El desprecio de las élites (¿habrá cambios tras la elección del Cosep?)

Carlos Quinto
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Aunque se duchan de autoestima llamándose capitalistas, no lo son.  No crean, no innovan, no desarrollan, no compiten, no arriesgan, no invierten, no podrían jamás sobrevivir en un sistema de economía abierta bajo un estado de derecho con reglamentación real.

Mucha gente se sorprende de la aparente indiferencia y letargia de la élite empresarial y su apéndice gremial, el Cosep, en relación a la crisis nacional (mientras esta no afecte sus intereses vitales) y sobre todo de su oposición y boicot a cualquier opción, iniciativa o acción encaminada a su solución.

Esa sorpresa es injustificada. La élite empresarial y su apéndice gremial Cosep actúan en perfecta coherencia con su identidad, visión, intereses y alianzas. El bienestar del pueblo de Nicaragua no entra dentro de ninguno de esos cuatro componentes. Su esencia esta basada en su avaricia, desprecio y desconfianza incurable hacia un pueblo despojado y empobrecido por su rapacidad

Identidad  

La élite empresarial-financiera es, en su casi totalidad, heredera de, o basa su fortuna (llamarla botín sería más apropiado) principalmente en el agro rudimentario, la exportación de escaso o nulo valor agregado, el uso y abuso de mano de obra barata explotada inmisericordemente, la banca usurera, industria improductiva, servicios ineficientes y carísimos, la disimulación fiscal y el beneficio de exenciones y subsidios injustificables.

Aunque se duchan de autoestima llamándose capitalistas, no lo son. Son su antítesis. No crean, no innovan, no desarrollan, no compiten, no arriesgan, no invierten, no podrían jamás sobrevivir en un sistema de economía abierta bajo un estado de derecho con reglamentación real. Sin ninguna característica fundamentalmente capitalista, no son mas que una aberración extemporánea de un sistema post-feudal sostenido únicamente por la colusión, la protección y la corrupción.

Por pertenecer, sus principales cabecillas, a un medio social y familiar común arcaico y considerablemente cerrado, sienten que sus privilegios son un derecho adquirido. Son la banda de la exclusión, el círculo del Guacalito, de ciertas zonas de la Florida y resorts de lujo, cada vez más alejados y alejándose más de la promiscua proliferación de indeseables con abundante dinero robado que han invadido (y aceptados por necesidad de venta de acciones y pago de cuotas absurdas) antiguos feudos suyos como el Nejapa Country Club y El Terraza, hoy indignos de ellos por su ordinariez. 

Aquellos quienes han amasado botines bajo la sombra de la corrupción estatal con ilusión de haber ascendido socialmente, ven un espejismo. El círculo interno de la élite empresarial-financiera sigue mirándolos (aun a aquellos que han intentado el cruce matrimonial oportunista) con una repugnancia tan intensa como la que sienten por la vida y bienestar del pueblo humilde y trabajador. Los toleran tapándose la nariz cuando son útiles, pero los desprecian a puertas cerradas considerándolos inferiores. El espejismo desaparecerá cuando el interés inmediato se diluya.

Apátridas, su nicaraguanidad es aleatoria y accidental. Su patria es su dinero y su Meca un país extranjero. Residencia principal, botín e hijos estudiando fuera del país, o viviendo en enclaves higienizados de nacionalismo o patriotismo, y asistiendo a escuelas selectivas — no necesariamente por lo académico–, como extranjeros, ajenos a la realidad nacional, perpetrando el desapego y el desdén por un país que exprimen, pero no respetan. Alguien con identidad nacional fuerte y patriótica puede, e idealmente necesita, sin desnaturalizarse, estudiar fuera, vivir fuera, ser multilingüe, ver mundo y aprovecharse de cuanto conocimiento, cultura y riqueza pueda adquirir urbi et orbi si sabe quien es y sus raíces son sólidas. Pero la mafia empresarial-financiera no las tiene. Solo tiene cuentas bancarias transferibles.

Visión

Cada declaración pía, redactada conmovedoramente en sus enunciados de misión y visión corporativa por «expertos» en comunicación, conteniendo cada cliché, corrección política y beatitud imaginable, contrasta violentamente con la realidad.

Tras décadas, y –en el caso de los clanes mas antiguos, mas de un siglo– de depredación descarnada, la única «visión» que la élite plutócrata tiene es la acumulación salvaje de riquezas a cualquier precio y sin ninguna consideración ética, ni del interés ni del bienestar de la sociedad. En cambio, en un sistema capitalista real, promotor de progreso, la generación de riqueza es deseable, indispensable y loable, lo que está en las antípodas de nuestro retrógrado feudalismo tropical.

Sus «obras sociales», marginales y sin repercusión en sus latifundios, interpretadas por ellos como limosna beata para satisfacer sus egos y comulgar los Domingos no esconden su verdadera cara: la del NEMAGÓN. 

Han tratado de elaborar una visión de sí mismos absurda, falaz y narcisista que para colmo han terminado por creer.   

Sus cabecillas se han autoconvencido de tener –en este punto hay que hacer un esfuerzo para evitar la náusea- un rol de «liderazgo progresista». Los sermones insufribles y condescendientes que nos dedican benévolamente sus vanidosos y fatuos gurús MBA lo confirman. 

Incrédulos desde sus torres de marfil con aire acondicionado, se auto compadecen, lamentan la «injusticia» de las críticas que se les hacen. «Crítica», en su jerga, es todo lo que no es alabanza y reverencia. Con una certitud digna de mejores causas, y con los ojos llenos de lágrimas de cocodrilo, se quejan amargamente de lo ingratos que somos con ellos y de la incomprensión por tanta bondad que han derramado sobre nosotros, sus súbditos y empleados.

Los testaferros de su apéndice gremial Cosep, los mismos que «solo dan declaraciones una vez por semana» en sus conferencias insultantes a la inteligencia, exigen gratitud porque «sin ellos», no hubiéramos vivido en «prosperidad»; no nos hubieran salvado de tanto error que el régimen hubiera cometido de no ser por su sabio consejo, por encargarse desinteresadamente de tantas cosas serias que «los ingratos no entendemos» y, sobre todo, por la paz y la sacrosanta estabilidad que nos trajo su «Modelo Cosep» tan filantrópicamente diseñado por ellos… a su medida

Intereses

Incomodados por el trastorno causado a su Nirvana idílico con la dictadura criminal por la insensatez de un pueblo irresponsable que ha osado recuperar la libertad y obtener justicia, ajustaron sus tácticas sin alterar su estrategia, la protección de sus intereses y de su dominación económica, cayera quien cayera mientras no fueran ellos.

Vendida el alma al diablo y sin ningún pudor, se echaron al monte con una escalada desenfrenada de traiciones, duplicidades, mentiras y engaños. Cabildearon contra los intereses nacionales, cooptaron (“corrompieron y compraron” podría describirlo mejor) a figuras emergentes; secuestraron y usurparon a golpe de millones la representatividad «opositora oficial”, convirtieron organizaciones que tenían potencial en franquicias testaferras.

Sabiendo que su concubinato con la dictadura criminal comienza a apestar, y alarmados por las consecuencias fatales para ellos en el único país que les importa en caso de que la gravedad de su complicidad se revelara en toda su inmundicia, se han concentrado en mantener su terreno, posicionándose para sobrevivir al colapso de su socio, que harán lo posible por evitar. Y si el colapso se vuelve inevitable, la oligarquía salamandra procura que se dé de la manera más “suave” posible.

Saben que no habrá intervención decisiva extranjera como la hubo contra la anterior dictadura, –también socia de ellos hasta que se cambiaron de bando oportunistamente en el último minuto–; saben que la desmovilización a la cual han contribuido decisivamente ha oxigenado al actual régimen, y que el monopolio de la violencia por parte de la dictadura asesina impide un cambio brusco, por lo que algunos entre ellos avizoran una situación triunfal en la que solo pueden ganar, aunque sea entre las cenizas del país. Si no cae la dictadura asesina, muy bien, siguen con su sociedad de perfil discreto, y sus secretos están protegidos. Si cae, sea por un hecho biológico o por el aterrizaje suave que tanto sueñan (con impunidad incluida), mejor aún, y mas rentable, porque el debilitamiento de la mafia empresarial sandinista les permitirá ocupar espacios vedados por ahora, ampliando su dominio sobre la casi totalidad de la economía nacional. Jaque y Mate.

Por eso es vital para la sobrevivencia de la nación el desenmascarar, atacar sin cesar y debilitar a la mafia empresarial, tanto a la sandinista como a la oligárquica tradicional. Sin transformación económica no habrá la transformación integral social necesaria. La solución es un capitalismo con conciencia y responsabilidad social y empresas buenas, ciudadanas, corporativas. El fomento de la inversión, la productividad y de la economía de mercado sana y reglamentada. Las dos mafias POR IGUAL son el obstáculo

Alianzas 

En las reuniones de agrupaciones gremiales regionales–a las que su impresentable presidente con aspiraciones vitalicias asistía pregonando machacona y torpemente el nuevo evangelio del «Modelo Cosep»–las reacciones mayoritarias del auditorio, compuesto de muchos auténticos empresarios centroamericanos con fe en sus países, no eran, como el testaferro creía, de admiración, sino de incredulidad y repulsión por lo que se percibía ya como un cartel criminal con la dictadura.

Hoy, como entonces, la élite empresarial-financiera mantiene su relación incestuosa con la dictadura criminal. Eso de que rompieron con la dictadura desde abril 2018 es el mito más vil y la mentira más desvergonzada de todas las que nos han tratado de hacer creer. Al fusionarse con la dictadura asesina, traicionaron y dieron irreversiblemente la espalda al pueblo entero de Nicaragua

Ese híbrido de complicidad económica, representación política, cabildeo y relaciones públicas extraoficiales en el exterior, protección mafiosa interna, colaboración en el saqueo y el parasitismo del estado, en el que el INSSBI es apenas la punta del iceberg, sigue intacto. Su fusión indisoluble con la dictadura criminal removió hasta el último escrúpulo que pudo haber tenido la élite empresarial-financiera, que moralidad nunca tuvo, ni en su naturaleza ni en sus acciones. Ambas partes del pacto deberán rendir cuentas ante la justicia el día en que Nicaragua, — por primera vez — sea libre.

¿Y el apéndice gremial de la oligarquía…qué?

El actual Cosep es descendiente directo, aunque irreconocible, de un respetable INDE, y del valiente Cosep que se opuso a la primera dictadura sandinista.  Su desprestigio ya es extremo; la sociedad lo rechaza de forma prácticamente universal. El Cosep ha sido mangoneado durante todo el periodo de la actual dictadura por un testaferro que se comporta como gatito Angora ante el poder rojinegro, pero reacciona como Chihuahua rabioso frente a periodistas, estudiantes y representantes de la sociedad civil–el pueblo que desprecia y con el cual no se mezcla. Bajo su mando, el Cosep actúa como un apéndice gremial de la oligarquía. Si la organización no se transforma, pasará a la historia como la segunda mas oprobiosa de la historia nacional. Por eso, sus próximas elecciones son cruciales. Dejarán en claro las respuestas del gremio a estas interrogantes:

¿Seguirán tolerando los empresarios honestos, capaces y responsables, las arbitrariedades y las desventajas que se les imponen, contrarias a sus propios intereses? ¿Reconocerán finalmente que quienes dicen representarlos son más bien, en la práctica, sus enemigos? ¿Seguirán aceptando la extorsión abusiva, la injusticia fiscal y la asfixia financiera de parte de los capos bancarios?

¿Continuarán sufriendo la falta de competitividad por la manipulación, interpretación y aplicación caprichosa de las reglas del juego?

¿Se comprometerán con una economía de mercado abierta?

¿Tendrán el coraje de dar un pequeño pero significativo ejemplo de cambio real?

¿Será Hanón el vector del cambio? No lo sabemos. De serlo, se habrá merecido nuestra simpatía y ganado nuestro apoyo. Sus antecedentes dan lugar a un prudente optimismo, pero solo el tiempo, y sobre todo sus acciones, lo dirán.  ¿Podrá?  ¿Querrá? ¿Lo dejarán los oligarcas controladores del Cosep? 

De la respuesta a estas grandes interrogantes depende el tipo de futuro que tendrá la empresa privada y su proyección en el país.

Tendrán que decidir entre continuar– arrastrados por el odio de clase–practicando la depredación y, por primera vez, participar de manera productiva y creativa en el desarrollo de la economía nacional.