviar el transporte público y el embotellamiento que es característico en la capital colombiana. No pudo hacerlo porque el presidente Santos le entregó un cheque simbólico que nunca se hizo efectivo pues no lo firmó.
Gustavo Petro entregó las arcas de Bogotá en superávit, no desvió un solo centavo en actos de corrupción.
Las calificadoras de riesgo le otorgaron la máxima calificación: AAA. Aumentó el turismo a niveles no registrados antes, con mayor inversión extranjera. Redujo las tasas de homicidios y de hurto. Aumentó el empleo y redujo la pobreza del 11,8 al 5,4%; más de 500 mil personas salieron de la pobreza extrema en que vivieron por años. Todos estos datos han sido certificados por las entidades de riesgo.
La obra del Alcalde Gustavo Petro
Gustavo Petro ha sido llamado el candidato del pueblo, el candidato de la vida. Dignificó el trato a los drogadictos y desamparados habitantes de la calle en la Bogotá Humana, a través de los CAMAD, centros de rehabilitación integrales. No les mandó la policía represiva ni los agredió con la fuerza del ESMAD, ni recurrió a brutales grupos de limpieza. Propuso una política del buen trato a los animales. Cerró la plaza de toros, para frenar el sufrimiento animal. A los zorreros o carretilleros, humildes transportadores que usaban cruelmente a los animales les remplazó los caballos por carros, creó centros de atención y acogida para los perros de la calle.
Les dio una nueva vida a los recolectores de basura y recicladores al convertirlos en contratistas, organizarlos y volverlos dueños de su propia empresa. Llevó a 15 mil familias a vivir con dignidad, en vez de enriquecer a uno o dos contratistas, como han hecho todas las administraciones. Construyó Hogares nocturnos unos lugares para atender a niños de padres que tienen que trabajar en la noche, vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales y demás. Abrió caminos a las comunidades LGBT, imponiendo respeto para todas las personas sin distingo en la aplicación de todos los servicios sociales y acceso laboral con más oportunidades de empleo. Creó un decreto para obligar a que las empresas rebajen las tarifas de los buses en $800 pesos, para beneficiar a estudiantes y personas de bajos ingresos clasificados como de estrato 1 y 2. Creó el Mínimo Vital, equivalente a 6 metros cúbicos de agua para las familias más pobres, en una ciudad donde los servicios públicos son muy costosos. Se trata de subsidios para una porción de agua gratis en los estratos más necesitados de la sociedad. Protegió los cerros orientales, las reservas ambientales, pulmones de la ciudad, como la Vandert Hamen, vitales para la supervivencia del medio ambiente y para detener el cambio climático. No vendió ninguna empresa pública, como ha sido costumbre de las últimas administraciones, enfocadas en la corrupción y los fondos públicos. Al contrario, las fortaleció, al punto de valorizarlas en mas del 300%. Construyó la universidad Distrital de Bosa y dejó contratadas dos más, la de Ciudad Bolívar y la de Ciudad Kennedy. Construyó viviendas tipo apartamento para población desplazada y vulnerable, no en las laderas de los cerros, sino en lotes bien ubicados. Las anteriores administraciones mantenían estos lotes de “engorde” para aumentar la riqueza de comerciantes inescrupulosos. Gustavo Petro lo hizo en contra de una clase excluyente y discriminatoria que protestaba porque iban a ver «pobres» cerca a los barrios de gente pudiente o “de bien” como se hacen llamar. Llevó ocho mil profesionales de la salud a las zonas periféricas y vulnerables para dar cuidado primario en una ciudad donde para ir a un centro hospitalario hay que invertir todo un día y tomar dos o tres medios de transporte.
Todo esto, aún teniendo como barrera los ataques del Procurador, del Contralor, de la Fiscalía, de los Congresistas de todos los partidos políticos, de todos los medios de comunicación y hasta del mismo presidente Santos que finalmente le dio la espalda.
De 21 concejales, tuvo solo 5 a su favor para todos sus proyectos, la cúpula corrupta estuvo contra él y lo dejaron completamente maniatado porque sus programas y proyectos favorecían al pueblo y no a las clases de siempre.
Aún así, hizo más que ningún otro, motivo por el cual fue calificado como el sexto mejor alcalde del mundo. Gustavo Petro fue el único funcionario a quien por persecución política lo investigaron todas las entidades judiciales y entes de control y no encontraron ni un asomo de corrupción. Tuvieron que inventarse cargos, por los cuales, al final, las instancias judiciales lo encontraron inocente y le dieron la razón.
El programa de Petro
Entre las propuestas de Gustavo Petro como presidente están las siguientes:
Educación gratuita universal, hasta alcanzar la universidad, sin restricción para nadie.
Reforma a la salud para quitársela a las EPS (Empresas privadas de salud) y ponerla al servicio del pueblo.
Reforma agraria para que la tierra sea para los verdaderos trabajadores, inversión para mejorar la producción y la industrialización. Con ello intenta convertir al campo en empresa y en una fuente de alimentos y de empleo desde donde se pueden crear agroindustrias y agroempresas.
Implementar las energías limpias, para combatir el cambio climático, abaratar los costos de energía solar y a través de energía propia en los hogares, generar empresa.
Reforma a la justicia para volverla más ágil, más justa, que castigue al delincuente sin tantas rebajas y prebendas. Despolitización de esta, para que no beneficie a políticos y empresarios corruptos.
Esas, entre otras reformas que beneficiarán a los colombianos. Petro no pretende empobrecer ni perseguir a los ricos, pero sí dignificar al pobre para que tenga mayores oportunidades. Colombia es un país muy rico y no es justo que por un sinnúmero de corruptos haya cada día más pobreza.
El riesgo de violencia, la amenaza de Uribe y Pastrana
En este momento cuando, Gustavo Petro ganó estrepitosamente y no les resultó el fraude electoral, el montaje y las mentiras elaboradas para desacreditarlo se acrecientan y pululan las leyendas urbanas que intentan degradarlo y descalificarlo; pero nada ha funcionado, y, lejos de perjudicarlo, lo han dado a conocer y le han sumado simpatizantes que, cansados de la corrupción y el mal manejo del gobierno durante décadas, están votando por un cambio que lleva su nombre: Gustavo Petro.
Los derrotados, Álvaro Uribe, jefe del Centro Democrático y Andrés Pastrana, jefe del Partido Conservador, dos expresidentes, emulando a Trump, piden desconocer las elecciones, incitando a un golpe de Estado y a la destrucción total de las instituciones democráticas, que, a pesar de todos los períodos de violencia y corrupción, de alguna forma ––aunque frágiles–– se han mantenido.
La propuesta fundamental de Gustavo Petro es la de mantener la paz a toda costa y evitar la posibilidad de recrudecer la violencia, motivo por el cual su agenda conlleva la defensa de los tratados de paz y el cumplimiento de los acuerdos firmados por el expresidente Juan Manuel Santos y los directivos de las FARC.
La respuesta insurreccional de Uribe y Pastrana es una invitación a regresar a la guerra.
Los votantes esperan que Petro sea el presidente que gobernará para todos sin tener privilegios con los corruptos. Esperan un cambio en las políticas que han incrementado la pobreza y la desigualdad.
La presión del momento histórico que se vive en Colombia por las negativas de la derecha uribista a reconocer su derrota es un anuncio apocalíptico de lo que puede suceder si la voluntad popular es pisoteada de nuevo. Los colombianos ecuánimes y civilizados hacen votos por que la cordura se imponga y que los dirigentes del uribismo y del partido Conservador reconozcan la importancia de salvar la democracia.