Genocidio en marcha en Nicaragua

Pío Martínez
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No podemos permitirle a la dictadura esconder sus criminales intenciones y acciones detrás de una supuesta estrategia lógica cuando frente a nuestros ojos hemos visto pasar la realidad de su espantoso crimen, la burda realidad del genocidio en marcha.

Me pregunto por qué hay gente en Nicaragua que le sigue el juego a la dictadura y parece tomarle la palabra cuando ésta publica un ‘libro blanco” diciendo que frente a la amenaza del Coronavirus ha seguido «el modelo sueco». ¿Por qué caen en la trampa y entran a hacer comparaciones? ¿No se dan cuenta que al entrar a discutir sobre si la dictadura ha seguido o no el tal modelo aceptan ustedes que en el accionar de la dictadura ha habido una base lógica, razonable?

No caigamos en esa trampa, todos sabemos bien que esta es sólo una justificación a posteriori, es un invento de los Ortega para hacer creer hacia afuera de nuestro país que han seguido una estrategia que hace sentido, cuando nosotros sabemos que la «estrategia» que han seguido, si se le puede llamar así, es una de exterminio de la población. Lo único que corresponde hacer ahora es denunciarla a los cuatro vientos, no entrar a discutir con la dictadura una estrategia inexistente. Hay que denunciar los hechos como han ocurrido, sin hacer comparaciones, dejando que los hechos hablen por sí mismos. Hay que denunciar las maneras criminales en que promovieron la infección y dejaron correr el virus sobre enormes sectores de la población, obligándolos a congregarse sin ninguna protección y dirigiendo sus acciones a infectar sobre todo al grupo más vulnerable: las personas de edad avanzada.

Dejemos de poner las palabras Suecia y Nicaragua en la misma oración pues no tienen nada que hacer juntas. No hay ninguna forma de comparar el genocidio que se está produciendo en Nicaragua utilizando el virus como arma, con la manera en que Suecia enfrenta al virus pues el gobierno sueco, por más que ahora se le critique, ha seguido una estrategia basada en el conocimiento científico disponible (tocará evaluar sus resultados desde la ciencia, con criterios científicos, más adelante cuando esto haya pasado).

El régimen de Ortega, lo sabemos todos, basa sus actuaciones en los deseos de la pareja dictatorial de tener el mayor número de víctimas posibles por más insólito y disparatado que esto suene. La suya, si se parece a alguna estrategia, será a la seguida por el gobierno de la etnia Hutu enviando a exterminar a la población Tutsi en el genocidio de Ruanda en 1994. La diferencia aquí es el arma utilizada, en el caso de Ruanda al filo de machetes se aniquiló a entre medio millón y un millón de personas y la sangre tiñó el suelo del país entero. En el caso de Nicaragua se utiliza un arma mucho más barata y más discreta, el Coronavirus, que aún no sabemos a cuántos miles de personas llevará a la tumba y a cuantos miles más dejará en condiciones lamentables. 

No podemos permitirle a la dictadura esconder sus criminales intenciones y acciones detrás de una supuesta estrategia lógica cuando frente a nuestros ojos hemos visto pasar la realidad de su espantoso crimen, la burda realidad del genocidio en marcha. 

Hay que contarlo así como lo hemos visto y estamos viéndolo ocurrir y no permitirle que se salga con la suya frente a la comunidad internacional. Así como ha sido el accionar asesino del gobierno de Ortega y no de otra forma debe ser denunciado por todos quienes dicen ser oposición. Frente al silencio cómplice que guarda ahora la oposición funcional a la dictadura tenemos que alzar nuestras voces en todo foro posible y denunciar lo que ha ocurrido y continúa ocurriendo. No podemos quedarnos impasibles mientras nuestra gente es abatida. Hay que detener el genocidio viral.