La élite pactista electorera y el pueblo nicaragüense: dos mundos separados y lejanos, dos aspiraciones en conflicto
Fue … el control del aparato electoral y los respectivos pactos, de ambos, Montealegre y Alemán, con Ortega, un verdadero baile de intrigas, lo que le devolvió la presidencia al capataz. Estos son pactos ya confesos por algunos de los presentes, en donde acordaron entre otras cosas, dejar un bien calculado nueve por ciento de los votos sin contar, para que fuera Montealegre, el delfín de los grandes empresarios (de esas fortunas que se formaron con las piñatas), la “segunda fuerza política”, a cambio de más diputaciones para las fichas de Arnoldo Alemán, quien estaba traicionando a su propio candidato.
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