En recuerdo de Enrique Bermúdez

Irlanda Jerez
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«Hoy día, gracias a Dios, tenemos la doctrina de la lucha no violenta, tenemos que echar abajo esta dictadura con otros métodos»

La noche de ese sábado, hace 29 años, en la oscuridad y por la espalda, fue asesinado el máximo Líder de la guerrilla anticomunista más grande de Centroamérica: Enrique Bermúdez Varela, «Comandante 380».  Tenía 59 años de edad, y por el amor inmenso que sentía por su Patria, luchó con determinación para liberarla del Comunismo, penetrado en el Sandinismo que ha destruido toda nuestra Nación.

No debemos olvidar jamás la memoria de nuestros comandantes que selectivamente fueron asesinados.

Fuerzas Democráticas Nicaragüenses es la Resistencia Nicaragüense, es la Contra Armada de esa década sangrienta y dolorosa, que contó con miles de varones y mujeres que combatieron cuerpo a cuerpo, vida por vida, para darnos a todos un país libre.  Desafortunadamente, hoy nuestra amada Nicaragua sigue secuestrada, enfrentada entre hermanos y para nuestra máxima desgracia por los mismos tiranos.

La Resistencia Nicaragüense se fue organizando sin recursos económicos, luchando en las peores condiciones, impulsados por amor, la vida y la libertad.  Combatiendo con las fuerzas del alma, y contra todas las inclemencias del tiempo. Fue un sacrificio inmenso, que venció el terrible dolor de ver a los hermanos de lucha caídos ante la impotencia de no poder socorrerles o revivirlos por la dureza de los combates. Y en todo este recorrido ese gran líder, el  «Comandante 380», Enrique Bermúdez Varela, siempre estuvo presente. 

Hoy día, gracias a Dios, tenemos la doctrina de la lucha no violenta, tenemos que echar abajo esta dictadura con otros métodos:

1- Fortaleciendo a la población oprimida, infundiendo confianza en ellos y valor para resistir.

2- Fortalecimiento de los grupos sociales, e independientes del pueblo oprimido.

3- Creando una fuerza civil poderosa de resistencia interna. 

4- Desarrollar un plan estratégico global para la liberación. 

Los sobrevivientes de aquella gesta gloriosa, hoy ven con tristeza lo que estamos viviendo: héroes que no buscaron gloria, traicionados por los políticos que no supieron o quisieron vislumbrar las maquinaciones perversas de los socialistas en negociaciones turbias productoras de impunidad.  Los recuerdos de esos héroes quedaron grabados en nuestras mentes para siempre; muchos eran niños y adolescentes que renunciaron a todo por nosotros. 

En mi recuerdo de infancia, tengo grabado sus rostros sonrientes despidiéndose. Ellos formaron FDN y que dirigió un gran líder de inolvidable memoria, un verdadero líder azul y blanco, un militar intachable, de mirada fija y penetrante, con un corazón inmenso, temido y respetado por muchos, y estorbo para los enemigos de la nación y quienes cobardemente lo asesinaron.

Que cada 16 de febrero se honre la memoria de todos los varones y mujeres que ofrendaron su vida por ver una Nicaragua Libre, Justa y Democrática; el compromiso sigue vivo. 

A usted Comandante 380, que hoy desde el más allá nos acompaña firme y seguro con todos esos héroes, en esta Revolución Cívica, como usted dijo: «La Lucha es dura, pero la responsabilidad es de todos». 

¡Nicaragua será República!