¿Cómo pedirle a un pueblo que tenga empatía, solidaridad, si tenemos atorados 40 años de duelos inconclusos, familias divididas, resentimiento, frustración, rabia? ¿Por qué? Porque durante 40 años no hemos superado ese luto. Eso es lo que el sandinismo sembró; hoy recibe los frutos amargos. No está bien, no está mal. No nos convirtamos en un juzgado de la moral. Con los primeros que debemos tener empatía es con este pueblo que les ha soportado todo, hambre, miseria, guerra, miedo, chantaje, y lo peor: sus propios hijos asesinados. Creo que lo más sensato es que los sandinistas entierren a sus muertos en silencio y el resto les pague con indiferencia.
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