Quincuagésima tercera Asamblea General de la OEA, 2023: una Resolución complaciente con el régimen asesino.

<<La demanda popular es: no más solicitud de diálogo con el Asesino, no más comisiones ni resoluciones infructuosas que sigan propiciando la burla del dictador ante el pueblo y ante el sistema interamericano.>>

Por más que, infructuosamente, algunos quieran resaltarle alguna cuota de contundencia, la resolución que seguramente va a ser la que finalmente aprueben los países de la región, tristemente, de nuevo, al igual que durante los 5 años desde 2018, solo contiene pellizcos y pañuelazos ante el régimen. 

Es un refrito de lo que ya todos sabemos y que diferentes organismos internacionales de derechos humanos han calificado como crímenes y delitos de lesa humanidad y sistemáticas violaciones a derechos humanos, y que, en consecuencia, la dictadura encabezada por Ortega y Murillo ha violentado derechos humanos y roto el orden democrático y constitucional; además no muestran voluntad política de rectificar. ¿PERO CUÁL ES EL CASTIGO, LA CONDENA, LA EXIGENCIA, LAS SANCIONES, EL DESCONOCIMIENTO o las medidas contundentes ante esas realidades ya conocidas? NINGUNA, o cuando menos las propuestas son totalmente INSUFICIENTES.  

“Instar”, “instar”, “instar”, balbucean, y luego suplican casi de rodillas la entrada de organismos de derechos humanos (ni siquiera en este aspecto se dignan a exigir); luego concluyen con la estocada de insistir en un diálogo con el asesino y que seamos los nicaragüenses obligados a “resolver” la crisis en un diálogo con la dictadura, a pesar de que la misma ya no solo representa una amenaza para los nicaragüenses sino para todo el hemisferio.  

¿Diplomacia? ¿Intereses? ¿Cobardía? ¿Complacencia? Complicidad? ¿Un mix combinado?: una Resolución a la medida de quienes anhelan un arreglo exprés con el asesino, reformas cosméticas y elecciones a cualquier costo, ya sea para desembocar en un nuevo fraude o en un nuevo gobierno desde abajo con impunidad para los asesinos.  

Consideramos que era y es una obligación moral con el pueblo y con los asesinados y familiares, con los heridos, lesionados, desaparecidos y centenares de miles de exiliados haber emitido una Resolución realmente contundente contra el régimen y no una resolución complaciente como la que se supone consensuada.

La demanda popular es: no más solicitud de diálogo con el Asesino, no más comisiones ni resoluciones infructuosas que sigan propiciando la burla del dictador ante el pueblo y ante el sistema interamericano.  

La lucha sigue. Las demandas por mayores presiones, desconocimiento, ilegitimidad, castigos, condenas y sanciones masivas e institucionales con juicios internacionales y salida del dictador deben continuar.  

Dr. Carlos Fernando Carrillo Stern
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