La bestia y los buenos [¿quién será el próximo dictador de Nicaragua?]

Francisco Larios
+ posts

El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

Artículos de Francisco Larios

El próximo dictador oficial será probablemente uno de los buenos de hoy, aunque no es imposible que sea uno de los arrepentidos.

[Escenario: Un salón de conferencias de un hotel de lujo. En un descanso entre sesiones, se sirven comida bufé, discuten.]

–¿Quién será el próximo dictador oficial de Nicaragua? ¿Será Félix Maradiaga? ¿Arturo Cruz? ¿Será un Baltodano o Montealegre-Monterrey? ¿Será un Mario Arana? ¿Será Juan Sebastián Chamorro? ¿Será uno de los muchachos buenos que quedaron, como restos de marea, en la arena? ¿Será un Lesther, o un Medardo? ¿Será un Hallesleven, un Avilés? ¿Será, como parecen delirar algunos, algún prelado que cuelgue los hábitos y encabece un nuevo caudillaje?

–“¡Estás loco!, ¡Alucinás!”, “¡Decir eso ayuda al orteguismo!”, “¡Qué falta de respeto!”. 

–“No. El próximo dictador oficial de Nicaragua está en el vientre de la bestia, que es el sistema; el sistema: la estructura monstruosamente desigual de propiedad, dominada por una clase parasitaria de herederos postcoloniales, apenas diversificada a actividades de importación y comercio, que depende del Estado para protección económica y militar; el sistema es lubricado por la cultura que la vida social en opresión, aislamiento, e ignorancia secular, ha parido y nutrido: la mediocridad intelectual, la chapucería profesional, la mentira cotidiana, la viveza, el “Le cuesta la causa”, el “No hay que ser baboso”, el “No es tan malo como el otro”, el “Es un hijueputa pero ni modo”, el “Hay que pedirle ayuda a los gringos”, el “Todo es culpa de los gringos”, el “Quieren nuestros (grandes) recursos”, el “Dejémoslo todo en las manos de Dios”, y el “El que no brinque es contra”, o su versión siglo XXI (¡en algo tenía que lucir más ‘moderna’ la vieja cultura!), el “Divisionista”.

–“Aquí el único dictador es Ortega”, “Hay mucha gente buena en la oposición, es imposible que haya otra dictadura, vos estás loco”.

–“No. El próximo dictador oficial será probablemente uno de los buenos de hoy, aunque no es imposible que sea uno de los arrepentidos.  Ya se sabe que en Nicaragua los ríos dan marcha atrás. [Ríen los dos] También se ha visto a malvados salir del infierno con permiso; se les ve beatos, puros, apegados al dogma de la religión; reciben el ego te absolvo de sus pastores, comulgan y se casan como Dios manda, y luego ejercen el sacerdocio ellos mismos.”

–“Vos te creés sabio”, “No sabés lo que es dictadura”.

–“No. Invitarte a pensar, a conversar, a ver de cerca la llaga, no es creerse uno sabio [pronuncio sabio con el desprecio con que vos la pronunciás, con el desprecio que tiene nuestra cultura por el pensamiento, por el aprendizaje, por la independencia moral del pensante]. Y si me tomo el tiempo de decirte estas cosas es más bien porque creo que el buen camino no lo encuentra un solo guía, sino todos los guías que exploraron antes, y todos aquellos que acompañan la marcha. ¿Que no sé qué es dictadura? Por desgracia, si. La verdad, me parece que no cuestionarías tan ingenuamente mi entender si tuvieras mejores argumentos. En cualquier caso, ya sabrás que muchos de los que más sabían de dictadura terminaron siendo ellos mismos dictadores. De la misma manera que algunos de tus héroes carecieron de valentía moral, la más difícil. De la misma manera que muchos de tus libertadores te quitaron el grillete solo para marcarte la frente con un hierro.”

–“Y entonces, ¿qué proponés?”.

–“Para empezar, que pensés en mi pregunta: ¿quién será el próximo dictador oficial de Nicaragua?”

–“Y qué es eso de “oficial”?”

–“Bueno, por lo menos notaste el calificativo. Me alegra. Ya es avance. En realidad, yo debía haberte preguntado: “¿a quién aceptarán, como nuevo rostro del sistema, los poderes dominantes?” ¿Quién podrá, por ejemplo, captar– al menos en el momento de un nuevo parto de dictadura– la conformidad de los señores de la tierra, la tolerancia de los señores de la guerra, el beneplácito de los señores de afuera, y mejor todavía, la bendición de los señores de Dios? Porque si hay algún obispo o pastor en la ceremonia, mejor.  Acordate del “Dejémoslo todo en las manos de Dios”. Pero lo esencial es que estén los otros señores…Y fijate bien que digo señores; ¿vos me entendés, o no?”

–“¿Y quién dice que va a haber un nuevo “parto”?”, “¿Por qué tendría que haber uno?”

–“Pues, porque la bestia está con achaques, embarazada, y el rey se muere.  Y porque “a rey muerto rey puesto”.

[Se oyen voces. En un salón cercano prueban el sonido de unos amplificadores. Segundos después una voz estentórea anuncia: “Queremos informar al pueblo sobre el Plan de Nación que le hemos preparado.”]

FIN del ACTO I

Francisco Larios

El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org. Artículos de Francisco Larios