Una nueva disyuntiva

Felipe León
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Hay reacciones y movilizaciones en muchas partes del mundo. En Hong Kong por democracia y contra disposiciones gubernamentales que son percibidas como lesivas; en Cataluña donde bajo el independentismo subyacen inconformidades frente al centralismo; en Ecuador y Chile por causas económicas que dejan ver el iceberg de las calamidades que soportan las grandes masas populares; en Bolivia se puede ver el empecinamiento de un dictador que no quiere soltar el sartén como en Nicaragua; igual fenómeno sucede en Venezuela; en México una manifestación que se sale de control y flotan las más agresivas reacciones contra lo establecido y peor aún los sucesos de Sinaloa donde el narcotráfico organizado le muestra al gobierno el poder militar que posee y que son capaces de presionar a las fuerzas del orden para que liberen a Ovidio Guzmán López, hijo del capo Chapo Guzmán; también las recién pasadas movilizaciones en Honduras… 

Todas estas expresiones en las calles nos deben hacer pensar si estamos entrando a una fase internacional de luchas populares, y no podemos dejar de poner atención al movimiento mundial en defensa de la tierra y los resultados del avance de los partidos verdes en Europa y el resultado de las elecciones en Suiza donde escalaron a más escaños en el parlamento.

Estos pueden ser síntomas de una nueva oleada de cambios como los ocurridos a finales de los años 70’s cuando triunfaron en Irán, en Filipinas y Nicaragua.

En Nicaragua estamos de nuevo en la disyuntiva de los años 70’s, cuando se dividieron muchas organizaciones, inclusive el FSLN que se partió en tres tendencias: la GPP, los Terceristas y los Proletarios, que tenían enfoques diversos de cómo derrotar a la dictadura; lo mismo habían varias organizaciones y partidos. 

Estaban el Movimiento Pueblo Unido, la UDEL, etc. Había diversidad, inclusive militarmente, no sólo en el FSLN sino también en otras organizaciones, como las MILPAS y las escuadras del Partido Comunista. 

En fin, había como hoy diversidad de agrupamientos, inclusive el COSEP que se había separado del estatus quo y entramos todos con un solo objetivo: sacar a Somoza del poder, y todos desde nuestras formas de lucha contribuimos a generar las condiciones para lograr la salida del dictador. 

Se pudo entonces y se puede hoy, lo que tenemos que hacer es juntar todos los esfuerzos en una sola dirección: derrocar al régimen e instaurar un gobierno de transición y que deleguemos en él la tarea de recomponer Nicaragua.