Que el rostro y el gesto de Monseñor Álvarez no los deje en paz

A todos los grupos opositores, a todos los nicaragüenses dentro y fuera del territorio:

aceptando que cada quién es cada quién, y cada uno tiene su manera de ver el mundo y sus propios intereses: ¿no estamos todos de acuerdo en repudiar la represión contra Monseñor Álvarez y los sacerdotes que se oponen a la dictadura ortegamurillista?

¿No es hora de unirnos en una campaña, de múltiples tácticas y métodos, para luchar YA por los derechos conculcados a Monseñor Álvarez, a sus sacerdotes y feligreses? 

Sea que lo apresen, sea que lo expulsen de su propio país (otro crimen de lesa humanidad), el rostro y el gesto de Monseñor Álvarez debe ser la sombra que los persiga por todo el territorio nacional.

¡Es hora de la unidad en la acción!

¡Es hora de coordinarnos alrededor de acciones!

Es hora, también, de seguir denunciando en el mundo, de seguir buscando el apoyo de los pueblos e instituciones, pero hay que pasar a más: hay que apoyar la lucha interna. Y hay que despertar a esta realidad: NADIE va a liberar nuestro país, más que nosotros; NADIE va a financiar a nuestros hermanos que intentan resistir DENTRO de nuestro país, más que nosotros; NADIE va a dar un centavo si nosotros no hacemos el sacrificio y damos lo que podemos de nuestro esfuerzo. NO SERÁN nuestros compatriotas más adinerados. Desafortunadamente es así. Unos, la cúpula de la riqueza, porque tienen mucho que perder con el régimen, y ––ellos creen–– sin el régimen. Otros, porque sencillamente no quieren arriesgarse, y creen que el menor riesgo es lavarse las manos y mirar hacia otro lado mientras el país se desploma. Es lamentable su error, porque puede ocurrirles como en el famoso sermón de Martin Niemöller, poetizado por su compatriota el célebre escritor Bertold Brecht:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas

guardé silencio

porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas

guardé silencio

porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas

no protesté

porque yo no era sindicalista. 

Cuando vinieron a llevarse a los judíos

no protesté

porque yo no era judío. 

Cuando vinieron a buscarme

no había nadie más que pudiera protestar.

Hay quienes incluso no corren riesgo, porque están en el extranjero, con cuentas bancarias en el extranjero, lejos del alcance, por la confidencialidad bancaria que existe fuera de Nicaragua, y aun así dan la excusa del miedo. O dicen, como para mi gran tristeza me dijo, recientemente, un amigo que tiene recursos para ayudar; algo que va más o menos así: “Nicaragua está en mi corazón, pero lo único que no voy a darle a Nicaragua es dinero.”

¿Qué amor es ese, que no puede tocarse la cartera, sin arriesgar un centavo, especialmente cuando, al hacerlo, no sufrirá uno empobrecimiento? 

Por eso, compatriotas, la cruz de la liberación nos toca cargarla a la inmensa mayoría de nicaragüenses que, con el sudor de nuestra frente, gran sacrificio, y hasta dura pobreza, persistimos en el amor verdadero a Nicaragua y a su libertad, a la libertad de los nuestros, a la esperanza de que haremos el mundo mejor haciendo de nuestro rincón querido del mundo una patria libre para vivir. 

Este llamado, que es personal, que viene del corazón angustiado de un nicaragüense que como ustedes padece la angustia de ver nuestra tierra ensangrentada, lo hago con un sentido de urgencia que es el que debe movernos. Podemos triunfar. No importa cuántas veces la dictadura golpee, no podrán con nosotros si actuamos con inteligencia, coraje y generosidad.

Por eso, yo lanzo dos retos a todos: 

(1) Que el rostro y el gesto de Monseñor Álvarez aparezca por todos los rincones de Nicaragua, y en todas las redes sociales y medios; que sea la sombra que persiga a la dictadura ortegamurillista hasta que caigan las murallas de El Carmen. 

(2) Que nuestros actos hablen por nosotros; si hay un desastre natural y la gente necesita ayuda no solo les enviamos corazón, les enviamos ayuda material. Pues estamos en eso, en un desastre humanitario, en un desastre más destructivo que mil deslaves, terremotos e incendios. Cada uno de nosotros puede ser parte de la lucha, parte de los recursos que nuestra gente necesita para acabar cuanto antes con el calvario de la dictadura ortegamurillista. En especial, los nicaragüenses que están en el exterior, que pueden donar sin temor alguno, sin riesgo alguno, para que sobrevivan y avancen iniciativas como la propaganda y educación política que se produce en el programa Libertad, el espacio de los Nicaragüenses Libres, que es un resultado visible, y otras iniciativas que no pueden describirse aquí, que ocurren y ocurrirán en el interior del país.  Es muy fácil: pueden ser parte de la lucha donando (no necesitan cuenta de PayPal) aquí:

https://www.paypal.com/paypalme/nicaraguenseslibres

cualquier cantidad mensual, sea un dólar, cinco, diez, veinte, lo que les sea posible, con tal de que sea constante, con tal de que todos lo hagamos. Y a quien quiera involucrarse con su esfuerzo personal, escriba a somosnicaraguenseslibres@protonmail.com.

Y, dentro de Nicaragua, a llenar los templos, a crear grupos de confianza y compartir la propaganda, a buscar la forma en que el rostro y el gesto de Monseñor Álvarez esté en todas partes, que sea la sombra que persiga a los genocidas

Que los acechen los rostros de todos nuestros muertos, desde Alvarito Conrado hasta Eddy Montes, y de nuestros hermanos y hermanas secuestradas, hermanos por ser compatriotas, por ser seres humanos cuyo “delito” es ejercer sus derechos humanos; son nuestros hermanos por ser compatriotas, independientemente de todo credo religioso o político, e incluso de cualquier actuación previa que pudiera ser condenable moral, políticamente, o desde cualquier perspectiva (la banda criminal ortegamurillista, usurpadora del Estado, no tiene autoridad para administrar justicia):

Osmán Aguilar Rodríguez, Lesther Alemán, Bryan Kessler Alemán, Félix Maradiaga, Donald Alvarenga Mendoza, Ana Margarita Vigil, Walter José Balmaceda, Jairo Alberto Obando, Marvin Vargas Herrera, Santos Bellorín Lira, Michael David Caballero, Denis Ramón Chavarría, Irving Larios, Juan Lorenzo Holmann, Karla Vanessa Escobar, Ezequiel González Alvarado, Moisés Alfredo Leiva, Miguel de los Ángeles Mora, María del Socorro Oviedo, Alexis Peralta Espinoza, Armando Robles Alaniz, Tamara Dávila, Juan Sebastián Chamorro, Jairo Alberto Obando Delgadillo, José Alcides Zeledón, Noel José Vidaurre, Carlos Alberto Vanegas Gómez, Álvaro Vargas, Luis Carlos Valle Tinoco, Yoel Sandino Ibarra, Ángel de Jesús Sequeira, Pablo Emilio Téllez, José Manuel Urbina Lara, Victor Hugo Tinoco, Kaled Toruño Maradiaga, José Adán Aguerri, Maycel Antonio Arce, Douglas Cerros Lanzas, Jerling Uriel Cruz, y tantos otros rostros y nombres que ellos quieren sepultar, y que nosotros vamos a rescatar, porque tenemos la obligación de rescatarlos, derribando a la dictadura ortegamurillista. 

¡Alto a la represión contra la Iglesia Católica!

¡Libertad Incondicional para todas las personas presas políticas!

¡Abajo la dictadura ortegamurillista!

Francisco Larios
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El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

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Francisco Larios

El autor es Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org. Artículos de Francisco Larios

Un comentario en «Que el rostro y el gesto de Monseñor Álvarez no los deje en paz»

  • el 10 de agosto de 2022 a las 8:21 pm
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    Gracias por esta llamada a tomar conciencia de nuestra participación a lograr la libertad de Nicaragua 🇳🇮 ❤

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